Penitente
La llamada correcci¨®n pol¨ªtica, que naci¨® en los ambientes universitarios progresistas de Estados Unidos, cre¨ªa que una modificaci¨®n de la estructura superficial de la sociedad (especialmente de los h¨¢bitos ling¨¹¨ªsticos, que a menudo son injustos con ciertas personas) provocar¨ªa un cambio social m¨¢s profundo: un verdadero respeto a las minor¨ªas por parte de la mayor¨ªa. Pronto se vio que una cosa no tra¨ªa la otra, y que una sociedad pol¨ªticamente correcta en la superficie pod¨ªa ser muy incorrecta e injusta en su estructura profunda. Y algo m¨¢s: que lo pol¨ªticamente correcto pod¨ªa ocultar una realidad injusta, y por tanto impedir perversamente que se actuara sobre ella. De hecho, la degeneraci¨®n de lo pol¨ªticamente correcto ha acabado sirviendo a la ideolog¨ªa conservadora contra la que hab¨ªa nacido.
La gamberrada de Bajo Ulloa en Granada haciendo copular a dos talibanes mientras un tercero quemaba fotos de Lorca, de la Virgen de las Angustias y de la concursante ganadora de Operaci¨®n Triunfo quiso ser, seg¨²n he le¨ªdo, una manera de protestar contra la correcci¨®n pol¨ªtica. Supongo que el intento iba dirigido en realidad contra la correcci¨®n pol¨ªtica al servicio de las ideolog¨ªas conservadoras, es decir contra la degeneraci¨®n de la correcci¨®n pol¨ªtica. Una acci¨®n loable sin duda. Lo que sucede es que en Andaluc¨ªa la correcci¨®n pol¨ªtica todav¨ªa no se ha degenerado por la sencilla raz¨®n de que no ha empezado a funcionar. Si no fuera por esas repelentes f¨®rmulas tan usadas por nuestros pol¨ªticos ('profesoras y profesores', 'compa?eras y compa?eros', 'taxistas y taxistos'), nadie dir¨ªa que los andaluces somos pol¨ªticamente correctos.
El viernes pasado, por poner un ejemplo que parece tonto, terminaron las clases y los ni?os vinieron a casa con un trabajo manual curioso sobre todo porque hab¨ªa sido confeccionado en un colegio p¨²blico y supuestamente laico: un penitente de cartulina con su caperuza y todo. A ustedes esta manualidad tal vez les parezca una tarea inocente y consideren que no conviene tomarse el asunto a la tremenda, cuando adem¨¢s ya me quej¨¦ la semana pasada de los atropellos que sufren en Andaluc¨ªa los alumnos no cat¨®licos. Quiz¨¢s tengan raz¨®n, pero en la escuela p¨²blica de pa¨ªses menos silvestres ser¨ªa impensable que los ni?os elaboraran estos siniestros capirotes. Por favor, que nadie mencione en voz alta el argumento de la tradici¨®n, porque podr¨ªan o¨ªrle esos mozalbetes que arrancan el cuello de los patos y tiran cabras desde lo alto del campanario.
Si en Andaluc¨ªa hubiera existido alguna vez la correcci¨®n pol¨ªtica, la Semana Santa, para empezar, se llamar¨ªa hoy 'vacaciones de primavera'. Y los ni?os no recortar¨ªan los disfraces lit¨²rgicos de una secta. ?Seremos alguna vez pol¨ªticamente correctos? Lo que temo es que la correcci¨®n pol¨ªtica que se vaya implantando en los colegios andaluces por la creciente presi¨®n de otras religiones venga ya degenerada, y los ni?os sean obligados a recortar, adem¨¢s del susodicho penitente, un peque?o talib¨¢n en papel charol -muy cuco-, y un testigo de Jehov¨¢ con la cabeza m¨®vil, neg¨¢ndose a recibir una transfusi¨®n de sangre.
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