?Qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde en la crisis argentina?
El autor hace un repaso general sobre los efectos de la crisis y la devaluaci¨®n argentina en las familias y en las empresas del pa¨ªs suramericano.
Las familias que m¨¢s pierden son las que estaban empleadas en el sector privado
La gran mayor¨ªa va a salir perdiendo, al menos a corto plazo, pero unos m¨¢s que otros
Lo primero que conviene adelantar es que con una devaluaci¨®n del peso, que ya es superior al 50% y que ser¨¢ probablemente mayor cuando la flotaci¨®n sea, finalmente, libre, es decir, sin control de cambios y sin corralito, todos los argentinos van a salir perdiendo, ya que su poder adquisitivo ser¨¢ menor con el mismo salario o renta en pesos. Todos ser¨¢n m¨¢s pobres. Adem¨¢s, al ser una econom¨ªa que ten¨ªa dos monedas de curso legal, el peso y el d¨®lar, la devaluaci¨®n tiene un efecto redistributivo de la renta entre los argentinos, ya que aqu¨¦llos que ahorraron en d¨®lares son ahora m¨¢s ricos que los que ahorraron en pesos, y los que se endeudaron en d¨®lares son m¨¢s pobres que los que lo hicieron en pesos.
Sin embargo, para tener una visi¨®n m¨¢s completa hay que tener en cuenta el efecto conjunto de la devaluaci¨®n, de la recesi¨®n, de la pesificaci¨®n, de la suspensi¨®n de pagos, de la previa inversi¨®n forzada de los recursos de los fondos de pensiones en deuda p¨²blica y, posteriormente, de su canje 'forzado' y del corralito.
Las que han salido relativamente m¨¢s beneficiadas han sido las familias que ahorraron en d¨®lares y los invirtieron fuera del pa¨ªs o incluso las que los metieron en un calcet¨ªn en sus casas y los mantienen en efectivo, dispuestos a llev¨¢rselos o a cambiarlos por pesos cuando la devaluaci¨®n llegue a un mayor nivel. Asimismo, aqu¨¦llas que tomaron pr¨¦stamos en pesos dentro del pa¨ªs o, m¨¢s todav¨ªa, las que tomaron pr¨¦stamos en d¨®lares, ya que pagaron tipos de inter¨¦s m¨¢s bajos, puesto que, finalmente, siguen debiendo lo mismo en un caso y otro, ya que estos ¨²ltimos se han pesificado a un tipo de cambio muy favorable de un d¨®lar un peso. Estas familias son, en su gran mayor¨ªa, de renta alta o medio alta.
Las que han salido perjudicadas han sido las que ten¨ªan sus ahorros invertidos en fondos de pensiones y, adem¨¢s, recib¨ªan sus salarios a trav¨¦s de una cuenta bancaria y, temporalmente, las que manten¨ªan sus ahorros en dep¨®sitos en d¨®lares o en pesos en un banco nacional. En el primer caso, se ven afectados por la suspensi¨®n de pagos y por su correspondiente quita, que es muy probable que supere el 50% y, en ambos casos, por el corralito, que impide utilizar sus ahorros y que no saben con seguridad cu¨¢ndo ni c¨®mo se los van a devolver. A ¨¦stos se les ha intentado compensar con una pesificaci¨®n m¨¢s favorable, ya que se les ha aplicado un tipo de cambio de un d¨®lar-1,4 pesos, aun as¨ª, no tan favorable como el tipo de cambio del mercado libre, que supera los dos pesos. Estas familias son, en su gran mayor¨ªa, de renta media o media baja.
Sin embargo, las familias que han salido perdiendo m¨¢s son las que estaban empleadas en el sector privado y que, con la recesi¨®n, han visto sus salarios caer en t¨¦rminos absolutos o han perdido su empleo y se encuentran sin ning¨²n tipo de subsidio de desempleo o renta m¨ªnima compensatoria, convirti¨¦ndose en familias depauperadas forzadas a vivir de la limosna o de alg¨²n trabajo informal y precario muy mal pagado. Estas familias van a pasarlo todav¨ªa peor este a?o, ya que el crecimiento econ¨®mico va a ser mucho m¨¢s negativo, y la inflaci¨®n, m¨¢s elevada. Por tanto, va a haber m¨¢s despidos en empresas que van a quebrar o que van a reducir sus costes para hacer frente a sus deudas en d¨®lares.
