La mayor¨ªa de los inmigrantes estudia en centros p¨²blicos

La edad obligatoria de escolarizaci¨®n en Espa?a va de los seis a los 16 a?os. La etapa de secundaria comprende la Educaci¨®n Secundaria Obligatoria (dos ciclos, cuatro a?os) y el bachillerato (dos cursos) o la FP de grado medio (dos ciclos). En total, de los 12 a los 18 a?os. ?sta es, principalmente, la franja que el Gobierno modificar¨¢ con la Ley de Calidad justificando su reforma en un dato: el 30% de fracaso escolar, es decir, los chicos que no superan con ¨¦xito el nivel obligatorio; y en una idea que da nombre a la ley: alcanzar altos niveles de calidad educativa.

El fracaso es un dato objetivo, el concepto de calidad, sin embargo, depende de los fines que se marque el sistema educativo. ?Formar una ¨¦lite con grandes conocimientos? ?Formar ciudadanos que salgan de las aulas con capacidad de supervivencia? ?Conseguir que los chicos permanezcan m¨¢s a?os estudiando? En funci¨®n de esas metas, los datos pueden ser buenos o malos. Por ejemplo: 'La distancia entre los alumnos que saben m¨¢s y los que saben menos es en Espa?a m¨¢s corta que en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) aunque en rendimiento acad¨¦mico nuestros alumnos est¨¢n en una discreta median¨ªa respecto a esos pa¨ªses', explica Francesc Pedr¨®, catedr¨¢tico del departamento de Ciencias Pol¨ªticas y Sociales la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

Coinciden expertos, sindicatos, padres y alumnos, en que calidad educativa no es, en cualquier caso, un examen, ni dos, sino muchos otros factores, los que tienen que ver con los alumnos, los profesores, los equipos directivos, las familias y la relaci¨®n entre todos ellos. Cabe a?adir dos m¨¢s: la autonom¨ªa de los centros escolares y los recursos humanos y ecom¨®micos.

-Alumnos. 'Es el elemento fundamental y la v¨ªctima del fracaso del sistema, siempre' afirma Jes¨²s Ram¨®n Copa, secretario general de Ense?anza en UGT. 'No es lo mismo atender a un alumnado homog¨¦neo , que a un alumnado dispar. Y en Espa?a esa disparidad est¨¢ mal repartida, recae sobre todo en los centros p¨²blicos, que es donde se concentra el grueso de los problemas', critica Copa. Un elemento important¨ªsimo es que la mayor¨ªa de los inmigrantes estudia en centros p¨²blicos, explican los expertos. De hecho, s¨®lo en Madrid, el 77% de los alumnos emigrantes est¨¢n en los centros p¨²blicos. Y otro tanto ocurre en Catalu?a. La separaci¨®n temprana en itinerarios escolares tambi¨¦n incide directamente sobre el alumnado. El Gobierno ha presentado una de sus soluciones: separar a los chicos a los 14 a?os en cuatro itinerarios en funci¨®n de sus rendimientos. 'Eso es un atentado contra la igualdad de oportunidades. Sancionan las diferencias y penalizan el origen de los muchachos. El d¨ªa que los emigrantes que hay en Alemania est¨¦n repartidos por todos los itinerarios que tienen, cambiar¨¦ de opini¨®n. Pero siempre acaban los mismos en los mismos itinerarios', lamenta Pedr¨®. El n¨²mero de horas que un alumno est¨¢ con el profesor tambi¨¦n es un indicador de calidad y Espa?a no est¨¢ precisamente a la cabeza en esa escala. 561 horas de contacto (50 minutos la hora) al a?o, frente a las 733 de Alemania, las 868 de Holanda o las 964 de EE UU.

-Profesores. Los docentes se enfrentan a unas necesidades educativas que nada tienen que ver con antiguas formas de ense?anza y se encuentran 'desamparados socialmente y con pocos apoyos por parte de la Administraci¨®n', dice Copa. Hay un primer problema: ?quieren los profesores realmente serlo? Sostienen los expertos que muchos se plantean la docencia cuando han agotado otras posibilidades. Para los profesores de secundaria, la escasa formaci¨®n pedag¨®gica, llega despu¨¦s de la acad¨¦mica. Y muchos cursos que les posibilitan su entrada a la docencia otorgan apenas un barniz pedag¨®gico.

