Los sindicatos exigen a Berlusconi que rectifique las acusaciones de complicidad con el terrorismo
Las centrales boicotean la reuni¨®n prevista para hoy con el Ejecutivo sobre la reforma laboral
Los sindicatos italianos no acudir¨¢n hoy a la reuni¨®n convocada por el Gobierno para discutir la reforma laboral y hacer frente com¨²n contra el terrorismo. La decisi¨®n de rechazar la oferta del Ejecutivo la tomaron ayer las secretar¨ªas federales de CGIL (ex comunista), CSIL (democristiana) y UIL (centro-derecha) como respuesta a los ataques lanzados contra las centrales en general, y la CGIL en particular, por los ministros Umberto Bossi y Antonio Martino, que llegaron a hablar de la existencia de connivencia entre los sindicatos y el terrorismo en la muerte del asesor del Ministerio de Trabajo Marco Biagi.
Sergio Cofferati, l¨ªder de CGIL, hab¨ªa enviado una carta al primer ministro, Silvio Berlusconi, pidi¨¦ndole que se disociara del 'inaceptable ataque'. La respuesta del Ejecutivo, una breve nota en la que se reitera la convicci¨®n 'de que no existe colusi¨®n, ambig¨¹edad o contig¨¹idad entre el sindicato y los terroristas', fue considerada 'insuficiente' por los sindicatos.
El Gobierno aplaz¨® a ¨²ltima hora la reuni¨®n reconociendo en una nota que 'no existen las condiciones para reanudar el di¨¢logo social'. La decisi¨®n de los sindicatos fue ampliamente apoyada por los l¨ªderes del Olivo, mientras en la coalici¨®n del Gobierno los sectores centristas reclamaron la intervenci¨®n personal de Berlusconi para deshacer cualquier equ¨ªvoco.
Pero no todos los protagonistas de la jornada parec¨ªan dispuestos a dar marcha atr¨¢s. El ministro para las Reformas y n¨²mero tres del Gobierno, Umberto Bossi, lejos de matizar sus declaraciones al diario romano Il Messaggero, las repiti¨® de nuevo. 'No creo que los terroristas sean extranjeros; al contrario, son hijos de una protesta sindical exasperada que ha contado un mont¨®n de mentiras en las f¨¢bricas, en los diarios y en la televisi¨®n. Estas mentiras han contribuido a crear un clima social ciertamente no id¨ªlico'.
En el peri¨®dico, Bossi acusaba a Cofferati de haberse dedicado 'a recorrer las f¨¢bricas contando rollos como ¨¦se de que queremos despedir a los trabajadores. Esto es lo que lleva al terrorismo. Encima, la izquierda es muy h¨¢bil, primero lo asesinan... y luego se apropian el muerto'.
M¨¢s prudente, el ministro de Forza Italia Antonio Martino intervino para cambiar el sentido de sus palabras, publicadas ayer en el diario La Sicilia. 'No he puesto nunca en duda la importancia del sindicato', dijo Martino, cuyo art¨ªculo caus¨® indignaci¨®n en la sede de la CGIL y provoc¨® la reacci¨®n de solidaridad de Savino Pezzotta, l¨ªder del sindicato cat¨®lico CSIL. El ministro se?alaba a las confederaciones sindicales como 'la verdadera anomal¨ªa italiana'. 'El sindicato, que recibe una cuantiosa financiaci¨®n, est¨¢ sobrepasando su papel hasta el punto de amenazar el orden constitucional', escribe el ministro. 'La manifestaci¨®n del s¨¢bado de la CGIL ha obtenido sin duda un resultado: convencer, hasta a los m¨¢s tibios, del enorme peligro que el sindicato representa para las instituciones libres de nuestra democracia'.
La gota que colm¨® el vaso fue la entrevista del secretario de Estado de Trabajo, Maurizio Sacconi, publicada ayer por el diario de Tur¨ªn La Stampa, bajo el t¨ªtulo Si la CGIL quiere negociar, que denuncie las zonas fronterizas con el terrorismo. Sacconi aseguraba que la manifestaci¨®n del s¨¢bado no hab¨ªa puesto l¨ªmites a la izquierda del sindicato, condici¨®n necesaria, a su juicio, para desautorizar completamente a los terroristas. 'La cuesti¨®n preliminar es que el sindicato disuelva la ambig¨¹edad que le queda hacia el terrorismo', a?ad¨ªa.
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