Mientras tanto, las familias que ten¨ªan alguno de sus miembros empleados en el sector p¨²blico han podido mantener su empleo, aunque con un salario absoluto m¨¢s bajo que hace un a?o. ?sta es una de las paradojas de la crisis argentina, en la que, mientras el sector privado ha tenido que ajustarse a la convertibilidad reduciendo costes a trav¨¦s de pagar menores salarios o, sobre todo, despidiendo a sus trabajadores para poder seguir compitiendo y sobrevivir al cors¨¦ que impon¨ªa la convertibilidad de un peso-un d¨®lar, el sector p¨²blico, especialmente el provincial, ha seguido aumentando su gasto no primario (por el aumento de la carga de intereses), su empleo (en parte para compensar la ca¨ªda del privado) y su endeudamiento a costa de los contribuyentes, que son los que tienen que hacer, finalmente, frente al pago de dicha deuda.
Las empresas que salen perdiendo m¨¢s son los bancos, que, si no fuese por que se introdujo y se mantiene el corralito, podr¨ªan estar todos quebrados, ya que, l¨®gicamente, no todos ten¨ªan los d¨®lares, ni ahora los pesos, para hacer frente a las retiradas de dep¨®sitos. Adem¨¢s, la devaluaci¨®n y la consiguiente pesificaci¨®n de activos y pasivos a distinto tipo de cambio les ha introducido un descuadre en su balance, que tiene que ser compensado de alguna manera que a¨²n no est¨¢ todav¨ªa del todo clara. Lo l¨®gico es que reciban un bono del Estado argentino, garantizado en d¨®lares, para compensarles de los cuatro pesos que pierden por cada d¨®lar por dicho descuadre. Sin embargo, la pesificaci¨®n de sus activos en d¨®lares al tipo uno a uno va a reducir su tasa de morosidad y de falencia interna, y algo les puede compensar. En todo caso, la quiebra de empresas va a ser muy elevada y los bancos tendr¨¢n que hacer frente a las correspondientes provisiones, ya que la deuda privada exterior es de 50.000 millones de d¨®lares, que ahora, como m¨ªnimo, se les duplica en pesos y, que, a menos que tengan d¨®lares en el exterior, dif¨ªcilmente podr¨¢n pagarla.
Por otro lado, el banco central se ha quedado con sus reservas en d¨®lares al tipo de cambio oficial pero ficticio de uno a 1,4, cuando el tipo de cambio libre est¨¢ a m¨¢s de dos. Finalmente, para limitar la reacci¨®n social por el mantenimiento del corralito, el Gobierno ha introducido la indexaci¨®n de los dep¨®sitos con la inflaci¨®n, para que no sufran p¨¦rdida de poder adquisitivo; pero se ha hecho sim¨¦trica para evitar un mayor descuadre, es decir, se han indexado tambi¨¦n los pr¨¦stamos y, adem¨¢s, ¨¦sta se ha circunscrito s¨®lo para el stock de ambos y no a los nuevos que se contraten a partir de ahora, con lo que su impacto ir¨¢ desapareciendo con el tiempo. El mayor problema de la indexaci¨®n es que va a dificultar la futura pol¨ªtica monetaria del banco central, que tiene, necesariamente, que guiarse por un objetivo directo de inflaci¨®n. Sin embargo, mientras el corralito siga vigente, la inflaci¨®n no va a ser elevada ni la devaluaci¨®n muy profunda. El problema se plantear¨¢ m¨¢s adelante, tanto para la pol¨ªtica monetaria como, sobre todo, para los mismos bancos, que estar¨¢n un periodo muy largo sin poder captar dep¨®sitos por el temor de los ahorradores a que vuelvan a imponerles, en un futuro, otro corralito u otro tipo de limitaci¨®n a la disponibilidad de los mismos. La ¨²nica soluci¨®n para evitarlo es, l¨®gicamente, obligar a la domiciliaci¨®n de los recibos y de las n¨®minas; de no ser as¨ª, no habr¨¢ dep¨®sitos y, por tanto, cr¨¦ditos durante mucho tiempo.
