El l¨ªder xen¨®fobo Fortuyn logra un gran avance en las elecciones locales holandesas
Retroceso general del centro-izquierda a dos meses de los comicios generales en Holanda
Asediado por las c¨¢maras como si se tratara de un candidato presidencial, Pim Fortuyn, el nuevo l¨ªder xen¨®fobo holand¨¦s, ha reconocido que su ¨¦xito en las elecciones municipales del mi¨¦rcoles supone una 'enorme responsabilidad, algo dif¨ªcil de sobrellevar'. El pol¨ªtico m¨¢s fotografiado del pa¨ªs arras¨® en el Ayuntamiento de Rotterdam, la ciudad en que reside. Consigui¨® 17 de los 45 representantes.
A pesar de haber sido expulsado, por radical, de Leefbaar Nederland (Holanda habitable), Fortuyn se present¨® bajo el paraguas de este partido, que en total ha obtenido un 6% de los votos emitidos por los holandeses en estos comicios. Fortuyn, l¨ªder del Leefbaar Rotterdam, se ha comprometido ahora a crear su propio partido. En Rotterdam ha desbancado por primera vez desde la II Guerra Mundial al partido socialista, PvdA. Junto con las agrupaciones de partidos locales, que sumaron un 20,3% de los votos y la Democracia Cristiana, CDA, con un 20,5%, Fortuyn se convirti¨® en el vencedor de una jornada que ha forzado a los dem¨¢s partidos a revisar sus programas sobre la inmigraci¨®n.
Un 57,7% de los holandeses acudi¨® a las urnas para escoger a 9.000 candidatos en 458 ayuntamientos. De no haber existido el 'efecto Fortuyn', a nadie se le habr¨ªa ocurrido comparar con tanto ah¨ªnco estos comicios con las elecciones generales del pr¨®ximo 15 de mayo. A la vista de las ganancias del populismo de derecha y de la merma de votos de la coalici¨®n gubernamental, formada por el PvdA (16,7%) que se qued¨® con 231 representantes menos que en las municipales de 1998; el liberal VVD (16%), que rest¨® 156 esca?os, y el de centro izquierda D66 (4,3%), que perdi¨® 54 ediles, las discusiones se han centrado en la posibilidad de que la integraci¨®n de los extranjeros en Holanda haya fallado hasta hacerle sitio a fuerzas radicales.
Puertas cerradas
'Ya era hora de que alguien dijera bien alto que no cabe nadie m¨¢s en este pa¨ªs', comentaba el cliente de una fruter¨ªa en el mercado al aire libre de Rotterdam. 'Fortuyn no propone echar a todos los inmigrantes. S¨®lo le cierra la puerta a los que pretendan llegar a partir de ahora', se?alaba otra compradora. Ambos eran holandeses blancos.
Dividida a grandes rasgos entre partidarios de su candidato favorito y ciudadanos procedentes de minor¨ªas ¨¦tnicas temerosos de convertirse en v¨ªctimas de las iras de los violentos, Rotterdam es una muestra de lo que podr¨ªa ocurrir en caso de repetirse el ¨¦xito de Fortuyn en las legislativas.
Las grandes ciudades como Amsterdam, La Haya, Utrecht y la propia Rotterdam suelen dar el pulso nacional antes de las elecciones y ning¨²n pol¨ªtico con esca?o parlamentario quer¨ªa hacer ayer predicciones sobre los resultados que se esperan para el 15 de mayo.
Fortuyn ten¨ªa anoche un problema con sus listas. Varios de los candidatos electos son peque?os empresarios que no pensaban salir elegidos y no todos quieren sentarse en el Ayuntamiento y desatender sus negocios. Los nuevos ediles que s¨ª aceptar¨¢n el cargo tienen entre 30 y 50 a?os y son maestros, arquitectos, abogados y enfermeros.
Sonriente y en pleno triunfo, su jefe no tuvo reparos en mostrarse arrogante la noche del mi¨¦rcoles durante el debate televisivo que comparti¨® con sus rivales del resto de partidos mayoritarios. 'Me critican porque dicen que no tengo a¨²n programa electoral, pero voy a publicar un libro donde dejar¨¦ bien claro mi ideario', manifest¨® Fortuyn en un encuentro en el que todos parec¨ªan sorprendidos por distintos motivos. El l¨ªder xen¨®fobo, porque no cre¨ªa tener ya tantos seguidores y pareci¨® m¨¢s interesado en la pr¨®xima pelea por el Parlamento que en la vida municipal. Sus interlocutores, porque no pudieron ocultar a base de miradas ir¨®nicas y respuestas cortantes que su presencia ha puesto en entredicho d¨¦cadas de pr¨¦dicas sobre la tolerancia y la estabilidad social en Holanda.
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