La honestidad se paga cara en Colombia
Isa¨ªas Duarte, el arzobispo asesinado de Cali, fue un prelado inc¨®modo para los poderosos y apreciado por la gente humilde
El sue?o de Marta, 46 a?os y seis hijos, es reunir dinero para enmarcar una foto de monse?or Isa¨ªas Duarte Cancino y colgarla sobre la estufa en la que todos los d¨ªas prepara 50 almuerzos, en una 'olla comunitaria', para la gente de P¨ªsamos, su barrio, uno de los m¨¢s pobres de Cali, habitado por recicladores y vendedores de la calle. 'Quiero que monse?or est¨¦ siempre aqu¨ª; ¨¦ste es su comedor'. La estufa y las dos ollas inmensas fueron donadas por la Comisi¨®n Vida Justicia y Paz, obra de Duarte, el arzobispo de Cali, asesinado a tiros hace hoy una semana. '?l se acordaba mucho de los pobres', dice Marta. Mira con gesto de amor la foto y susurra : 'La Iglesia tuvo un tiempo en el que no se acordaba de nosotros. Dej¨¦ de ir a misa porque sent¨ªa lejanas sus palabras'.
'Los pobres merecen lo mejor; no deben ser humillados', repet¨ªa monse?or Duarte
Dos manzanas m¨¢s all¨¢, en otra casa alcanc¨ªa (hucha), como las llaman por ser extremadamente peque?as -apenas 20 metros cuadrados-, Claudia atiende un comedor comunitario para 30 ni?os. Hasta all¨ª lleg¨® un d¨ªa monse?or Duarte con su sotana blanca y su sonrisa, con un rostro que aparentaba ser duro, de un hombre cascarrabias. El arzobispo toc¨® a su puerta, le pregunt¨® c¨®mo le iban las cosas con estos peque?os que madrugan para ir, en ayunas, a la escuela. 'Monse?or me dijo entonces que ten¨ªamos que ayudarnos los unos a los otros', dice esta madre de tres peque?os.
Marta y Claudia van todos los mi¨¦rcoles con canastas vac¨ªas al Banco de Alimentos, otra obra apoyada por la archidi¨®cesis, y regresan cargadas con frutas y verduras. El Banco lo manejan Sof¨ªa y Elvira, dos voluntarias, se?oras de clase alta de esta ciudad de dos millones de habitantes. 'Nos quedamos hu¨¦rfanas', confiesan, y repiten lo que muchos hoy opinan: 'Nadie conoc¨ªa la magnitud del trabajo de monse?or; siempre insisti¨® en comprometer a los laicos con la comunidad, a rechazar la indiferencia ante los males del pa¨ªs'. El Banco, sustentado por donaciones de grandes comerciantes, socorre 30 proyectos comunitarios para ayudar a unas 20.000 personas por semana.
'?se es un duro'
Las manifestaciones multitudinarias, la romer¨ªa interminable que lleva m¨¢s de una semana, primero ante el f¨¦retro y ahora ante su tumba, se explica f¨¢cilmente. Mose?or Isa¨ªas Duarte jam¨¢s se comport¨® como un jerarca. Era el amigo que escuchaba y planteaba soluciones; hasta los muchachos pandilleros ve¨ªan en ¨¦l a un parcero (colega), con el que conversaban y hac¨ªan chistes. Andaba siempre en su viejo todoterreno. Los ni?os de los colegios de la archidi¨®cesis, que frecuentemente visitaba, se sorprend¨ªan al verlo: '?se es un duro; ?por qu¨¦ no tiene auto blindado?', se preguntaban.
'Vaya, saque lo que necesita', dijo muchas veces a los que se le acercaban pidiendo ayuda, y sin m¨¢s les entregaba su tarjeta de la cuenta de ahorros. Se la dio a Mar¨ªa, una anciana de pelo blanco y algo encorvada que buscaba en estos d¨ªas a alguien que le regalara una estampa de monse?or para llevarla siempre consigo.
'Los pobres merecen lo mejor; no deben ser humillados', repet¨ªa monse?or. Y con esta idea orient¨® sus obras Ser gente y Samaritanos de la calle. Son casas limpias, construidas con gusto, donde encuentran comida, una ducha, agua y jab¨®n para lavar sus harapos los desechables, como se llama con desprecio en Colombia a los habitantes de la calle, v¨ªctimas frecuentes de las limpiezas sociales. 'Queremos que recobren su dignidad, su autoestima', dice el padre Alexander Matiz, director de Ser Gente.
Y esta norma la aplic¨® tambi¨¦n en los colegios que cre¨®. Siempre pens¨® que era imposible lograr equidad y justicia social si los j¨®venes y ni?os no se educaban. Y fund¨® una universidad con dos facultades: derechos humanos y ecolog¨ªa.
