San Lorenzo, dividido por un pa?uelo

El caso de F¨¢tima Elidrisi, de 13 a?os, ha sacado a la luz el problema de la integraci¨®n de los inmigrantes en Espa?a. Pero en el pueblo madrile?o de San Lorenzo de El Escorial (12.500 habitantes) -un municipio de clase media y donde los extranjeros no son muy numerosos-, el caso es frecuente motivo de conversaci¨®n entre los vecinos. Esta ma?ana est¨¢ previsto que F¨¢tima ingrese, con pa?uelo, en el instituto p¨²blico Juan de Herrera, de San Lorenzo, despu¨¦s de que la Comunidad de Madrid aceptase escolarizarla 'sin condiciones'. El colegio privado concertado al que fue enviada al principio rechaz¨® aceptarla con pa?uelo.

Mar¨ªa, vecina de San Lorenzo, cree culpable al padre de lo sucedido, al no estar dispuesto a renunciar a que su hija lleve pa?uelo. 'Las normas son para todos y hay que respetarlas, independientemente del pa¨ªs del que se proceda', comenta.

Los ni?os de la comunidad musulmana, que juegan en la calle sin problemas con otros compa?eros espa?oles, no han o¨ªdo hablar de F¨¢tima ni de sus problemas. Omar, de 11 a?os, para su partido de f¨²tbol y comenta que desconoce el caso. Lo mismo ocurre con tres obreros marroqu¨ªes, que trabajaban en el parque de Terreros, en el casco urbano del municipio.

F¨¢tima y su familia ocupan una buhardilla de una humilde casa de dos plantas situada en el popular barrio de las Casillas, muy pr¨®ximo al centro del pueblo. Es una zona donde resulta habitual encontrar mujeres con vestidos largos y tocadas con el tradicional pa?uelo musulm¨¢n.

La familia Elidrisi era, hasta la semana pasada, una gran desconocida para el vecindario. De todas formas, algunos vecinos se muestran muy reacios a la llegada de extranjeros. Pero hay otra parte, como el due?o de una tienda de reparaci¨®n de electrodom¨¦sticos, situada enfrente de la casa de F¨¢tima, que no duda en defender a sus vecinos marroqu¨ªes. Su propietario tampoco conoce a la familia Elisidri, pero asegura: 'En el barrio todos nos llevamos bien, porque los marroqu¨ªes no son gente problem¨¢tica'. En cuanto a la forma de vestir de la comunidad musulmana, se?ala que ¨²nicamente llevan pa?uelo las se?oras de edad m¨¢s avanzada, 'y no todas'.

Pero las opiniones var¨ªan, y un trabajador de la gasolinera del pueblo no puede evitar torcer el gesto cuando se le pregunta por los marroqu¨ªes: 'Los escurialenses estamos indignados, porque no puede ser que nos quieran imponer sus costumbres'. La se?ora a la que est¨¢ llenando el coche no puede evitar sonre¨ªr. 'No es para tanto'.

Mientras tanto, un grupo de ni?as del instituto Juan de Herrera prepara la llegada de F¨¢tima. Preguntaron el viernes a la directora del centro cu¨¢ndo llegar¨ªa la ni?a, porque est¨¢n dispuestas a 'ser sus amigas'.