El Congreso de EE UU limita por ley las donaciones de las empresas a los partidos
Los dem¨®cratas capitalizan la reforma, que cont¨® con el apoyo de una minor¨ªa de republicanos
Fueron 16 horas de debate apasionado y argucias. A las 2.45 de la madrugada de ayer, una exhausta C¨¢mara de Representantes aprob¨® la ley de reforma de la financiaci¨®n pol¨ªtica pasando por encima de una feroz resistencia de los l¨ªderes republicanos y de una mal disimulada oposici¨®n de la Casa Blanca. Aunque el texto era patrocinado por representantes de ambos partidos, fueron los dem¨®cratas quienes capitalizaron el triunfo. El caso Enron, una de las firmas que regaban con millones el sistema, fue decisivo para convencer a los que dudaban en limitar las donaciones a los partidos.
Lo que hace la ley es prohibir el llamado dinero blando, las donaciones sin l¨ªmite de las grandes empresas, los sindicatos y los multimillonarios, que en las ¨²ltimas presidenciales ascendieron a 450 millones de d¨®lares. Se trata, en realidad, de una reprohibici¨®n. Tras el caso Watergate, en 1974, esos regalos corporativos ya fueron declarados ilegales. Pero aquella reforma fue paulatinamente burlada, por la v¨ªa de dirigir el dinero blando a los partidos, no a los candidatos, a quienes se refer¨ªa la ley.
El trasvase encubierto de fondos desde el partido a la campa?a del candidato no entra?aba grandes dificultades, y Bill Clinton demostr¨® ser un maestro en amasar fortunas blandas. En menos de una d¨¦cada, el dinero no regulado aument¨® de forma vertiginosa: en las presidenciales de 1992 sumaba un total de 86 millones de d¨®lares, el 16% de los presupuestos de campa?a; en 2000, con 450 millones, cubr¨ªa ya el 40% de los presupuestos.
A partir de las pr¨®ximas elecciones parlamentarias ya no habr¨¢ resquicios para el dinero blando no justificable dentro de los balances de campa?a. Aunque los mayores donantes individuales eran los sindicatos, que apoyan al Partido Dem¨®crata, quien m¨¢s se beneficiaba del sistema era el Partido Republicano, favorecido por la gran mayor¨ªa de las empresas. En las presidenciales, los republicanos recaudaron 242 millones blandos, frente a 206 para los dem¨®cratas. En adelante, todas las donaciones tendr¨¢n que ser dinero duro: con nombre del benefactor, y limitado a un m¨¢ximo de 2.000 d¨®lares.
'Somos como drogadictos; sabemos que nos hace falta romper el h¨¢bito, pero siempre lo dejamos para m¨¢s adelante', lleg¨® a reconocer un parlamentario republicano antes del debate. El tono de las intervenciones fue vibrante: 'La gente cree que el dinero mancha todas las decisiones del Congreso', afirm¨® Sherwood Boehlert, uno de los 39 republicanos que rompieron la disciplina de partido para votar a favor de la reforma. El l¨ªder republicano, Tom DeLay, centr¨® su oposici¨®n en la presunta inconstitucionalidad de la reforma porque, seg¨²n ¨¦l, cercenaba la libertad de expresi¨®n. Su argumento consist¨ªa finalmente en que cualquier persona o corporaci¨®n ten¨ªa derecho a hacer lo que quisiera con su dinero y a favorecer libremente a los representantes de sus ideas pol¨ªticas.
As¨ª se financiar¨¢n los pol¨ªticos
- Los partidos podr¨¢n recoger donaciones blandas (cantidades entregadas a los partidos para fines generales, que no se justifican en los gastos de campa?a) a nivel local y estatal, con un l¨ªmite de 10.000 d¨®lares por donante, pero no podr¨¢n dedicarlos a campa?as publicitarias en favor de un pol¨ªtico concreto. Se considera que los anuncios de partido contribuyen a aumentar la participaci¨®n electoral sin vulnerar las reglas del juego: en EE UU se vota a personas, no a siglas. -
- El l¨ªmite de las donaciones duras (las que se ofrecen para apoyar a candidatos concretos), las ¨²nicas legales, asciende de 1.000 a 2.000 d¨®lares. Estas donaciones deber¨¢n ser notificadas a las autoridades electorales.
- Se mantienen los actuales l¨ªmites de gasto en las primarias, establecidos por cada Estado, y la financiaci¨®n federal de las campa?as presidenciales. Esa aportaci¨®n de fondos p¨²blicos, calculada sobre distintos factores, ronda los 70 millones a cada candidato -
- La publicidad pol¨ªtica gen¨¦rica, que no apoya expl¨ªcitamente a un partido o candidato pero tiene gran relevancia en las campa?as electorales, deber¨¢ llevar claramente la firma del grupo o las personas que la financian.
- La ley entrar¨¢ en vigor el 6 de noviembre de este a?o, es decir, no afectar¨¢ a la campa?a de las elecciones parlamentarias que se celebrar¨¢n el d¨ªa antes.
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