De Filadelfia-1787 a Bruselas-2002
El arranque en Bruselas de la Convenci¨®n sobre el futuro de Europa es uno de los pasos potencialmente m¨¢s importantes dados en la construcci¨®n europea. Pero no es Filadelfia-1787, aunque llegue a un Tratado Constitucional para la UE. Ser¨¢ una propuesta a los Gobiernos y ¨¦stos tendr¨¢n que tomar la decisi¨®n, y ratificarla sus parlamentos, y sus electorados en caso de refer¨¦ndums. No hay demos europeo, sino demoi, pueblos, y quiz¨¢s la idea del presidente de la Convenci¨®n, Giscard d'Estaing, de someter el resultado a un refer¨¦ndum paneuropeo sirva para interesar m¨¢s a la ciudadan¨ªa en la pol¨ªtica de Europa, e ir sentado las bases para lo que un d¨ªa puede ser una aut¨¦ntica Constituci¨®n.
Filadelfia-1787 y Bruselas-2002 responden a mundos diferentes. Pero los 55 delegados, de 42 a?os de edad media (parecida a la de los europeos), fueron convocados a aqu¨¦lla para reformar los Art¨ªculos de la Confederaci¨®n de los 13 Estados, aunque pronto se percataron de que esa tarea era insuficiente y hab¨ªa que ir a una Constituci¨®n plena para una federaci¨®n, los Estados Unidos de Am¨¦rica, que reforzara el poder central y la elecci¨®n de los cargos directamente por los ciudadanos y no por los Estados federados. La UE es algo diferente, una formaci¨®n pol¨ªtica sui generis, que no responde a los criterios pol¨ªticos habituales, ni a la divisi¨®n de poderes tradicional (en la que, como sol¨ªa decir Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, Montesquieu se hab¨ªa olvidado del Banco Central, ahora europeo). Pero, como en 1787, nada impedir¨¢ que esta Convenci¨®n entre en todo y sobrepase su mandato, ya de por s¨ª amplio. Tiene un a?o largo para lograrlo (y los Gobiernos, despu¨¦s, 12 meses m¨¢s). La propuesta de revisar los Art¨ªculos de la Federaci¨®n americana se adopt¨® en mayo de 1786. El acuerdo final sobre la Constituci¨®n, elaborada en su mayor parte en secreto, se alcanz¨® el 17 de septiembre de 1787, y el texto entr¨® en vigor en julio de ese a?o cuando New Hampshire se convirti¨® en el 9? Estado en ratificarlo, con lo que entr¨® en vigor sin necesidad de esperar a que los 13 hubieran culminado este proceso. La Europa de las reformas por unanimidad es diferente, y a¨²n tiene pendiente resolver el rechazo irland¨¦s por refer¨¦ndum al Tratado de Niza.
Madison advirti¨® que el '¨¦xito o fracaso' de la Constituci¨®n americana 'decidir¨¢ para siempre el sino del gobierno republicano'. Y Giscard, que 'si fracasamos contribuiremos a la confusi¨®n del proyecto europeo, que sabemos ya que no estar¨¢ en condiciones de aportar, tras la ampliaci¨®n en curso, un sistema de gesti¨®n de nuestro continente eficaz y accesible a la opini¨®n p¨²blica. Lo que se ha venido construyendo desde hace cincuenta a?os dar¨ªa as¨ª con su l¨ªmite y se ver¨ªa ante la amenaza de su desmembramiento'.
El reto es de gran envergadura. Abarca al continente, sin que, sin embargo, la UE se haya planteado seriamente qu¨¦ quiere ser al doblar el n¨²mero de miembros. El momento es malo. Por detr¨¢s hay una lucha de poder de los grandes que quieren un directorio de facto -especialmente a trav¨¦s del eje Londres-Berl¨ªn, que se est¨¢ dise?ando cuidadosamente, aprovechando el vac¨ªo y la confusi¨®n francesa-; la reducci¨®n de poder de la Comisi¨®n Europea en beneficio del Consejo, de los Estados colectivamente, y una Europa m¨¢s barata para los ricos. Pol¨ªticamente, no es momento de gran fervor europe¨ªsta, sino que empiezan a destacar y ganar elecciones los que se proponen jibarizar la Uni¨®n Europea.
Filadelfia supo combinar pragmatismo e idealismo, y construir un modelo federal flexible y pensando en la expansi¨®n que llev¨® a EE UU de los 13 Estados iniciales a los 50 actuales, pues el federalismo es siempre din¨¢mico, como lo tiene que ser el sistema comunitario europeo. La Convenci¨®n de la UE, con 105 participantes, puede llegar a un resultado importante, pero no va a ser la culminaci¨®n del proyecto europeo, necesariamente abierto, tanto en t¨¦rminos funcionales como geogr¨¢ficos. aortega@elpais.es
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