Las acusaciones de corrupci¨®n minan la confianza de los brit¨¢nicos en Blair
Tony Blair recuerda cada vez m¨¢s a Felipe Gonz¨¢lez: cuanto m¨¢s triunfa fuera, peor le va en su pa¨ªs. Mientras se va construyendo una imagen de estadista mundial, los problemas internos acosan cada vez m¨¢s al primer ministro brit¨¢nico y a su partido. Su reacci¨®n de fastidioso desd¨¦n frente a las denuncias de corrupci¨®n del Nuevo Laborismo recuerdan mucho a la altaner¨ªa del PSOE del cambio. El todav¨ªa suave pero creciente aroma a podrido que destilan al un¨ªsono el Gobierno y el partido de Blair est¨¢ empezando a afectarles en las encuestas.
El 60% de los brit¨¢nicos ya no se f¨ªa mucho de los laboristas, frente a un 41% que recela de los conservadores, seg¨²n una encuesta de The Sunday Times. Cuando llegaron al poder, en 1997, s¨®lo el 19% dudaba del Nuevo Laborismo. Tampoco el carisma de Blair sale bien parado: el 79% cree que ayuda a quienes financian al partido.
Las acusaciones de corrupci¨®n toman cuerpo. Hace unos d¨ªas fue el caso Enron y sus presiones para modificar la normativa energ¨¦tica. La cantidad de dinero era muy modesta (36.000 libras, algo menos de 59.000 euros), y las explicaciones del Gobierno, bastante convincentes. Pero el caso sirvi¨® para constatar las ganas de sangre de la oposici¨®n y los medios y para airear las estupendas relaciones de los laboristas con Arthur Andersen, la desacreditada auditora.
Nuevas acusaciones
Desde hace d¨ªas, el debate pol¨ªtico se centra en Lakshimi Mittal, un empresario indio que vive en Londres, aunque sus negocios no tienen fronteras y paga sus impuestos en un para¨ªso fiscal. Mittal don¨® 125.000 libras a los laboristas, un acto perfectamente legal. El problema es que, poco despu¨¦s, Blair firm¨® una carta dirigida a su colega rumano para defender la candidatura de Mittal en la privatizaci¨®n de una industria acerera rumana por 300 millones de libras (casi 500 millones de euros).
El Gobierno asegura que no hay relaci¨®n entre la donaci¨®n de Mittal y la carta de Blair y pone como testigo al embajador brit¨¢nico en Bucarest, que recomend¨® al indio por representar a una empresa brit¨¢nica. Y se?ala la importancia de ayudar a Rumania en su tr¨¢nsito al libre mercado.
Tampoco es ilegal, e incluso parece muy normal, que Mittal haya recibido un pr¨¦stamo del Banco Europeo para la Reconstrucci¨®n y el Desarrollo (BERD), una entidad p¨²blica creada hace 10 a?os a iniciativa de Europa con la participaci¨®n tambi¨¦n de EE UU y Jap¨®n, para financiar su inversi¨®n en Rumania, un pa¨ªs en el que la banca privada no suele arriesgar su dinero.
Pero todas estas legalidades sumadas suponen un problema pol¨ªtico que se ha complicado a¨²n m¨¢s al trascender que Lakshmi Mittal don¨® 420.000 libras (690.000 euros) al lobby que presiona al Gobierno de EE UU para que restrinja la importaci¨®n de acero europeo. Un golpe bajo para Blair, que apenas puede ya impedir que crezca la imagen de que al escribir aquella carta estaba cumpliendo con su parte de un trato.
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