El Ej¨¦rcito colombiano se rearma para hacer frente a las guerrillas
'Las FARC no han visto pelear a las tropas actuales', asegura el general Porras
Asistido por Estados Unidos, y un hist¨®rico 3,5% del PIB nacional, el Ej¨¦rcito de Colombia multiplic¨® su ¨¢nimo y capacidad ofensiva, y es menos vulnerable a las emboscadas de la guerrilla, destacan varios de sus jefes. 'Las FARC no han visto pelear al Ej¨¦rcito actual', desafi¨® el general Gustavo Porras. Las tropas podr¨¢n demostrar su nueva musculatura si fracasan las conversaciones de paz.
Poco antes de que los rebeldes aceptaran su reanudaci¨®n, el general Euclides S¨¢nchez se manifestaba guerrero: 'Les vamos a caer duro'. Durante casi 38 a?os, el Ej¨¦rcito cay¨® sobre la guerrilla tan duro como pudo sin lograr la derrota de unos insurrectos que eluden el combate frontal y prefieren el golpe de mano y las escaramuzas selv¨¢ticas. Por cada uniformado abatido, de reglamento o verde oliva, caen ocho civiles ajenos a un conflicto que pretenden pacificar los negociadores reunidos en la zona de distensi¨®n, en los 42.000 kil¨®metros cuadrados cedidos hace tres a?os a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El Gobierno deber¨¢ decidir, antes del lunes, si prorroga la vigencia de esa geograf¨ªa bajo control rebelde o la suspende. Su desalojo no significa una guerra abierta porque las modalidades de combate siempre han sido otras y porque las FARC anunciaron su repliegue hacia la jungla, a pocos kil¨®metros de los cinco centros urbanos que ahora ocupan, hacia los campamentos de siempre, anteriores a la cesi¨®n territorial de siete de noviembre del 98. Los analistas imaginan una intensificaci¨®n del terrorismo urbano, de los secuestros, de las extorsiones y de los ataques indiscriminados si la guerrilla m¨¢s poderosa de Am¨¦rica Latina siente en la nuca el soplo castrense.
El objetivo del generalato es precisamente ¨¦se: debilitar militarmente, y por ende pol¨ªticamente, a una fuerza irregular que cuenta con 17.000 miembros en las FARC, 7.000 en el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN), y un moderno arsenal, financiado por los impuestos revolucionarios, los secuestros, o el peaje al narcotr¨¢fico. El Instituto Internacional de Investigaciones de la Paz de Estocolmo (SIPRI) calcula que ese comercio aport¨® a las FARC, en los ¨²ltimos a?os, entre 400 y 600 millones de d¨®lares. El Ej¨¦rcito, por su parte, alista a cerca de 140.000 soldados, de los que 55.000 son profesionales, sustitutos de reclutas que ahora vigilan instalaciones estrat¨¦gicas, efect¨²an operaciones de refuerzo, y dejaron las trincheras m¨¢s calientes a los profesionales, y a los batallones de alta monta?a de reciente creaci¨®n.
'Estamos reestructurados, y mejor entrenados', subray¨® el general Porr¨¢s, unos de los jefes de los 13.000 hombres desplegados en los accesos a la zona de distensi¨®n. La coordinaci¨®n, la mayor movilidad a¨¦rea, y los nuevos radares y sat¨¦lites norteamericanos son consecuencia de gastos y una colaboraci¨®n sin precedentes, y de otras partidas a cuenta de los 1.300 millones de d¨®lares comprometidos por Estados Unidos en el Plan Colombia contra el narcotr¨¢fico, escorado ahora hacia la lucha contra la guerrilla. La aviaci¨®n dispone de 32 helic¨®pteros de combate, contra 18 en 1998, y pas¨® de 124 a 233 aviones de transporte de tropas y material b¨¦lico.
Tampoco las FARC son mancas. Existen sospechas de que disponen de misiles tierra-aire de fabricaci¨®n rusa Sam-16: 65.000 d¨®lares unidad. Ese arma es equiparable al norteamericano Stinger, decisivo en el derribo de cazas sovi¨¦ticos durante la ocupaci¨®n de Afganist¨¢n de los noventa.
'Estados Unidos posee datos incontrovertibles que confirman que las FARC tienen almacenados en la zona de despeje por lo menos cuatro misiles', public¨® la revista Cambio. Supuestamente fueron vendidos por el ex asesor presidencial peruano Vladimiro Montesinos.
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