Lo que guarda la memoria

La memoria del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa ha tenido la virtud de provocar la reacci¨®n de todos a quienes ata?e la aplicaci¨®n de la ley Penal del Menor y, a la vista de las disculpas y los reproches expuestos, de poner en evidencia cu¨¢les son las carencias o los vicios que arrastra su ejecuci¨®n. Todo comenz¨® con una cr¨ªtica generalizada desde la presidencia del tribunal a los fiscales por no 'profundizar' en el car¨¢cter preventivo o educativo, m¨¢s que punitivo, de la norma y por aplicar con m¨¢s rigor las medidas de internamientos para los menores de edad que con los adultos.

Parece cierto que en determinadas provincias los fiscales utilizan unos criterios distintos a la hora de elegir entre un internamiento (en apariencia una decisi¨®n m¨¢s c¨®moda) o una medida de readaptaci¨®n en r¨¦gimen abierto. Esto significa que un joven delincuente puede permanecer encerrado en un centro de reforma o integrarse en un grupo de atenci¨®n seg¨²n en qu¨¦ provincia de Andaluc¨ªa sea juzgado. Granada, gracias a la buena sinton¨ªa entre jueces y fiscales, y a la famosa imaginaci¨®n de Emilio Calatayud (el titular del juzgado de Menores) es una provincia ejemplar. Pero hay otras donde al parecer no funcionan del mismo modo.

La cr¨ªtica de la presidencia del Tribunal andaluz a ciertas fiscal¨ªas ser¨ªa encomiable si no ocultara ciertas evidencias. La principal que, si bien los fiscales son quienes proponen las medidas, la decisi¨®n final la adoptan los jueces del propio tribunal que no son objeto de cr¨ªtica en una memoria que, s¨®lo por esta raz¨®n, ya es desmemoria.

Las alusiones tambi¨¦n cr¨ªticas a la falta de espacios para menores detenidos en las comisar¨ªas recalca ese papel todopoderoso y neutral que adopta el presidente del TSJA Augusto M¨¦ndez de Lugo.

El an¨¢lisis que hace el informe, para ser sincero, deber¨ªa cuestionar adem¨¢s la capacidad de la Consejer¨ªa de Asuntos Sociales para disponer y administrar los centros necesarios para acoger a todos los menores delincuentes. No es as¨ª, y a cualquiera le asalta la sospecha de que esa rara sinton¨ªa entre el TSJA y Asuntos Sociales parece m¨¢s bien un acuerdo para ocultar mutuas deficiencias.

De hecho, el consejero del ramo, Isa¨ªas P¨¦rez Salda?a, se apresur¨® a dar la raz¨®n al TSJA y a expresar su malestar por el uso excesivo que los fiscales hacen del internamiento. Habr¨ªa que preguntar d¨®nde est¨¢ el exceso, si en una hipot¨¦tica rutina jur¨ªdica que elige la confinaci¨®n de los menores, o en la petici¨®n de P¨¦rez Salda?a para aplicar la ley de una manera determinada a cuenta de una escasez de medios materiales. La adopci¨®n de m¨¢s medidas educativas por la saturaci¨®n de los centros de acogida ser¨ªa disparatado.

Y al hilo de los anhelos del consejero habr¨ªa que reflexionar sobre el hecho de que la mayor¨ªa de los centros de reforma est¨¦n en manos privadas. De hecho, entre los centros cerrados, donde se encuentran los menores m¨¢s conflictivos, s¨®lo uno, en M¨¢laga, es de gesti¨®n directa. A la hora de hacer memoria no conviene olvidar a nadie.