Cartas at¨®micas
Nuevos documentos muestran el esfuerzo nuclear alem¨¢n en la II Guerra Mundial
El dan¨¦s Niels Bohr, padre de la f¨ªsica cu¨¢ntica, y el alem¨¢n Werner Heisenberg, autor del principio de incertidumbre, tuvieron en 1941 una reuni¨®n en Copenhague que ha hecho correr desde entonces r¨ªos de tinta. Ahora, documentos in¨¦ditos confirman que Heisenberg dio a entender, al menos, a Bohr que Alemania estaba intentando conseguir la bomba at¨®mica.
Dos genios que no se entienden. Dos amigos enfrentados por una guerra que les separar¨¢ ya para siempre. Y en medio, la bomba at¨®mica.
Los nazis no consiguieron el arma por falta de medios econ¨®micos
El dan¨¦s Niels Bohr, padre de la f¨ªsica cu¨¢ntica, y el alem¨¢n Werner Heisenberg, autor del principio de incertidumbre, tuvieron en 1941 una reuni¨®n en Copenhague que ha hecho correr desde entonces r¨ªos de tinta. Ahora, documentos in¨¦ditos hechos p¨²blicos por el Archivo Niels Bohr en Dinamarca (accesibles por Internet en www.nba.nbi.dk) aclaran lo que este gigante cient¨ªfico crey¨® comprender en aquella famosa reuni¨®n y confirman que Heisenberg dio a entender, al menos, a Bohr que Alemania estaba intentando conseguir la bomba at¨®mica.
?Por qu¨¦ lo hizo? Heisenberg, amigo de Bohr desde los a?os veinte, se hab¨ªa convertido en un cient¨ªfico mimado por la Alemania nazi y era un miembro importante del equipo que, bajo el mando de Albert Speer, intentaba conseguir la fisi¨®n nuclear. Bohr segu¨ªa trabajando en su instituto de investigaci¨®n en la Dinamarca ocupada por los nazis, no sab¨ªa nada del Proyecto Manhattan y no se uni¨® a los Aliados hasta que en 1943 huy¨® al saber que estaba a punto de ser detenido. Entonces resalt¨® la importancia de lo que le hab¨ªa contado Heisenberg.
Los documentos son en su mayor¨ªa cartas y borradores dirigidos a Heisenberg que Bohr nunca lleg¨® a mandar, posiblemente porque no le gustaban los enfrentamientos. El cient¨ªfico dan¨¦s siempre dispuso de amanuenses, era muy meticuloso y consciente de su lugar en la historia y correg¨ªa continuamente. En una carta de 1957 o 1958 escrita por su asistente, la m¨¢s dura, Bohr se asombra de la mala jugada que la memoria le ha hecho a Heisenberg al recordar lo ocurrido en 1941 en un libro. 'Personalmente, me acuerdo de cada palabra de nuestra conversaci¨®n, que tuvo lugar en un escenario de tristeza y tensi¨®n extremas para nosotros en Dinamarca', escribe, y recalca que todos en su instituto quedaron muy impresionados por la convicci¨®n expresada p¨²blicamente por Heisenberg de que Alemania iba a ganar la guerra y que lo mejor para ellos ser¨ªa cooperar. Respecto a su encuentro a solas, Bohr escribe: 'Recuerdo muy claramente tambi¨¦n nuestra conversaci¨®n en mi despacho en el instituto, durante la cual, en t¨¦rminos poco concretos, hablaste de una manera que no pod¨ªa m¨¢s que darme la firme impresi¨®n de que, bajo tu liderazgo, se estaba haciendo en Alemania todo lo posible para desarrollar armas at¨®micas (..), que mi silencio y seriedad pudieras tomarlos (....) por una expresi¨®n de asombro ante tus informes de que era posible hacer una bomba at¨®mica constituye un extra?o malentendido'. Afirma en la carta Bohr que ¨¦l ya sab¨ªa desde 1938 que se podr¨ªa obtener una bomba con los dos is¨®topos de uranio y que incluso en 1939, en una conferencia en Birmingham, lo hab¨ªa dicho.
Aparte, Bohr recalca en esta misma carta que siempre estuvo seguro de que Heisenberg quiso con su visita a Copenhague confirmar que ¨¦l no corr¨ªa peligro y ayudar a su instituto. En 1943, tras la huida de Bohr, Heisenberg volvi¨® a Copenhague debido a la confiscaci¨®n del centro y tuvo un papel importante en conseguir que fuera devuelto a la universidad. Y cuando los Aliados entraron en su despacho al rendirse Alemania, all¨ª estaba en sitio bien visible una foto de los dos amigos.
Tras la guerra, Heisenberg manifest¨® que su visita fue la de un alumno a su maestro para plantear el dilema moral de un cient¨ªfico ante la guerra y que subray¨® la dificultad t¨¦cnica de llegar a la bomba at¨®mica. Seg¨²n ¨¦l, Bohr se asust¨®, no le entendi¨® y estuvo muy fr¨ªo con ¨¦l. Seg¨²n Abraham Pais, bi¨®grafo de Bohr, ya fallecido, la reuni¨®n demuestra la insensibilidad de Heisenberg, que crey¨® que la guerra no hab¨ªa cambiado nada entre ¨¦l y Bohr, si bien reconoce que el cient¨ªfico dan¨¦s, aunque sumamente inteligente, estaba poco dotado para la comunicaci¨®n personal. Sin embargo, Hans Bethe, uno de los pocos sobrevivientes del Proyecto Manhattan, cree que los malentendidos se dieron en el terreno de la f¨ªsica.
El programa alem¨¢n de la bomba at¨®mica fue frenado en 1942, aunque se sigui¨® investigando la fisi¨®n nuclear a peque?a escala. La mayor¨ªa de los historiadores cree que Alemania no consigui¨® la bomba por falta de medios econ¨®micos, dado que estaba retrasada en el desarrollo t¨¦cnico, como hab¨ªa resaltado Heisenberg, que era un f¨ªsico te¨®rico.
Es muy poco probable que los nuevos documentos aclaren totalmente lo que pas¨® en la reuni¨®n, revivida en la premiada obra teatral Copehagen, del autor brit¨¢nico Michael Frayn -el pretexto para hacerlos p¨²blicos 10 a?os antes de lo previsto-. Bohr nunca dio una versi¨®n escrita de esa reuni¨®n que le obsesion¨® hasta su muerte en 1963 (la ¨²ltima carta data de 1962 y es extra?amente parecida a la primera), y las versiones de Heisenberg, fallecido en 1976, variaron a lo largo de los a?os.
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