Ante la Corte
Ante la Corte Penal Internacional cabr¨ªa decir, parafraseando a Kafka, 'hay un guardi¨¢n'. 'A ese guardi¨¢n' llega una Europa 'que pide ser admitida. El guardi¨¢n le responde que ese d¨ªa no puede permitirle la entrada. Como la puerta sigue abierta y el guardi¨¢n est¨¢ a un lado, Europa se agacha para espiar. El guardi¨¢n se r¨ªe, y le dice: F¨ªjate bien: soy muy fuerte'.
Milosevic ha comparecido ante el Tribunal Penal Internacional (TPI) para la Antigua Yugoslavia, que ¨¦l mismo reconoci¨® en los acuerdos de Dayton, sin duda no creyendo que acabar¨ªa ante esos jueces. Pero este tipo de tribunales ad hoc tiene sus limitaciones. Por eso es tan importante poner en pie la Corte Penal Internacional (CPI, en denominaci¨®n ya aceptada por la Academia de la Lengua). Est¨¢ a la vuelta de la esquina, pues su Estatuto ha sido ratificado ya por 52 Estados, con lo que s¨®lo quedan ocho para que entre en vigor, previsiblemente entre marzo y junio. As¨ª la CPI podr¨ªa echar a andar en febrero pr¨®ximo, despu¨¦s de que reunidas las 60 ratificaciones la Asamblea de Estados parte elabore un presupuesto y apruebe las normas de elecci¨®n de magistrados y fiscales. La cuesti¨®n, que queda de momento en el aire, es si los Estados parte, adem¨¢s de elaborar leyes de cooperaci¨®n con la Corte, habr¨¢n de cambiar sus c¨®digos penales y otras normas para contemplar todos los supuestos del Estatuto de la CPI. Por ejemplo, el espa?ol no recoge el de lesa humanidad como tal.
El gran interrogante es c¨®mo reaccionar¨¢ el guardi¨¢n global, EE UU, uno de los siete pa¨ªses (en compa?¨ªa de China, Irak, Israel, Libia, Qatar y Yemen) que el 17 de julio de 1998 se opuso formalmente en Roma a este Tratado, aunque Clinton acabara firm¨¢ndolo en su salida de la Casa Blanca. ?Ha cambiado algo tras el 11-S? El embajador de Bush para Asuntos de Cr¨ªmenes de Guerra, Pierre Richard Prosper, ha aclarado que la 'preocupaci¨®n' de EE UU con esta Corte 'no ha variado como resultado del 11 de septiembre: (...) EE UU tiene un papel ¨²nico en el mundo en defensa de la libertad y fomento de la causa de la humanidad. Seguiremos afrontando nuestra responsabilidad pero no a costa de nuestra seguridad nacional'. Tiempos preocupantes en que dominan las consideraciones de seguridad y estabilidad sobre las de democracia y derechos humanos. La cuesti¨®n de los prisioneros en Guant¨¢namo y la pol¨¦mica que se est¨¢ formando sobre las v¨ªctimas civiles en la guerra de Afganist¨¢n calientan a¨²n m¨¢s la oposici¨®n de EE UU a la CPI.
Aunque quiz¨¢s para no enajenar a¨²n m¨¢s a los europeos, el Congreso dej¨® caer el proyecto de ASPA (Ley de Protecci¨®n de los Soldados Americanos) que hubiera autorizado al Ejecutivo a invadir La Haya para liberar a uno de los suyos o de sus aliados si se encontrara ante esta Corte. En lo que corresponde a la ¨²ltima ley de acompa?amiento presupuestario, el Congreso se limit¨® a prohibir sufragar de modo alguno, incluido a trav¨¦s de la ONU, cualquier actividad ligada a esta Corte. Pero la ASPA no est¨¢ enterrada, aunque EE UU puede esperar a despu¨¦s del verano para retomarla, para no alienar la coalici¨®n internacional que est¨¢ intentando forjar contra Irak. En ¨¦sta y otras materias -como ahora en un nuevo protocolo que se est¨¢ negociando en Ginebra al Convenio contra la Tortura- la hiperpotencia que ya no esconde sus veleidades imperiales, de unilateralismo global, o de multilateralismo a la carta, se est¨¢ quedando al margen del nuevo sistema jur¨ªdico internacional.
India, que no pertenece al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, tampoco acepta la CPI, con lo que las grandes potencias del siglo XXI -salvo las europeas, si lo son- no ser¨¢n parte de esta nueva norma, aunque sus nacionales podr¨ªan verse sometidos a ella por cr¨ªmenes de lesa humanidad, genocidio, de guerra o de agresi¨®n. A pesar de todo, lo que era una idea se va a convertir pronto en una realidad, aunque el guardi¨¢n crea que sin ¨¦l no funcionar¨¢.
aortega@elpais.es
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