Gaud¨ª y Verdaguer, aplaudidos y olvidados
Hemos decidido, muy juiciosamente, dedicar el a?o 2002 a aplaudir las obras de Gaud¨ª y de Verdaguer. Hemos decidido tambi¨¦n, no s¨¦ si tan juiciosamente, continuar haciendo arquitectura y literatura como si Gaud¨ª y Verdaguer no hubiesen existido, sin hacernos cargo de su herencia est¨¦tica. Los aplaudimos como parte de nuestro patrimonio y como una parte destacada, importante, capaz de atraer el inter¨¦s for¨¢neo por nuestra cultura. Pero en el canon actual de la arquitectura y de la literatura catalana no tienen lugar los valores est¨¦ticos que presiden la obra de Gaud¨ª y de Verdaguer.
Gaud¨ª y Verdaguer tienen cosas en com¨²n. Los dos participan de una concepci¨®n de la actividad art¨ªstica como desmesura, m¨¢s rom¨¢ntica que cl¨¢sica. Trabajan en la frontera con el exceso, en la frontera estricta del buen gusto. A veces la cruzan para ser geniales y a veces la cruzan para equivocarse solemnemente. La historia ha juzgado que eran transgresiones geniales algunas que sus contempor¨¢neos juzgaron equivocadas. En cualquier caso, ambos conectaron con un gusto popular, masivo, con una sensibilidad dram¨¢tica y potente, m¨¢s que con los c¨ªrculos exquisitos y glaciales. Gaud¨ª y Verdaguer son calidez, son desmesura, son sentimiento tr¨¢gico, son intensidad dram¨¢tica. Adem¨¢s son referentes t¨¦cnicos, descubridores. Verdaguer construye una lengua literaria a partir de una lengua popular viva y de una lengua culta de lector. Gaud¨ª da soluciones pl¨¢sticas y t¨¦cnicas al servicio de una imaginaci¨®n que deplora la simetr¨ªa porque considera que es s¨®lo un sistema para tener que inventar la mitad. Ambos practican tambi¨¦n una cierta desmesura ideol¨®gica: su visi¨®n del cristianismo y de la catalanidad no es en ninguno de los dos casos contenida y centrista, sino vehemente y vivida a fondo. Y en los dos casos hay una relaci¨®n entre la propia desmesura ideol¨®gica y la desmesura est¨¦tica. Construyen su obra precisamente porque tienen estas posiciones vitales.
Gaud¨ª y Verdaguer basaron su obra en la desmesura. Hoy en la creaci¨®n impera el 'seny' moderado
El canon de la cultura catalana de los ¨²ltimos a?os nace de moldes est¨¦ticos extremadamente distantes de los de Gaud¨ª y Verdaguer. En arquitectura, nuestro canon es una especie de minimalismo contenido, una imagen de modernidad escueta, que abomina de toda posibilidad -gaudiniana- de exceso y de desmesura, que prefiere la frialdad intelectual a la calidez sentimental. En literatura, el canon efectivo de nuestra producci¨®n m¨¢s reciente -no las listas de ventas- premia tambi¨¦n un cierto intelectualismo glacial, recela de la sentimentalidad y del dramatismo, busca un lenguaje sin excesos ni barroquismos. En el canon de la cultura catalana actual, heredero del canon noucentista, que decidi¨® un d¨ªa que ¨¦ste era un pa¨ªs de seny y de moderaci¨®n, de peque?as exquisiteces, y que la desmesura no se correspond¨ªa con nuestro car¨¢cter, Gaud¨ª y Verdaguer hoy no gustar¨ªan. Como no gustaban en su momento a los noucentistes que establecieron los moldes ideol¨®gicos de la catalanidad.
Normalmente, los aniversarios se celebran cuando creemos que aquello que estamos celebrando nos sirve para el presente. Ciertamente, Gaud¨ª nos sirve para el presente como reclamo tur¨ªstico. Ciertamente, Verdaguer puede ser reivindicado desde el presente por la construcci¨®n de una lengua literaria. Pero el aniversario puede provocarnos una reflexi¨®n m¨¢s amplia: resulta que los grandes ¨¦xitos de nuestra cultura, de cara al exterior y de cara al gran p¨²blico interior, no nos los dan las expresiones culturales contenidas, fr¨ªas, moderadas, medidas, clasicistas, sino las expresiones culturales -Gaud¨ª y Verdaguer, pero tambi¨¦n los castellers o Mir¨®- m¨¢s tel¨²ricas, m¨¢s arraigadas, m¨¢s desmesuradas, m¨¢s dram¨¢ticas. Nuestros verdaderos ¨¦xitos, en proyecci¨®n exterior y en conquista de un p¨²blico cultural interior, son m¨¢s modernistas que noucentistes. En literatura, tengo la sensaci¨®n de que una parte del ¨¦xito de las grandes aportaciones de baleares y valencianos es y ha sido precisamente que no han quedado encajonados por el canon noucentista de la mesura y el buen gusto. Ciertamente, la mesura es garant¨ªa de correcci¨®n y en la desmesura est¨¢ siempre el riesgo del rid¨ªculo. Pero tambi¨¦n la posibilidad de lo excepcional. Gaud¨ª y Verdaguer nos lo recuerdan. Podemos reivindicarlos no s¨®lo arqueol¨®gicamente, patrimonialmente, tur¨ªsticamente, sino tambi¨¦n como el recordatorio de que hay otra v¨ªa est¨¦tica. Y de que, encima, es la v¨ªa est¨¦tica que mejor nos ha funcionado.
Vicen? Villatoro es escritor, periodista y diputado de CiU.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.