El sueldo del 'gorrilla' Ioan
Justicia pide el NIF a un rumano que aparca coches para pagarle como int¨¦rprete
Ni siquiera los gorrillas, que piden propinas por se?alar espacios de aparcamiento, est¨¢n exentos de topar con la burocracia. Aunque no tengan papeles de residencia, se pueden ver inmersos en la denostada burocracia administrativa. El rumano Ioan Vasile Brinausan no sale estos d¨ªas de su asombro por la cantidad de tr¨¢mites que debe afrontar para cobrar los servicios espor¨¢dicos de traductor que prest¨® la semana pasada ante un juez de C¨®rdoba. El magistrado recurre habitualmente a un violinista rumano de la Orquesta de C¨®rdoba para tomar declaraci¨®n a los detenidos de esa nacionalidad, pero en la ¨²ltima ocasi¨®n, el int¨¦rprete estaba de gira con su formaci¨®n musical y recurri¨® a la polic¨ªa para que encontrara a alguien con dominio de este idioma.
El elegido fue un rumano en paro que actualmente vive con las propinas que le dan los conductores a los que ayuda a aparcar los coches. Ioan Vasile acept¨® de inmediato el encargo, por el que le pagaban 36 euros, pero, cuando se dirigi¨® a la Delegaci¨®n de Justicia de la Junta de Andaluc¨ªa en C¨®rdoba para cobrar, se encontr¨® con que no pod¨ªan pagarle por carecer del N¨²mero de Identificaci¨®n Fiscal (NIF) y cuenta bancaria.
La delegada de Justicia, Soledad P¨¦rez, explic¨® que la Administraci¨®n no puede hacer un pago sin su debida justificaci¨®n, por lo que, en colaboraci¨®n con la polic¨ªa, se han buscado soluciones para remunerar el trabajo del gorrilla.
Las cosas de palacio van despacio, pero finalmente permitir¨¢n al rumano repetir en el futuro una colaboraci¨®n que le viene muy bien, pues actualmente est¨¢ en paro y sin papeles de residencia. Un funcionario de Justicia le ha hecho la factura, adjudic¨¢ndole un n¨²mero de identificaci¨®n para que el sistema inform¨¢tico de la Junta de Andaluc¨ªa le reconozca, y se le pagar¨¢ mediante un tal¨®n bancario.
Este traductor improvisado no est¨¢ descontento, aunque s¨ª estupefacto de que sea necesario armar tanto revuelo para pagar una cantidad (36 euros). 'Para m¨ª es mucho dinero, pero no creo que lo sea para la Junta de Andaluc¨ªa', afirm¨®.
Vasile, de 35 a?os, lleg¨® a Espa?a hace algo m¨¢s de nueve meses procedente de Suceava (Rumania), donde dej¨® esposa y dos hijos de 8 y 2 a?os y donde trabajaba como electricista o camarero.
Empujado por el paro lleg¨® a Madrid y se emple¨® durante un tiempo en el sector de la construcci¨®n, hasta que perdi¨® ese contrato y se decidi¨® a probar suerte en la recogida de la aceituna en Montoro (C¨®rdoba). Al terminar la campa?a agr¨ªcola se instal¨® en C¨®rdoba, en el barrio de Santa Rosa, donde comparte piso con otros seis compatriotas, de los que tres son gorrillas como ¨¦l y el resto no trabaja.
Los esfuerzos de El Comisario
Desde su puesto de aparcacoches junto a la Estaci¨®n de Autobuses de la capital cordobesa, Ioan Vasile cuenta que actualmente no puede enviar dinero a su familia, ya que su actividad le reporta entre 15 y 20 euros al d¨ªa con los que se mantiene y paga el derecho a la habitaci¨®n que ocupa. No encuentra trabajo, y, entre las razones, ¨¦l considera que la falta de veh¨ªculo es una de las principales. La polic¨ªa no le molesta. 'Solamente me piden el pasaporte y me preguntan si tengo casa para dormir', comenta. Por el contrario, ha encontrado un valedor entre las Fuerzas de Seguridad, un agente del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa al que Ioan Vasile llama El Comisario y que intenta, sin ¨¦xito por ahora, ayudarle a encontrar un empleo. En varias ocasiones le han llamado a Comisar¨ªa para actuar como int¨¦rprete en las declaraciones de detenidos rumanos, pero ah¨ª no le pagan, salvo unos euros que le da de su bolsillo El Comisario. La rocambolesca historia de su inexistente NIF no se la toma a mal; m¨¢s bien al contrario, pues a la larga le puede reportar beneficios. De hecho, la poblaci¨®n rumana est¨¢ creciendo en C¨®rdoba, y encontrar int¨¦rpretes de ese idioma es como buscar una aguja en un pajar. La delegada de Justicia en C¨®rdoba, Soledad P¨¦rez, explic¨® que, para desempe?ar las funciones de int¨¦rprete, la ley no exige que se trate de una persona diplomada o que acredite sus estudios, sino que 'basta con que sea una persona de confianza del juez', y en este caso, en ausencia del violinista, la polic¨ªa recomend¨® a Vasile para este trabajo espor¨¢dico, que el rumano est¨¢ dispuesto a repetir cuando sea necesario. En el corto periodo que lleva residiendo en Espa?a ha aprendido el idioma con relativa facilidad, aunque tampoco puede decirse que lo domine. Probablemente, el magistrado tuvo que hacer un extraordinario esfuerzo para entender el espa?ol chapurreado de Ioan Vasile.
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