Las empresas sufrir¨¢n la fuerte recesi¨®n interior, que va a acrecentarse este a?o, con lo que sus ventas van a caer todav¨ªa m¨¢s, especialmente las que venden bienes de consumo a personas que ven limitadas sus compras por el corralito y por el menor consumo derivado de la recesi¨®n y de la fuerte contracci¨®n del presupuesto p¨²blico. Las empresas que tienen sus costes de producci¨®n mayoritariamente en pesos y son exportadoras, como ocurre con las que explotan recursos naturales, salen, en principio, favorecidas. Tal es el caso de las exportadoras de productos agr¨ªcolas y ganaderos, de minerales y de petr¨®leo y sus derivados. Sin embargo, por un lado, la mayor¨ªa de estas empresas exportadoras tienen la mayor parte de sus costes interiores en d¨®lares y no en pesos, ya que dependen de insumos importados y, por otro, el Gobierno ha introducido un impuesto del 10% a todas las exportaciones y del 20% a las de crudo. Su impacto negativo en las exportaciones de petr¨®leo va a ser muy superior al 20%, ya que, al tener la mayor parte de la producci¨®n de crudo argentino una calidad inferior a la media del mercado y un acusado descuento sobre el precio de referencia internacional (WTI) y, adem¨¢s, ser sus costes de producci¨®n m¨¢s elevados por la antig¨¹edad de sus cuencas, especialmente las del Sur, una imposici¨®n de tal tama?o va a reducir, m¨¢s que proporcionalmente, sus exportaciones, con lo que salen perdiendo tanto el Gobierno, que recaudar¨¢ menos de lo previsto, como las petroleras, que tendr¨¢n menores ingresos y reducir¨¢n su producci¨®n y su empleo, especialmente las que exploten los crudos m¨¢s marginales en t¨¦rminos de calidad.
Las empresas suministradoras de servicios p¨²blicos, electricidad, tel¨¦fono, agua, gas, etc., han salido ganando hasta ahora, ya que ten¨ªan sus contratos de suministro indexados a la inflaci¨®n del d¨®lar, que ha sido, consistentemente, superior a la del peso. Sin embargo, ahora ven congeladas sus tarifas en pesos, sin que exista, de momento, ninguna cl¨¢usula de indexaci¨®n con sus costes, que necesariamente van a ser crecientes por el porcentaje de insumos importados en d¨®lares, tanto de bienes de equipo como de combustibles, y, adem¨¢s, por el aumento de sus costes de financiaci¨®n derivados de sus deudas, mayoritariamente contra¨ªdas en d¨®lares en los mercados internacionales. Como, adem¨¢s, van a tener un problema importante no s¨®lo de menor demanda, por la recesi¨®n, sino tambi¨¦n de falta de pago de sus servicios, por la mala situaci¨®n financiera de la mayor¨ªa de sus clientes, van a terminar, probablemente, perdiendo buena parte o todo lo ganado con anterioridad, lo que va a provocar que reduzcan su inversi¨®n y su empleo.
En definitiva, la gran mayor¨ªa ha salido perdiendo y va a seguir perdiendo, al menos a corto plazo, pero unos m¨¢s que otros, ya que, como era de esperar, la devaluaci¨®n en un sistema con patr¨®n bi-monetario (con dos monedas de curso legal), suele ser muy injusta dependiendo de qu¨¦ posici¨®n se ten¨ªa en las dos monedas. De ah¨ª la rebeli¨®n social, que se queja del tratamiento discriminatorio que sufren unos ciudadanos frente a otros, unas empresas frente a otras, el sector privado frente al p¨²blico y, sobre todo, de la violaci¨®n repetida de dos de las reglas sagradas de una constituci¨®n democr¨¢tica: la defensa de la propiedad privada y del cumplimiento de los contratos, que van a afectar negativamente y, por muchos a?os, a la credibilidad de los ciudadanos, nacionales y extranjeros, en las instituciones b¨¢sicas de la econom¨ªa argentina.
Guillermo de la Dehesa es presidente del CEPR (Centre for Economic Policy Research).
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