Ceremonia de patriotismo
Bush protagoniza una apertura llena de referencias sentimentales al 11-S
La ceremonia de apertura de los Juegos pasar¨¢ a la historia ol¨ªmpica por la actuaci¨®n del presidente de los Estados Unidos, George W. Bush. Nunca el m¨¢ximo mandatario de un pa¨ªs hab¨ªa llegado al estadio por la misma pista que los participantes. Ni nunca hab¨ªa declarado abiertos los Juegos entre los atletas y en las gradas. Bush rompi¨® moldes con sus gestos ins¨®litos y campechanos, muy alejados de la ampulosidad ol¨ªmpica del pasado, y salv¨® una ceremonia demasiado larga y pesada en folclore.
El presidente lleg¨® por una de las esquinas del estadio para recibir la bandera encontrada en las ruinas de las Torres Gemelas, que entr¨® por otra. No onde¨®, porque est¨¢ rota. El primer momento patri¨®tico, con la interpretaci¨®n del himno nacional por el famoso Coro del Tabern¨¢culo Morm¨®n, fue un aperitivo diferente de una ceremonia repetida y copiada tantas veces desde la espl¨¦ndida de Barcelona 92.
Pero en un gran espect¨¢culo, como pedantemente lo calific¨® el propio presidente del comit¨¦ organizador, Mitt Romney , hubiera sobrado algo de patinaje, de baile y de cantantes, que llevaron la ceremonia hasta cerca de tres horas. Sin embargo, fue una noche de gestos en la que se quiso compensar el patriotismo con un toque internacional. La bandera ol¨ªmpica fue portada por personalidades y atletas de los cinco continentes: el astronauta John Glenn y Steven Spielberg (Am¨¦rica), Lech Walesa y Jean Michel Cousteau (Europa), Desmond Tutu (?frica), la atleta Cathy Freeman (Ocean¨ªa) y el saltador de trampol¨ªn japon¨¦s Kazuyoshi Funaki (Asia).
El final que se supon¨ªa se confirm¨®. Fue el ¨²ltimo gesto. La esquiadora Picabo Street y la estrella del hockey hielo femenino, Cammi Granato, subieron hasta el pebetero, donde esperaba Michael Eruzione, el capit¨¢n, y todo el legendario equipo de hockey que gan¨® la final de los Juegos de Lake Placid a la entonces imbatible URSS. Fue la traca final. Todas las manos se unieron para encender la llama ol¨ªmpica. Tampoco nunca antes un equipo hab¨ªa tenido ese honor.
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