Un romance de la homosexualidad femenina
El poeta y cr¨ªtico Manuel Ruiz Amezcua (J¨®dar, 1952), ha editado recientemente una antolog¨ªa de sus estudios literarios (El lenguaje tachado, M¨¢gina-Octaedro, Barcelona, 2001), que contiene muy variadas e interesantes aportaciones. Nos importan aqu¨ª las que se agrupan bajo el ep¨ªgrafe Los afluentes de la tradici¨®n y, entre ellos, m¨¢s los dos primeros, por lo que tocan a uno de los conceptos m¨¢s frecuentemente defendidos en esta serie: el car¨¢cter transgresor del folclore, y la po¨¦tica de tradici¨®n oral como literatura de resistencia del pueblo. Para mejor asegurarse en esta dif¨ªcil posici¨®n, Ruiz Amezcua acude a autoridades de primera fila, como la de Ortega y Gasset: 'Cuando hablamos de tradici¨®n nos estamos refiriendo a la necesidad de entroncar nuestra acci¨®n individual y colectiva en unas ra¨ªces que podr¨ªamos calificar de aut¨¦nticas'. A Jos¨¦ Luis Abell¨¢n cuando rechaza la apropiaci¨®n indebida que el conservadurismo ha querido hacer de nuestras tradiciones: 'Siempre que se habla de tradici¨®n en Espa?a parece que las derechas se sienten llamadas con un sentido de propiedad exclusivista'. Incluso de Men¨¦ndez Pidal retiene el jiennense esta esclarecedora advertencia: 'Las izquierdas siempre se mostraron muy poco inclinadas a estudiar y a afirmar en la tradiciones hist¨®ricas aspectos coincidentes con la propia ideolog¨ªa. Abandonaron ¨ªntegra a los contrarios la fuerza de la tradici¨®n. No se dieron cuenta de que ¨¦sta tiene aspectos reasimilables y fecundos en todos los tiempos'. Sin duda por eso don Fernando de los R¨ªos se pronunciaba, todav¨ªa en v¨ªsperas de la Guerra Civil, por la obligaci¨®n de todo intelectual espa?ol a no perder el hilo de las tradiciones. Y el propio Aza?a abund¨® en esta idea, muy particularmente a prop¨®sito del Quijote, como compendio del saber tradicional no metabolizado por la reacci¨®n. Todo ello, desgraciadamente, se perdi¨® con las secuelas del conflicto, y aun hoy cuesta tanto recuperar.
Tras reunir a este mismo fin otros conceptos afines (la tradici¨®n picaresca en el folclore, heterodoxia y contracultura en el patrimonio popular), Ruiz de Amezcua cita como ejemplo de lo que es capaz la literatura tradicional, y no la culta, el Romance de Marianica. Caso verdaderamente curioso en el tratamiento delicado de la homosexualidad femenina, si bien podr¨ªa entenderse la historia como tambi¨¦n la de un asalto amoroso, tras un acogimiento compasivo. Como sea, es de mucho inter¨¦s y merecer¨¢ la pena reproducirlo en sus partes principales: 'Tengo yo una apuesta, madre / y la tengo que ganar, / de dormir con Marianica / antes del gallo cantar. / D¨¦me ust¨¦ una enagua blanca / y un vestido de percal, / que a la calle de Mariana / yo me voy a pasear. / En cuanto la vio Mariana / desde el balc¨®n donde est¨¢: /-?Qui¨¦n es esa se?orita / que tan bien vestida va? / -Se?ora, soy tejedora / del otro lado del mar, / que traigo una tela unida / y otra tengo en el telar. / Esta noche, tejedora,/ conmigo te quedar¨¢s, / que el andar de noche sola / en mujer parece mal. / -No, se?ora, no me quedo / que no me puedo quedar, / que ti¨¦ ust¨¦ muchos criados / y ellos me querr¨¢n forzar. / -Esta noche, tejedora, / conmigo te acostar¨¢s. / Ya se fueron a la cama, / ya se fueron a acostar. / Antes de cantar el gallo / se oye a Mariana llorar. / La tejedora de anoche / tejedor se ha vuelto ya'.
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