Porto Alegre y sus propuestas
Como hace un a?o, el Foro Social Mundial tiene lugar al mismo tiempo que el Foro Econ¨®mico de Davos, que aglutina al poder financiero mundial y que este a?o, de forma altamente simb¨®lica, se re¨²ne en Nueva York. Es indudable que los poderes a los que les interesa desprestigiar cualquier cr¨ªtica al sistema apuntar¨¢n a identificar el Foro de Nueva York con la defensa de los valores que nos dan seguridad y progreso, y al Foro de Porto Alegre, con una amalgama difusa de lun¨¢ticos en el mejor de los casos y de peligrosos c¨®mplices ideol¨®gicos de los grupos violentos en el peor. Revertir esta tendencia a criminalizar cualquier cr¨ªtica, aunque ¨¦sta haga antes condena expresa de toda forma de violencia, es uno de los retos de este Foro.
Una caracter¨ªstica evidente del Foro Social es la diversidad. En Porto Alegre se puede decir que nos encontramos buena parte del llamado movimiento global por la justicia social, compuesto por organizaciones de varios tipos, desde movimientos emergentes radicales a confederaciones de sindicatos, ONG de diverso tama?o y alcance, organizaciones religiosas, de mujeres, de ind¨ªgenas, de consumidores, de productores y de peque?os empresarios. Tambi¨¦n hay diversidad en las posiciones, aunque a partir de la coincidencia en buena parte del an¨¢lisis -pobreza intolerable, desigualdad creciente, dictadura del mercado global regulado poco y en beneficio del poder...- y en la b¨²squeda de otra globalizaci¨®n basada en los derechos fundamentales de todo ser humano. Posiciones que van de la transformaci¨®n concreta de lo existente a la opci¨®n por un sistema diferente, de los que F. Houtard -uno de los pensadores m¨¢s significativos de este movimiento- califica de neokeynesianos a los poscapitalistas.
Y diversidad, por ¨²ltimo, de estrategias entre las organizaciones que optan por el activismo y la calle como camino central a aquellas que apuntan alternativas y propuestas fraguadas, entre las que se cierran a cualquier di¨¢logo con las instituciones multilaterales, los gobiernos poderosos y las grandes corporaciones y las que creen, creemos, que el di¨¢logo es importante y puede catalizar cambios si se est¨¢ dispuesto a mantener posiciones y a no cejar en la presi¨®n social. Diversidad, en resumen, que supone discusi¨®n y dificultad para armar propuestas asumidas por todos, pero que trae consigo una gran riqueza de puntos de vista v¨¢lidos, de culturas y experiencias vitales y organizativas que animan la reflexi¨®n.
Una primera falsedad a desmontar es que ¨¦ste es un movimiento de personas que habitan en los pa¨ªses ricos y que no recoge, por lo tanto, el sentir propio de las poblaciones que viven empobrecidas en ?frica, Asia o Am¨¦rica Latina. Si nos ce?imos a las ¨²ltimas manifestaciones ante reuniones internacionales, esta afirmaci¨®n puede acercarse a la realidad, debido en buena medida a que se celebran en ciudades de pa¨ªses desarrollados. Pero el movimiento por la justicia global es m¨¢s que esto y vincula en docenas de redes a miles de organizaciones regionales y locales de pa¨ªses empobrecidos, muchas de las cuales trabajan a pie de terreno, codo con codo con la poblaci¨®n excluida, en programas de desarrollo, de capacitaci¨®n o de movilizaci¨®n. Es precisamente esa cercan¨ªa con la pobreza y la injusticia uno de los principales motores del movimiento, la fuente de pasi¨®n, m¨¢s que la ideolog¨ªa de libro o el pensamiento abstracto.
La segunda falsedad es la acusaci¨®n que se le hace al movimiento de que su protesta no viene acompa?ada de una reflexi¨®n seria ni de alternativas. Es un hecho que en los ¨²ltimos a?os se ha desarrollado una capacidad notable de an¨¢lisis y de generar propuestas de cambio. No olvidemos que las movilizaciones m¨¢s visibles ante las reuniones del G-7 o de la OMC han ocurrido al tiempo de campa?as tem¨¢ticas como la de la deuda externa o la del acceso a medicamentos esenciales, en las que se?alar los cambios necesarios ha sido tan importante como presionar a los que no se quieren mover. De hecho, el prop¨®sito central de este segundo Foro Social Mundial es armar alternativas alrededor de cuatro ejes en los que se tratan varios temas. Se pretende poner sobre la mesa propuestas concretas sobre cuestiones como los cambios necesarios en el comercio internacional para hacerlo equitativo, la soberan¨ªa alimentaria como alternativa al hambre, los derechos laborales, el acceso al agua y a la tierra o la necesidad de ir m¨¢s all¨¢ en la cancelaci¨®n de la deuda externa, de forma que no exprima los escasos recursos que los pa¨ªses deben destinar a la lucha contra la pobreza.
Adem¨¢s de las propuestas, por encima de todo, este evento promueve esperanzas. No tanto, o no s¨®lo, el Foro de Porto Alegre en s¨ª como la constataci¨®n de que, a¨²n en estos momentos dif¨ªciles, hay miles de personas que conjugan el compromiso efectivo con la justicia con la dedicaci¨®n de sus mejores energ¨ªas a la b¨²squeda de alternativas y cambios, que lleven a un mundo en el que lo primero en globalizarse sean los derechos.
Jos¨¦ Mar¨ªa Vera es director del Departamento de Estudios de Interm¨®n Oxfam y miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.