El tap¨®n por excelencia
M¨¢s de 50 empresas compiten en el ¨¢rea del Rioja por abastecer de corchos en una regi¨®n sin alcornoques
El corcho es el ¨²nico material natural que tiene memoria el¨¢stica. Esta cualidad de la corteza del alcornoque ha sido reconocida desde hace milenios por los habitantes de los pa¨ªses mediterr¨¢neos. Los mismos que, muy cerca de estos ¨¢rboles, ten¨ªan plantaciones de vi?as con cuyo fruto se elaboraba la bebida de los dioses.
Este tap¨®n ¨²nico ha sufrido durante mucho tiempo la indiferencia que padecen los actores secundarios. Lo importante era siempre el contenido, el vino, y el continente pasaba a un segundo t¨¦rmino. Hace unos pocos decenios comenz¨® a reivindicarse la importancia de la madera que conformaba las barricas. Que si el roble americano, que si el franc¨¦s, que no han de tener m¨¢s de cinco a?os, etc.
Ahora le ha llegado el turno al corcho, al mismo tiempo que va imponi¨¦ndose el pl¨¢stico (las siliconas) en los nuevos pa¨ªses productores, los llamados 'del Nuevo Mundo': Australia, Sud¨¢frica, Chile o Argentina. La r¨¦plica de las f¨¢bricas que trabajan la corteza del alcornoque a¨²na artesan¨ªa con alta tecnolog¨ªa. Y la competencia es brutal. S¨®lo en la Rioja trabajan representantes de m¨¢s de 50 f¨¢bricas y por lo menos seis de ellas cuentan con plantas de finalizado y distribuci¨®n de sus productos.
Es el caso de Amorim, la principal productora mundial de corcho, una multinacional portuguesa que se implant¨® en Espa?a en 1986. Pero no ha sido hasta 1999 cuando se establecieron definitivamente en Navarrete (La Rioja), con una planta capaz de distribuir 60 millones de tapones al a?o.
Estos ¨¢rboles, que llevan sobre la tierra 600 millones de a?os, tardan dos centurias en convertirse en ¨²tiles para la fabricaci¨®n de corcho. La corteza se forma en nueve a?os como media. Entonces llega el momento de su extracci¨®n. Aqu¨ª, la labor de los operarios es vital: hay que tener en cuenta el movimiento de la savia, para que no inpregne el corcho; lo mismo que no se puede da?ar la casaca interna, lo que producir¨ªa heridas irreparables en la corteza siguiente. De ah¨ª que sea impresionante la precisi¨®n y la delicadeza que mantienen los corcheros con el hacha. Son tajos seguros que van desnudando el ¨¢rbol para obtener las planchas.
A partir de aqu¨ª comienza el proceso que lleva a la obtenci¨®n, de manera artesanal, de los mejores cilindros, los m¨¢s preciados por los bodegueros, que alcanzan hasta las 200 pesetas la pieza. Son la ¨¦lite de una inmensa variedad de productos (tantos como se quiera imaginar, porque es el cliente el que manda), que tienen su ¨²ltimo lugar en los tapones de aglomerado fabricados con las virutas del corcho y goma.
Luego llega el proceso final, Por ejemplo, en la planta de Amorim los corchos reciben la marca (de la Denominaci¨®n de Origen, de una bodega en concreto, o gen¨¦rica), a lo que sigue un proceso de desinfecci¨®n por inmersi¨®n en ozono y un tratamiento con parafina para que el encaje en el cuello de la botella sea el ideal.
Los controles de calidad son exhaustivos, como es de imaginar en la empresa l¨ªder en la producci¨®n de corcho, que abastece la quinta parte del mercado mundial. Entre sus clientes, se encuentra Muga, Rioja Alta, Coto, Rem¨ªrez de Ganuza, Bodegas y Bebidas, Contino... Toda una selecci¨®n de las mejores bodegas del ¨¢rea del Rioja.
La raz¨®n del ¨¦xito del corcho ante la aparici¨®n de nuevos materiales estriba, en palabras de Ignacio Garc¨ªa Roza, responsable de Amorim en Espa?a, 'en la capacidad de recuperaci¨®n de la corteza de alcornoque, que es del 99% a las 24 horas de embotellar el vino'. Y no hay problemas de escasez. 'En Catalu?a, se explota un m¨ªnimo porcentaje de los alcornocales. Amorim ha apostado por trabajar con ese corcho, abandonado por las propias productoras catalanas', concluye.
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