La mano de Olabe saca del pozo a la Real
La Real Sociedad sac¨® la p¨¦rtiga en Son Moix para escapar, por primera vez en ocho meses, de las profundidades de la tabla. El equipo donostiarra mejora de a?o en a?o: la campa?a pasada tard¨® 37 jornadas en alcanzar el puesto que ocupa desde ayer, el 13?. De la mano de Roberto Olabe ha alcanzado el equilibrio: lo que logran sus atacantes no lo arruinan ya sus defensores, ecuaci¨®n sencilla que explica por qu¨¦ los blanquiazules han sumado los seis ¨²ltimos puntos en juego cuando, antes, seg¨²n Toshack, 'los tiraban como confeti'. El Mallorca, en cambio, viaja en la direcci¨®n contraria, pensando ya si tiene a su alcance la forma de salir indemne de la fea pelea que se avecina para mantener la categor¨ªa.
MALLORCA 0| REAL SOCIEDAD 2
Mallorca: Roa; Campano (Novo, m. 70), Olaizola, Ni?o, Siviero, Miquel Soler; Julio Robles (Carlos, m. 70), Marcos, Ibagaza (Paunovic, m. 70); Luque y Eto'o. Real Sociedad: Westerveld; L¨®pez Rekarte, Kvarme, Jauregi, Gurrutxaga, Aranzabal; Xabi Alonso, Idiakez, Tayfun, De Pedro (Koklov, m. 80); y Kovacevic (De Paula, m. 70). Goles: 0-1. M. 48. Kovacecic cabecea un centro de Rekarte desde la derecha. 0-2. M. 62. Kovacevic aprovecha una indecisi¨®n de Roa en un saque de esquina. ?rbitro: T¨¦llez S¨¢nchez. Amonest¨® a Siviero, Olaizola, Paunovic y Xabi Alonso. Unos 15.000 espectadores en Son Moix.
Extra?amente, al Mallorca y a la Real les sali¨® un partido entretenido, nada que ver con los arrugados planteamientos de sus respectivos entrenadores. Con cinco defensas por cada bando y el miedo a perder que se dejaba sentir desde los banquillos, la cita pudo derivar en un solemne tost¨®n, pero se mantuvo casi siempre entretenida. Afortunadamente, pasaban por ah¨ª De Pedro, Kovacevic, Luque o Ibagaza para aligerar el encuentro, que acab¨® prescindiendo de su gravedad inicial. A la hora del juego, s¨®lo quedaron dos conjuntos empe?ados en ganar. Tambi¨¦n dos conjuntos demasiado lastrados por la acumulaci¨®n de fichas en la retaguardia.
Con tanto defensa, los ataques sal¨ªan, s¨ª, mutilados e incompletos, pero evidentes y peligrosos pese a todo. A veces, porque no hay quien controle un pase soberbio (honor a De Pedro); otras, porque un gazapo defensivo habilita al delantero menos acreditado (la defensa balear ech¨® en falta a Nadal) y, sobre todo, porque nadie tapa a un portero despistado. Y Roa lo estuvo. El argentino sali¨® tarde para impedir un remate telegrafiado de Kovacecic en el primer gol de la Real y no sali¨® para molestar al serbio en el segundo. Sus defensas asistieron al desaguisado en primera fila, pero como si no formaran parte del escenario. La Real se mantuvo m¨¢s atenta, m¨¢s juntita y serena. Una novedad importante. En cambio, perdi¨® recorrido ofensivo y se aferr¨® a Kovacevic para disimular. Es el precio a pagar por cambiar un mediopunta por un defensa.
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