Hurac¨¢n Muehlegg
El espa?ol gana su tercera medalla de oro en los 50 kil¨®metros tras una ¨¦pica remontada
Ej¨¦rcito Muehlegg. Johann Muehlegg fue en la pista de Soldier Hollow mucho m¨¢s que un soldado. Fue un ej¨¦rcito entero. Volvi¨® a llenar el valle con su calidad y, en la que era su ¨²ltima oportunidad, con su ¨¦pica. Porque su tercera medalla de oro en los 50 kil¨®metros, la que coloca su haza?a a niveles inimaginables, fue peleada hasta el final con la bravura y la fuerza de un campe¨®n. Al rev¨¦s que en sus dos t¨ªtulos anteriores, donde pareci¨® pasearse con su enorme superioridad, ayer tuvo que remontar con su asombrosa fuerza y resistencia. El ruso Ivanov, un gran especialista del estilo cl¨¢sico (con los esqu¨ªes en paralelo), que no le va tan bien a Muehlegg, estuvo en cabeza hasta pasados los 40 kil¨®metros. Pero el espa?ol le super¨® al final. Fue el ¨²nico que se le resisti¨® tras ir dejando tirados a los noruegos y al estonio Veerpalu, que tambi¨¦n mejor¨® al final hasta ser bronce.
Muehlegg sali¨® el antepen¨²ltimo de los 16 esquiadores del grupo rojo, es decir, los de ¨¦lite. Con el n¨²mero 37, porque los 23 primeros fueron los de segundo nivel, encabezados por el c¨¢ntabro Juan Jes¨²s Guti¨¦rrez (acab¨® 21?, a 9m8,5s; el otro espa?ol, Haritz Zunzunegui, se retir¨® a mitad de carrera). Ni el italiano Maj (dorsal 38) ni el sueco Frederiksson (39) le vieron ya hasta la meta. ?l fue quien empez¨® a recortar tiempos a los supuestos rivales que le precedieron en intervalos de medio minuto. Juanito reconoce que no es un sprinter, que su motor es turbodiesel. Pero moderno y de gran potencia. Ya s¨®lo verle su fuerza en la salida, impresion¨®. La diferencia de ataque con los bastones y la frecuencia de zancada marc¨® ya distancias entre sus rivales. Sali¨® con gafas, pero se las quit¨® antes de los 10 kil¨®metros. No le hac¨ªan falta al no nevar y porque tampoco iba a tener demasiados problemas de fr¨ªo, a s¨®lo cero grados. En Lahti, el a?o pasado, a 16 bajo cero, s¨ª tuvo uno serio con la congelaci¨®n de un ojo.
Juanito no es r¨¢pido en circuitos f¨¢ciles, pero en el dur¨ªsimo de Soldier Hollow, a m¨¢s de 1.700 metros y con cuestas dur¨ªsimas, su turbodiesel va perfecto. Por eso a los 2 kil¨®metros ya iba segundo, a 1,1s del mejor noruego, Erling Jevne, que hab¨ªa salido justamente antes que ¨¦l. Y al paso de los 7,1 segu¨ªa segundo, pero ahora a 5,4s de Ivanov, la relativa sorpresa, que hab¨ªa salido 10 puestos (cinco minutos) antes, tambi¨¦n en el grupo de ¨¦lite. Jevne ced¨ªa entonces 14 segundos a Muehlegg, que le caz¨® antes de los 13,1 kil¨®metros y le super¨®. A ¨¦l y realmente a todos los noruegos, desperdigados.
S¨®lo surg¨ªa como peligro cierto el ruso de turno que ten¨ªa su d¨ªa de gracia. En Lahti fue Sergei Krianin, que acab¨® llev¨¢ndose un sorprendente bronce, su mejor resultado de siempre. Ayer, Ivanov, que no era un desconocido, pues precisamente el a?o pasado en Lahti fue bronce en los 30 kil¨®metros, 20 menos que ayer. En esa diferencia de distancia estaba precisamente la esperanza de que el espa?ol, un maratoniano nato, a¨²n pudiera remontar.
Pero acostumbrados al dominio de Juanito los dos primeros d¨ªas, se vio que el tercer oro peligraba. Ivanov, tras sacar un margen de 14,6 segundos al espa?ol a los 13,1 kil¨®metros, aument¨® la ventaja a 21s en los 18,7. Por detr¨¢s, s¨ª se confirmaba el temor de Muehlegg con el austriaco Mijail Botvinov, al que s¨®lo sacaba tres segundos. El podio, s¨®lo con un tercio de carrera, parec¨ªa decidido, porque los tres llevaban casi un minuto al resto. Un espa?ol de origen alem¨¢n, entre dos rusos, porque Botvinov tambi¨¦n cambi¨® de nacionalidad. Pero a¨²n quedaba tela por cortar.
A mitad de carrera, kil¨®metro 25,4, la diferencia de Ivanov sigui¨® subiendo a 31,3s. El ruso, menos corpulento que Muehlegg, 1,82 metros y 70 kilos, frente a los 1,85 y 80 del espa?ol, sac¨® a relucir su dedicaci¨®n casi exclusiva al estilo cl¨¢sico, y con una t¨¦cnica m¨¢s depurada compens¨® la potencia del espa?ol. Al segundo paso por meta, a los 33,4 kil¨®metros, Ivanov encaraba la ¨²ltima vuelta al circuito con 38,7s. A¨²n quedaba la esperanza, porque Muehlegg hab¨ªa perdido menos segundos que en la referencia anterior. Su t¨¢ctica de seguir al mismo ritmo deb¨ªa cambiar para el sprint final. Y as¨ª fue.
A los 40,5 el recorte fue espectacular. Ivanov s¨®lo ten¨ªa 16,4s de ventaja. La m¨¢quina Juanito arroll¨® cada vez m¨¢s y a los 46,5 pas¨® por primera vez ya con 3,3s de ventaja. Quedaba la ¨²ltima parte e Ivanov estaba fundido. Efectivamente, la distancia le pasaba factura. Muehlegg ven¨ªa como un ob¨²s desde atr¨¢s y pronto se vio que el oro era suyo cuando Veerpalu (dorsal 30), que sali¨® tres puestos por detr¨¢s de Ivanov, termin¨® a s¨®lo 23,7s. S¨®lo un desfallecimiento del espa?ol, que sacaba m¨¢s de un minuto al estonio, le pod¨ªa quitar el triunfo. Pero Muehlegg no ha desfallecido nunca con la gasolina ol¨ªmpica. Incluso aument¨® a 14,9s su margen para la triple gloria.
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