Se barajan varias f¨®rmulas, algunas de ellas incorporan un sistema mixto, es decir, prepararse para ser profesores al mismo tiempo que estudian la carrera. 'Ser¨ªa bueno un modelo a la francesa, que incluyera una formaci¨®n espec¨ªfica para el que quiere ser profesor', propone el secretario general de Ense?anza de CC OO, Fernando Lezcano. Y es fundamental tambi¨¦n una formaci¨®n continua.

A los que est¨¢n ya impartiendo clases hay que ayudarles en su trabajo, incentivar su dedicaci¨®n, muy ingrata en algunos casos. 'Que vean recompensado su esfuerzo', dice Pedr¨®. Por ejemplo, con recursos humanos (orientadores pedag¨®gicos), con ascensos, con jubilaciones voluntarias a una determinada edad y con unas determinadas condiciones. 'O cambiando de trabajo en el mismo centro. Los profesores veteranos podr¨ªan asesorar a los que empiezan', propone Lezcano.

La secundaria no es igual para todos los docentes espa?oles. Seg¨²n los datos (ver gr¨¢ficos) est¨¢n mejor pagados que sus colegas de muchos pa¨ªses del entorno en relaci¨®n con las horas de trabajo. Pero a sueldos iguales, la profesi¨®n no es la misma para todos. 'Hay profesores que van con miedo a los centros y a estos habr¨ªa que incentivarlos', recuerda Pedr¨®.

-Familias. La participaci¨®n de las familias en el proceso educativo es clave. Desde dos puntos de vista. como elemento de eficacia: 'Las escuelas de calidad tienen un proyecto formativo compartido entre toda la comunidad educativa, son aquellas en las que se colabora en la gesti¨®n, en la evaluaci¨®n', explica Alejandro Mayordomo, catedr¨¢tico de Historia de la Educaci¨®n en la Universidad de Valencia. Y por otro lado 'que la familia intervenga no como cliente, sino como ciudadano', a?ade.

Espa?a es uno de los pa¨ªses en los que los padres tienen representaci¨®n en todos los niveles, en el centro escolar, a nivel local, provincial, nacional. Pero tienen mermadas las posibilidades reales de decisi¨®n porque est¨¢n en minor¨ªa respecto a los profesores. La presidenta de la Confederaci¨®n de Asociaciones de Padres (Ceapa), Eulalia Vaquero, reivindica una representaci¨®n paritaria. La participaci¨®n de los padres en las elecciones escolares ronda un escaso 17%.

-Direcci¨®n de centros. M¨¢s de la mitad de los directores de secundaria son designados por la Administraci¨®n. Los sindicatos y los padres prefieren elegir al director de forma democr¨¢tica, en el seno del centro. Pero tambi¨¦n reconocen que hay que contar con equipos preparados para gestionar, con experiencia docente y que conozcan bien el instituto. Fracesc Pedr¨® se inclina, sin embargo, por un modelo m¨¢s profesionalizado 'en el que la democracia no se confunda con la falta de autoridad'. 'A largo plazo habr¨ªa que pensar en profesionales de la direcci¨®n', defiende. Para Lezcano, el equipo directivo no puede venir impuesto desde fuera, sino que debe tratarse de un equipo cohesionado, con un proyecto avalado por todos.

-Autonom¨ªa de los centros. 'Hay que tender hacia una autonom¨ªa m¨¢s amplia', dice Pedr¨®. Donde se reconozca la capacidad del centro para autogestionarse. 'Para eso y para pedir m¨¢s recursos econ¨®micos deber¨ªan establecerse evaluaciones que garanticen la transparencia y que muestren a la sociedad unos resultados. 'Los buenos profesionales querr¨¢n m¨¢s autonom¨ªa y control', dice Pedr¨®. Y los sindicatos recuerdan que hay que evaluar a los docentes (e incentivarlos en consecuencia), pero tambi¨¦n a todo el sistema. Y no obsesionarse con las faltas de ortograf¨ªa. 'Tambi¨¦n las tiene alg¨²n ministro', recuerdan.Educaci¨®n