Faltaba Mauro
Los titulares se los llev¨® Diego Trist¨¢n, pero las l¨¢grimas que derram¨® el Deportivo en Mestalla fueron por Mauro Silva. Sin su gran mariscal brasile?o, el cuadro de Irureta acab¨® mareado por el vertiginoso partido que le impuso el Valencia. El Depor necesitaba alguien que plantase cara a Baraja y Albelda, alguien que parase al rival en el medio para que el choque no se convirtiese en una acometida constante en una sola direcci¨®n, alguien que bajara las revoluciones y buscara el ritmo m¨¢s pausado que le conven¨ªa a su equipo. El Depor necesitaba a Mauro Silva, pero el brasile?o estaba sancionado en el peor d¨ªa. La fama se la llevan otros como Trist¨¢n. Hasta que un d¨ªa falta Mauro y entonces se entiende su verdadera dimensi¨®n en el equipo.
Por encima, el sustituto de Mauro fue Duscher, que ven¨ªa de padecer un calvario tras las funestas consecuencias de su entrada a Beckham, hace diez d¨ªas. Fuese porque el episodio le dej¨® secuelas psicol¨®gicas o porque el partido le super¨®, Duscher sucumbi¨® a la batalla del centro del campo y adem¨¢s tuvo el infortunio de marcar en propia meta. Sin esa referencia en el coraz¨®n del campo, de ah¨ª hacia delante se rompi¨® casi todo en el Depor: Sergio tuvo pocas ocasiones de conectar con Valer¨®n y ¨¦ste tampoco pudo aliviar el aislamiento de Makaay. El holand¨¦s, que volv¨ªa a lucir las medallas de ariete por la ausencia de Trist¨¢n, fue otro que no sali¨® bien parado del choque: err¨® dos ocasiones bastante sencillas, las m¨¢s claras -casi las ¨²nicas- que tuvo el Depor en toda la noche.
De tanto repetir durante la semana que el empate no era mal resultado, parece que el Deportivo acab¨® crey¨¦ndoselo. El equipo jug¨® casi toda la noche en su campo, pero m¨¢s que una decisi¨®n premeditada, dio la impresi¨®n de que fue el empuje del Valencia el que logr¨® arrinconarlo. Ah¨ª, sin embargo, hubo una clara diferencia de actitud. El Depor se emple¨® como un conjunto que ya est¨¢ un tanto saciado y que no ten¨ªa demasiada fe en sus posibilidades. El Valencia, en cambio, sali¨® en trance, con una determinaci¨®n aplastante, con el hambre de un equipo que lleva tres a?os persiguiendo obstinadamente esos t¨ªtulos que su rival de anoche ya ha conseguido.
La ilusi¨®n de la Liga se ha esfumado para el Depor, y ahora a Irureta le queda la siempre delicada misi¨®n de convencer a sus jugadores de que la temporada a¨²n no ha terminado. El cuadro gallego a¨²n deber¨¢ confirmar su clasificaci¨®n para la Liga de Campeones e incluso luchar por el segundo puesto, que podr¨ªa tener a su alcance si pincha el Madrid, que visita Riazor en el ¨²ltimo partido. S¨®lo una vez que cumpla esos objetivos podr¨¢ el Depor decir, con mucha raz¨®n, que ¨¦sta ha sido, a pesar de todo, otra buena temporada.
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