El Hombre de Negro cumple 70 a?os
Hello, I'm Johnny Cash es bastante m¨¢s que una simple presentaci¨®n al inicio de un concierto. Durante casi cinco d¨¦cadas ha sido un grito de guerra tan atronador como innecesario (todos los presentes sab¨ªan que aquel hombre siempre vestido de negro era Johnny Cash y por eso, precisamente, estaban all¨ª) que ha resonado en los m¨¢s diversos escenarios (de las iglesias a las c¨¢rceles) avisando que inmediatamente despu¨¦s iba a desencadenarse una tempestad. Una tempestad a ritmo de country, de gospel o de blues que ha influido de forma notable en el desarrollo de toda la m¨²sica popular de la segunda mitad del pasado siglo.
Hace unos d¨ªas, la garganta gutural del Hombre de Negro acaba de cumplir 70 a?os, 50 de los cuales los ha pasado en un escenario hablando de las miserias y de los amores de una sociedad norteamericana m¨¢s cercana al abismo de los eternos perdedores que al socorrido american way of life que nos vend¨ªan los voceros oficiales. Duro cowboy de mirada fr¨ªa y viejas botas embarradas paseando el semblante inequ¨ªvoco de haber descendido mil veces hasta los infiernos y haber sabido encontrar, una tras otra, un camino de regreso que no estaba, precisamente, salpicado de rosas. Caminos tortuosos que, por voluntad propia, le llevaron con su m¨²sica hasta las c¨¢rceles (para sentirse uno m¨¢s entre los presos) al tiempo que cantaba viejos himnos baptistas acompa?ado por la inmaculada familia Carter (con la que se emparentar¨ªa directamente al casarse con June, hija de la m¨ªtica Maybelle) o compart¨ªa micr¨®fono con otros diablos renegados como el mism¨ªsimo Bob Dylan.
Hay bastante m¨¢s que m¨²sica country (sus ¨²ltimos discos no suelen radiarse en las emisoras norteamericanas especializadas en country and western) en estos 50 a?os de carrera del Hombre de Negro que ahora, coincidiendo con la celebraci¨®n de su 70? aniversario, van a revisarse con diversas ediciones discogr¨¢ficas. Por un lado nos caer¨¢ el ya habitual disco homenaje en el que estrellas del rock, el pop y el country recuperar¨¢n las canciones m¨¢s emblem¨¢ticas de Johnny Cash, inevitable pero interesante si la presencia de gente como U2 sirve para atraer miradas j¨®venes sobre una m¨²sica que, a pesar de que los cambios de las modas siempre los ha visto de lejos, nunca ha perdido la fuerza y la rebeld¨ªa que se le presupone a la juventud. Por el otro, bastante m¨¢s atractivo, ver¨¢n la luz una serie de reediciones de algunos de sus discos m¨¢s emblem¨¢ticos encabezados por un nuevo doble recopilatorio, Man in Black, que re¨²ne 40 canciones tomadas de todas las ¨¦pocas del cantante, incluyendo sus ¨¦xitos seminales con la m¨ªtica discogr¨¢fica Sun (atenci¨®n coleccionistas: ?la edici¨®n europea lleva cuatro temas m¨¢s que la norteamericana!). En el doble ced¨¦ (aunque no se explica en los t¨ªtulos de cr¨¦dito), Johnny Cash mide su voz con algunos compa?eros de viaje, como los mencionados June Carter y Bob Dylan o Willie Nelson, Marty Robbins y U2, y resulta una vez m¨¢s estremecedor escucharle junto a ese otro monumento de la m¨²sica al margen de la ley Waylon Jennings, compa?ero de tantas aventuras que falleci¨® el pasado 4 de febrero sin poder completar un nuevo plan conjunto que se hab¨ªa ido retrasando por culpa de la tambi¨¦n precaria salud actual de Cash (diversos ingresos hospitalarios en los ¨²ltimos meses).
La historia de Johnny Cash
se pierde entre la leyenda y la verdad, como sucede en muchas de sus canciones. Nacido en una granja de Arkansas el 26 de febrero de 1932 trabaj¨® en todo tipo de quehaceres (de vendedor a domicilio a locutor de anuncios radiof¨®nicos) antes de enrolarse en las fuerzas a¨¦reas. El tedio de los cuarteles llev¨® a Cash a comprar su primera guitarra y a escribir y cantar sus propias canciones. La primera, Hey Porter (incluida en Man in Black), la edit¨® en el diario militar Stars and Stripes. Con otros compa?eros de armas form¨® su primer grupo The Landsberg Barbarians, corr¨ªa el a?o 1950. En 1955 dej¨® el Ej¨¦rcito y se traslad¨® a Memphis donde oy¨® hablar de un tal Elvis Presley. Siguiendo su pista lleg¨® hasta los estudios Sun de Sam Philips y ya se qued¨®. La clase del 55 de Sun Records (Presley, Cash, Jerry Lee Lewis, Roy Orbison y Carl Perkins) estaba apunto de conmocionar al mundo.
Ah¨ª empez¨® una leyenda que a¨²n no ha tocado fondo: por ahora Johnny Cash ha grabado m¨¢s de mil quinientas canciones, apareciendo en unos quinientos discos, medio centenar bajo su exclusiva responsabilidad. Una carrera densa y coherente que, tomemos por buena la excusa de su 70? aniversario, merece revisarse con una mirada nueva y despojada de cualquier prejuicio.
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