Un triunfo visceral
El Athletic doblega a un Madrid inconstante, que se adelant¨® en el marcador, a base de ilusi¨®n y fe en sus posibilidades
Los experimentos contienen siempre un alto grado de peligrosidad. Por m¨¢s que se haya ensayado en el laboratorio, la puesta en escena atenta siempre contra el sistema nervioso. Si Heynckes no lo sab¨ªa -cosa improbable- lo descubri¨® ayer en tres minutos. Entregar la banda izquierda a Zidane y Roberto Carlos con la presunci¨®n de que la vigilancia personalizada de Orbaiz al franc¨¦s ser¨ªa suficiente fue de un atrevimiento insospechado. M¨¢s que una cuesti¨®n accidental, la decisi¨®n t¨¢ctica tuvo muchos efectos colaterales: desorden defensivo, descontrol en los marcajes, p¨¦rdidas de bal¨®n continuas. Es decir, todo lo que requer¨ªa el Madrid para llevar el partido a su terreno.
Un rival desquiciado es para el Madrid como un rat¨®n para un ¨¢guila: lo ve a la legua. Y en tres minutos desplum¨® el primer atisbo de magia en un San Mam¨¦s abarrotado, que sin tiempo de cerrar los ojos para so?ar se encontr¨® con la cruda realidad: un gol en contra a la primera oportunidad, por pura desatenci¨®n defensiva, m¨¢s a¨²n que por el error personal de Lacruz para interceptar el pase telegrafiado de Figo a Zidane. La magia esperaba al final, con el toque de trompeta que indica que ha llegado el momento del coraz¨®n m¨¢s que de la estrategia, de la ilusi¨®n que de la t¨¢ctica.
ATHLETIC 2| REAL MADRID 1
Athletic: Aranzubia; Lacruz (Murillo, m. 17), ?scar Vales, Larrainzar; Orbaiz (Carlos Garc¨ªa, m. 61), Alkiza, Javi Gonz¨¢lez; Etxeberria, Tiko, Yeste (Ezquerro, m. 75); y Urzaiz. Real Madrid: Casillas; Michel Salgado, Pav¨®n, Karanka, Roberto Carlos; Figo, Makelele, Helguera (Flavio, m. 72), Zidane Solari, m. 80); Ra¨²l y Morientes. Goles: 0-1. M. 3. Bal¨®n de Figo a Zidane que no consigue atajar Lacruz y el franc¨¦s bate a Aranzubia con un derechazo. 1-1. M. 62. Pase de Tiko a Etxeberria, que bate a Casillas de un tiro impresionante. 2-1. M. 83. Bal¨®n colgado al ¨¢rea que cabecea hacia atr¨¢s Ezquerro y Urzaiz aguanta la salida de Casillas para marcar por bajo. ?rbitro: Fern¨¢ndez Mar¨ªn. Amonest¨® a Michel Salgado, ?scar Vales, Orbaiz y Tiko. Partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey. Lleno, 40.000 espectadores, en el estadio San Mam¨¦s.
Un gol sin despeinarse es demasiada ventaja emocional en un un partido de estas caracter¨ªsticas. Porque el Madrid, por el efecto anestesiante del gol o por sus propias lagunas estructurales, no era el acorde¨®n esperado. Ni Makelele ni Helguera ten¨ªan la presencia debida en el partido, defendiendo muy atr¨¢s y sin capacidad de desdoble. La entrega de Heynckes, deliberada o no, de todo el carril izquierdo tuvo un efecto hipn¨®tico en el Madrid que ningune¨® demasiado tiempo a Figo, convirtiendo su f¨²tbol en algo previsible, aunque interesante.
Por eso creci¨® el Athletic por encima del mazazo recibido. Poco a poco fue haciendo memoria respecto a lo estudiado durante la semana y asom¨¢ndose a un equipo m¨¢s reconocible, m¨¢s preparado para aprovechar las lagunas del Madrid, propias de la soberbia en unas ocasiones, de su distanciamiento del partido en otras.
Y creci¨® Urzaiz en su lucha particular con los centrales del Madrid, y Tiko, buscando las zonas vac¨ªas de los medios centro. Y Etxeberria, buscando la combinaci¨®n m¨¢s que el desborde individual. En eso no entendi¨® el Madrid al Athletic. Un siglo de historia entre ambos no es equivalente a conocimiento exhaustivo del rival. El Madrid se dej¨® ir e inici¨® un partido distinto. Y si el Madrid se impone a menudo en el toqueteo del bal¨®n, siempre con sentido, el Athletic se impone cuando se dilucida una cuesti¨®n de fe. Y la hab¨ªa, porque el Athletic hab¨ªa superado las adversidades (errores defensivos, lesi¨®n de Lacruz, fallos en el remate) con una actitud encomiable, de tal forma que sus futbolistas atisbaron un grado de indolencia madridista y una posibilidad de victoria. Y la buscaron con la fuerza de Alkiza, la solvencia de Tiko y la rabia de Etxeberria como principales argumentos. Suficientes frente a un enemigo que hab¨ªa decidido, tras su acometida tras el descanso, gestionar el bot¨ªn y volverse a Madrid a culminar la faena.
Con la fe y el centro el campo a su favor, San Mam¨¦s ol¨ªa a gol. Las posibilidades del Madrid las hab¨ªa abortado Aranzub¨ªa; las del Athletic fueron enormes para Casillas. El golazo de Etxebrria no ten¨ªa respuesta alguna; el de Urzaiz, fue un ejercicio de tranquilidad para aguantar la salida del meta madridista.
Una vez m¨¢s se impon¨ªa el equipo a la individualidad. Da gusto ver jugar a algunos futbolistas del Madrid. No tanto al Madrid entero. Y en esas lagunas habituales hall¨® el Athletic la fortuna que buscaba para tener partido de vuelta en el Bernab¨¦u.
La suma de calidad individual en el Madrid es inconmesurable, pero su funcionamiento como equipo tiene mucho que mejorar.El partido se volvi¨® tan contradictorio como el Madrid, que arranc¨® la segunda mitad con los galones relucientes, con una mezcla de juego incisivo y de sal¨®n que tropez¨® con Aranzub¨ªa, inmenso en todas las facetas de su trabajo.
El gol lleg¨® por efecto de la heroica. Cuando el Athletic toc¨® a rebato, el Madrid se encogi¨®. Literalmente desapareci¨®, encajonado por un Athletic visceral que hall¨® la victoria en dos goles de bella factura, fruto de una fe inquebrantable y de la indolencia el Madrid.
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