Una tentaci¨®n viva

Excelente guionista de la ¨¦poca dorada de Hollywood, autor de libretos de tanta enjundia como Desayuno en Tiffany's o Encuentro en Par¨ªs, George Axelrod era tambi¨¦n novelista y notable autor teatral, como lo demuestra esta La tentaci¨®n vive arriba que nada menos que Billy Wilder adapt¨® para el cine en su primer trabajo con Marilyn Monroe. Precisamente en la obra de Axelrod destaca su voluntad de estilo, el glamour de alta comedia que imprime a unos di¨¢logos muy elaborados, y la intenci¨®n de ser, con Truman Capote, el autor m¨¢s sofisticado de la Costa Este. Todo esto es dif¨ªcil de adaptar a la concepci¨®n madrile?a de la comedia, y a¨²n el mismo Wilder tuvo que introducir cambios notables para convertir en pel¨ªcula algo que era pura brillantez de di¨¢logo en la composici¨®n de situaciones y de deseos calurosos.

La adaptaci¨®n de Pablo Motos se centra m¨¢s en el texto de Axelrod que en la recreaci¨®n, m¨¢s virulenta, de Wilder, como es natural, y quiere sobre todo provocar la risa mediante giros actuales, aunque cabe dudar que esta obra, que ahora se repone, se hubiera montado de no ser por su precedente cinematogr¨¢fico. Ver¨®nica Forqu¨¦ dirige limit¨¢ndose a no estorbar los hilos que van de la ilusi¨®n al desenga?o, en un tema tan cl¨¢sico como el del solitario de verano que podr¨ªa ligar con la vecina si quisiera -papel que desempe?a bien aqu¨ª otra Marilyn, de apellido Torres-, o eso cree Sherman, un Antonio Molero al que sus trabajos televisivos no han maleado todav¨ªa lo bastante como para componer con acierto un personaje complicado. Como estamos en el teatro, la famosa escena de las faldas al aire ante el respiradero del metro se sustituye aqu¨ª por una parecida, de interior, a cuenta del aire acondicionado.