Entre la gresca y la fiesta
El gran ambiente de la final se vio te?ido de incidentes en los aleda?os del Bernab¨¦u durante los proleg¨®menos
Unas bufandas, las que conmemoraron el choque, que se convirtieron en el producto estrella de los vendedores: 'Es hist¨®rica y s¨®lo vale 15 euros', voceaba tras su puesto un comerciante. Un aficionado gallego de edad rehusaba la compra y ense?aba con orgullo la suya, una bufanda 'casera, tejida en casa'. Este seguidor hab¨ªa llegado desde la estaci¨®n de Atocha en una de las 84.000 plazas con las que Renfe reforz¨® el servicio de cercan¨ªas. Dos mujeres del Madrid, venidas de Santander, tambi¨¦n se hab¨ªan acercado al Bernab¨¦u con el mismo sistema. La Cibeles, mientras tanto, aguardaba protegida por una enorme tarima que oblig¨® a cerrar dos carriles de la Castellana. La diosa ajena a las molestias que esto causaba a los conductores, permanec¨ªa rodeada de vallas y de un 'escenario' alejado de la fuente para evitar su invasi¨®n. La tarde cay¨® y los bares cercanos al estadio pon¨ªan a prueba su capacidad. Entonces fue cuando empezaron las detenciones, las carreras, los porrazos y los petardos. Dentro del estadio, antes de que el partido de f¨²tbol lo presidiera todo, los chicos de Operaci¨®n Triunfo trataron sin ¨¦xito de captar la atenci¨®n y amenizar la espera. Por una vez, la m¨²sica del Bernab¨¦u no fue su voz.
Quedaban dos horas para el comienzo del partido. Un motorista bajaba desde el Bernab¨¦u esquivando a la gente que ya se agolpaba junto al estadio. De repente, hizo un quiebro, sac¨® un spray corrosivo y lo lanz¨® contra los ojos de un seguidor del Real Madrid, al tiempo que gritaba: 'Paletos de mierda'. Se equivoc¨®. Cre¨ªa que era un hincha del Deportivo. Histeria, carreras, dos detenidos por la polic¨ªa y una ambulancia del Samur. El motorista escap¨® mientras insultaba a la polic¨ªa. Al seguidor no le pas¨® nada, pero no fue el ¨²nico incidente que se produjo ayer en Chamart¨ªn. La polic¨ªa antidisturbios tuvo que cortar las calles anexas al estadio donde se ubican la mayor¨ªa de los bares. Botes de humo, pelotas, cargas policiales, un autob¨²s de seguidores del Deportivo apedreado, siete heridos. Las calles quedaron selladas, pero los seguidores m¨¢s radicales del Madrid se juntaron frente a los agentes y con una enorme bandera preconstitucional como parapeto coreaban 'que viva Espa?a'.
M¨¢s de tres horas antes, los 165 autobuses de seguidores del Deportivo -incluidos los 23 de los fan¨¢ticos Riazor Blues y los 9 vuelos ch¨¢rter, sumados a un mont¨®n de veh¨ªculos particulares- ya estaban en la capital. Mezclados con los aficionados blancos de fuera de Madrid, que tambi¨¦n deambulaban en grupos por la Castellana. Para controlar la seguridad la delegaci¨®n del Gobierno despleg¨® a 700 polic¨ªas nacionales, 200 municipales, 200 guardias civiles y otros 200 guardas jurados particulares del club. La polic¨ªa cort¨® el tr¨¢fico a las dos de la tarde y revis¨®, con la ayuda de perros pastor cada hueco del estadio. Incluidas las alcantarillas y los conductos subterr¨¢neos en busca de explosivos.
Lo que no pudieron evitar fue la actividad de la reventa. Un hombre de unos 50 a?os, disfrazado de seguidor madridista -con bufanda y gorrito incluidos- aguardaba acodado en una valla junto a un chaval joven. 'Venga, que ya est¨¢, son 400 euros', le dijo, cuando un tercer personaje apareci¨® de la nada con la deseada entrada que el muchacho esperaba. M¨¢s original a¨²n fue el sistema de otro reventa, que empapel¨® las marquesinas de autobuses con un cartel hecho con ordenador en el que ofrec¨ªa entradas y dejaba un n¨²mero de tel¨¦fono m¨®vil. No fue la ¨²nica actividad ilegal. Un grupo de trileros montaba y desmontaba el tenderete cada vez que la polic¨ªa se aproximaba y un hombre ofrec¨ªa una c¨¢mara robada 'muy econ¨®mica' a un grupo de aficionados japoneses desplazados desde Vigo. Junto a ellos, dos franceses admiradores de Zidane se hac¨ªan fotos con una bufanda del Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.