'Monse?or les habl¨® duro a paramilitares, guerrilleros y pol¨ªticos corruptos; se sent¨® con ellos para buscar acuerdos que salvaran vidas', dice Jos¨¦ Am¨ªn Cort¨¦s, director de la Comisi¨®n de Vida Justicia y Paz. Este abogado estuvo al lado de monse?or desde la ¨¦poca en que trabajaron por los desplazados, las viudas y los hu¨¦rfanos en Urab¨¢, en los tiempos m¨¢s violentos de esta zona bananera en la costa Caribe.
'Lo dejaron solo'
'Lo que m¨¢s le dol¨ªa era que lo dejaran solo. Y lo dejaron solo muchas veces', cuenta Jos¨¦ Am¨ªn. En este pa¨ªs polarizado, tan dado a colocarle r¨®tulos a la gente, monse?or fue visto como guerrillero, por unos, y como paramilitar, por otros. Trataron de desprestigiarlo al relacionarlo con la defensa de los ricos y los paramilitares porque dio consuelo y fortaleza a las v¨ªctimas de los secuestros masivos del ELN en esta ciudad.
El sue?o de Jose Am¨ªn es revivir la campa?a dise?ada por monse?or en Urab¨¢: Do?a Paz, un personaje de radio, la nueva vecina que se atrev¨ªa a cuestionar a los grupos armados e invitaba al di¨¢logo y a no matar. Ahora reaparecer¨¢ acompa?ada del mensajero de paz que llevar¨¢ consigo las ideas del arzobispo que llam¨® siempre 'cobardes' a los armados.
Desde el d¨ªa siguiente al crimen, en la fachada de la catedral cuelga una inmensa tela con el rostro del religioso asesinado y una frase con el nuevo t¨ªtulo que le ha puesto su archidi¨®cesis: 'El ap¨®stol de la paz'. ?Se le puede comparar con monse?or Romero (asesinado en plena guerra en El Salvador en marzo de 1980 y que desde entonces es un m¨¢rtir del pa¨ªs)? El padre Jos¨¦ Gonz¨¢lez, otro de los colaboradores cercanos a Duarte, se queda pensativo. Luego, realzando sus palabras con movimiento de manos, dice: 'Ambos dieron su vida por decir la verdad. Su estilo de vida fue igual: trabajo constante por la paz y los derechos humanos'.
'No hay que tener miedo a la verdad'
La Comisi¨®n Vida Justicia y Paz defiende una tesis sobre la violencia que vive Colombia. Grupos econ¨®micos nacionales e internacionales, a trav¨¦s de la corrupci¨®n de empresarios y pol¨ªticos y utilizando recursos del narcotr¨¢fico, hacen del conflicto armado un mero instrumento para lograr sus objetivos. ?stos son, b¨¢sicamente, lograr una concentraci¨®n cada vez m¨¢s acelerada de la riqueza, a la vez que impiden cualquier posibilidad de organizaci¨®n por parte de la poblaci¨®n. En segundo lugar, conseguir distraer la atenci¨®n mostrando al exterior un conflicto de unos contra otros, cuando en realidad los muertos siempre son de la poblaci¨®n civil y detr¨¢s de cada masacre de uno y otro bando lo que hay es un inter¨¦s concreto de desocupar ciertas zonas. Para Isa¨ªas Duarte, el arzobispo de Cali asesinado la semana pasada por un grupo a¨²n sin identificar, el dinero del narcotr¨¢fico era 'maldito' y la causa de 'todos los males' del pa¨ªs. Y no es un secreto que en Colombia la mafia sigue presente. Se ha reproducido calladamente, sin el brillo de los tiempos de los grandes carteles. Muchos creen que la violencia de la guerrilla sirvi¨® de cortina de humo para que el pa¨ªs se olvidara de este mal. En Cali se comenta que detr¨¢s de los sicarios que dispararon seis veces al arzobispo est¨¢ la manera de actuar utilizada desde siempre por la mafia: 'acallar la denuncia'. Una ni?a dijo a este peri¨®dico lo que todos desear¨ªan decir: -A monse?or lo mataron por decir la verdad. -?Qu¨¦ verdad? -Los pol¨ªticos tienen dineros del narcotr¨¢fico -respondi¨® con seguridad. Esta peque?a puede hacer un an¨¢lisis tan contundente porque en Colombia hay cosas que no son un secreto para nadie: en la campa?a para las elecciones del Congreso hubo candidatos que derrocharon fortunas. El arzobispo Duarte, en un serm¨®n, pidi¨® a sus feligreses que no votaran por los pol¨ªticos respaldados por el dinero sucio. No dio nombres. Un mes despu¨¦s lo mataron unos pasos m¨¢s all¨¢ del atrio de la misma iglesia donde cas¨® a cien parejas de un barrio pobre. En la iglesia donde cay¨®, los que le quisieron le hab¨ªan escuchado decir: 'No hay que tener miedo de decir la verdad', o 'la forma de actuar debe ser coherente con la forma de pensar'. En ese mismo lugar improvisaron un altar con cruces de madera y flores de todas las formas y colores.
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