Los extremos pol¨ªticos se movilizan en Francia ante la apat¨ªa de la mayor¨ªa
La abstenci¨®n y el voto antisistema dificultan la construcci¨®n de un Gobierno estable
M¨¢s de un 20% del electorado franc¨¦s piensa votar a candidaturas de extrema izquierda o de ultraderecha en las primarias de las elecciones presidenciales, que se celebrar¨¢n dentro de 15 d¨ªas. Una movilizaci¨®n de este calibre contrasta con la apat¨ªa de los sectores pol¨ªticos tradicionales, conservadores o de izquierda. Adem¨¢s del espectacular aumento de los extremos, dos encuestas recientes a?aden incertidumbre al resultado de las urnas, al afirmar que cuatro de cada diez electores no han decidido su voto a d¨ªa de hoy, y no piensan hacerlo hasta los ¨²ltimos d¨ªas de la campa?a.
La situaci¨®n no tiene precedentes, tanto si se trata de un malestar relacionado con la representaci¨®n pol¨ªtica y los l¨ªderes actuales como si el fen¨®meno es de ocultaci¨®n del voto. Todos los expertos avisan tambi¨¦n de que se prepara una abstenci¨®n hist¨®rica. El r¨¦cord est¨¢ en el 31,14% de 1969, las elecciones que gan¨® Georges Pompidou.
El proceso abierto comienza por la elecci¨®n del jefe del Estado, pero a ello le sigue la elecci¨®n de una nueva Asamblea Nacional. El presidente electo el 5 de mayo s¨®lo habr¨¢ recorrido la mitad del camino; acto seguido habr¨¢ de ponerse a la tarea de construir una mayor¨ªa parlamentaria que le permita evitar la cohabitaci¨®n actual. Y ninguno de los favoritos, Jacques Chirac y Lionel Jospin, cuentan con los mejores mimbres para fabricar el cesto.
Jospin tendr¨¢ dificultades si trata de reconstruir la 'izquierda plural', porque Arlette Laguiller, la candidata de la formaci¨®n trotskista Lucha Obrera, cuenta con obtener un 10% del voto total en la primera vuelta y convertirlo en abstenci¨®n en la segunda y definitiva votaci¨®n; una postura que podr¨ªa resultarle rentable con vistas a las legislativas de junio.
La operaci¨®n trotskista tiene el aire de una OPA sobre el debilitado Partido Comunista y muerde tambi¨¦n a Los Verdes; tanto que Daniel Cohn-Bendit, el antiguo l¨ªder estudiantil actualmente en Los Verdes, ha denunciado a la candidata ultraizquierdista como 'militante obediente y devota de una secta dirigida por un gur¨²'.
El discurso anticapitalista de Laguiller, que quiere prohibir los despidos colectivos y las privatizaciones de empresas, gana terreno entre las capas populares, sobre todo en torno a los 30 a?os de edad. Y oscurece al ex ministro Jean Pierre Chev¨¨nement, que se esfuerza en enlazar ideas del movimiento antiglobalizaci¨®n con la bandera del republicanismo y del soberanismo franc¨¦s. A diferencia de las simpat¨ªas populares hacia Laguiller, los votantes de Chev¨¨nement se sit¨²an m¨¢s bien entre personas de buen nivel cultural y profesional.
Si la extrema izquierda se muestra muy activa, la ultraderecha levanta tambi¨¦n la cabeza, con Jean-Marie Le Pen encantado de teatralizar el papel de v¨ªctima de una oscura maniobra chiraquista para dejarle fuera de la competici¨®n. En busca de esos votos, Chirac hab¨ªa derechizado su campa?a con la dram¨¢tica apelaci¨®n a la lucha contra la delincuencia, pero el uso de este argumento 'es siempre peligroso para un presidente saliente' y 'permite ganar legitimidad a la ret¨®rica del Frente Nacional', en opini¨®n de J¨¦r?me Sainte-Marie, director de estudios pol¨ªticos del instituto BVA.
Hoy por hoy, una mayor¨ªa de derechas se antoja dif¨ªcil sin los votantes de Le Pen. El presidente Chirac gan¨® las elecciones de 1995 gracias al apoyo del segundo gran derrotado del campo conservador, Edouard Balladur, que obtuvo el 18% en la primera vuelta, pero este a?o los dem¨¢s candidatos de centro-derecha no re¨²nen m¨¢s del 10%.
Votantes s¨¦nior
Por primera vez, uno de cada dos electores franceses supera los 50 a?os de edad, y el enorme peso de este voto acent¨²a la tendencia de los principales candidatos a acercar sus promesas electorales, tanto para dar seguridades a los inquietos por la delincuencia, como para garantizar que se dedicaran a evitar la quiebra del sistema de las pensiones.
Todo ello explica por qu¨¦ el juego pol¨ªtico permanece tan abierto a dos semanas de las primarias. El electorado convencido de su opci¨®n para la segunda vuelta no pasa del 55%, seg¨²n una encuesta del Instituto Ifop (29% 'sin duda' por Jospin, 26% 'sin duda' por Chirac). En otro estudio, Le Monde refleja un 43% de indecisos a dos semanas de la primera vuelta.
Pese a su condici¨®n de presidente saliente, el mejor sondeo para Jacques Chirac le da un 24%, y el mejor para el primer ministro saliente, Lionel Jospin, no pasa del 21%. No muy distinto de la primera vuelta de 1995, en que el primero (Jospin) obtuvo el 23,3% y el segundo (Chirac), el 20,8%, pero con una situaci¨®n mucho m¨¢s complicada en los extremos. Lo cual explica la persistencia de Chirac en apelar a la 'Francia profunda' para salir de la situaci¨®n y el esfuerzo de Jospin por precisar su oferta, sin alarmar demasiado a esa 'Francia profunda'.
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