La tormentosa relaci¨®n art¨ªstica de Van Gogh y Gauguin inunda Amsterdam
122 cuadros recrean en la capital holandesa la breve convivencia de ambos pintores en 1888
El pintor holand¨¦s Vincent van Gogh y el franc¨¦s Paul Gauguin mantuvieron a finales de 1888, en Arl¨¦s, sur de Francia, una de las relaciones m¨¢s atormentadas de la historia del arte. En s¨®lo nueve semanas intercambiaron lienzos e ideas, trabajaron sin descanso y chocaron de tal modo que Van Gogh, presintiendo la separaci¨®n, se cort¨® la oreja. En un intento de ilustrar con los lienzos ese frenes¨ª, se inaugura ma?ana en Amsterdam la muestra Van Gogh y Gauguin. El Estudio del Sur, con 122 obras. Reci¨¦n clausurada en el Art Institute de Chicago, atrajo all¨ª a 700.000 visitantes.
Bastaron dos meses de intensa y truncada convivencia para que los dos pintores dejaran una huella indeleble en la obra del otro. Todo empez¨® con los mejores presagios y un regalo mutuo: dos autorretratos donde ambos mostraban el papel que esperaban adoptar en la comunidad de regeneradores del arte moderno que formar¨ªan. Van Gogh aparece como si fuera un monje budista, listo para la entrega creadora en su para¨ªso particular arlesiano. El holand¨¦s hab¨ªa sido asistente de pastor metodista y abordaba el arte con el fervor propio de una religi¨®n. No se trataba de idealizar la realidad, sino de plasmarla con un realismo liberador. Su primera obra ambiciosa, Familia comiendo patatas, mezclaba ya en 1885 la realidad con un toque m¨ªstico.
Gauguin no era as¨ª. Estaba dispuesto a pasar una temporada en el sur de Francia con un colega que le admiraba, pero buscaba a¨²n su lugar en el sol. Arl¨¦s, una ciudad de provincias, era s¨®lo una escala en pos de los ¨²nicos para¨ªsos dignos de tal nombre que crey¨® hallar en lugares tan alejados como Tahit¨ª. En su autorretrato se presenta como Jean Valjean, el protagonista de la obra de Victor Hugo Los miserables. Van Gogh se llev¨® una desagradable sorpresa al ver a su ¨ªdolo transformado en una especie de salvaje inocente sin atisbo alguno de entrega a la causa, pero su ¨¢nimo no decay¨®.
Nada m¨¢s llegar a Arl¨¦s en febrero de 1888 empez¨® a cartearse con Gauguin. Buen escritor y muy dado a las relaciones epistolares, en especial con su hermano Theo, el pintor de Brabante le cont¨® que hab¨ªa encontrado el lugar desde donde superar¨ªan el impresionismo y el neoimpresionismo imperantes. Se trataba de La casa amarilla, apenas dos alcobas, un estudio y cocina alquilados en un edificio de la plaza Lamartine. En se?al de amistad y porque la espera le hab¨ªa dado nuevas fuerzas, Van Gogh pint¨® sin parar para decorar las paredes. No se sabe si Gauguin apreci¨® el esfuerzo por halagarle, pero las flores que alegraban los cuartos eran brillantes girasoles.
Versiones
La exposici¨®n de Amsterdam, y antes la de Chicago, incluyen por primera vez las tres versiones de estos bodegones florales. Uno de ellos es el adquirido en 1987 por 44,5 millones de euros por la aseguradora nipona Yasuda Fire and Marine Insurance Company.
Un paseo por la muestra de Amsterdam convence de inmediato de que el encuentro de los pintores s¨®lo pod¨ªa acabar en un duelo tit¨¢nico. Van Gogh pintaba del natural con una energ¨ªa que acababa por irritar a Gauguin, necesitado de tiempo para usar su fantas¨ªa sin necesidad de ahondar en la tragedia humana en cada pincelada. La reverencia que sent¨ªa por ¨¦l Van Gogh le llevaba a revisar a menudo su propia t¨¦cnica en busca de errores. Por no hablar del enfoque dado a los mismos temas. El caf¨¦ de noche, de Van Gogh, est¨¢ pintado de rojo fuerte con un suelo amarillento y aun as¨ª produce esa extra?a sensaci¨®n de vac¨ªo de los caf¨¦s de estaci¨®n. Gauguin tambi¨¦n lo pint¨® y su toque m¨¢s ligero convierte a las sombras dolientes que son los personajes al ¨®leo de su amigo en figuras mundanas.
A pesar de que trabajaron juntos y discutieron la utilidad del arte al calor de la absenta, las diferencias entre ambos acabaron por hacer insostenible la convivencia. Lo que hab¨ªa empezado como un idilio creador con las ansias de la espera y el regocijo productivo del encuentro, acab¨® teniendo tintes tr¨¢gicos, mutilaci¨®n incluida. La noche en que Van Gogh se cort¨® un pedazo de oreja estaba claro que Gauguin no aguantaba m¨¢s sus arrebatos de visionario. Quer¨ªa proseguir su viaje y el intenso compromiso art¨ªstico y moral del holand¨¦s supon¨ªa un pesado lastre.
Entradas con el d¨ªa y la hora
El Museo Van Gogh de Amsterdam ha organizado la muestra Van Gogh y Gauguin. El estudio del Sur siguiendo el modelo de la retrospectiva dedicada en marzo de 1990 al pintor holand¨¦s y que atrajo a 1.300.000 visitantes. Abierta desde ma?ana hasta el 2 de junio, las entradas pueden comprarse por adelantado y tienen fijados el d¨ªa y la hora. Una vez dentro, el viajero puede permanecer en el recinto hasta el cierre. El horario de apertura tambi¨¦n ha sido ampliado, de 9.00 a 21.00, para facilitar el flujo de personas. Los lunes y jueves se cierra a las 18.00. Unos pocos billetes ser¨¢n vendidos en la taquilla del museo, si bien se aconseja contar de antemano con ellos para evitar que los 13 euros estipulados para los adultos y los 8 euros para los visitantes de 13 a 17 a?os se pongan por las nubes en el mercadeo t¨ªpico de estos casos. La entrada da derecho a una gu¨ªa sonora grabada en siete idiomas.
Los dos puntos de venta habilitados en Espa?a se encuentran en Madrid: Ticket World, plaza de Espa?a, 18, Torre de Madrid, planta 13, oficina 16. 28008 Madrid. Tel¨¦fono: 91 542 85 98. Correo electr¨®nico: ticketworld@ticketworld.es; y en Barcelona, a trav¨¦s de Ticket World, Viajes Deluis, calle de la Diputaci¨®n, 300, 89009. Tel¨¦fono: 93 302 3212. Correo electr¨®nico: viajesdeluis@retemail.es.
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