Fuerteventura

Ba?arse en cueros

En las largas y enormes playas de los 256 kil¨®metros de costa de Fuerteventura no se pasa de moda ba?arse en cueros. Ya en los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, a don Miguel de Unamuno -en su exilio en la isla- le gustaba escribir enteramente desnudo mientras tomaba ba?os de sol en la azotea del hotel Fuerteventura, en Puerto Cabras, como llamaban antiguamente a la capital de la isla majorera. De este trozo de volc¨¢n, donde Unamuno pas¨® seis meses de su vida, dej¨® dicho: '... sobre tu mar vi el cielo todo abierto... / ?En tu mar compasiva vi el destello del sino de mi patria! / Mar que sana... / tesoro de salud y de nobleza'.

Los espacios naturales m¨¢s propicios para la soledad y para conseguir un moreno integral son, en el norte, las playas de las Dunas de Corralejo y, en el sur, la playa de Cofete, situada en el parque natural de Jand¨ªa. En el centro, las playas de Jarugo, en la zona oeste. Fuerteventura ya no es lo que era; en la actualidad es fundamental, en las largas jornadas de playa, dejar el coche bien cerrado y sin nada a la vista, para no tentar a los cacos.

Platos t¨ªpicos

Lejos de los c¨ªrculos tur¨ªsticos, en la capital de la isla, Puerto del Rosario, podemos picar en una peque?a taberna, Casa Pablo, y disfrutar de un t¨ªpico plato de Fuerteventura, como un pescado seco al sol y una ensalada con aguacate cultivado en el archipi¨¦lago. Abierto de 20.30 a 1.00, en el barrio del Charco.

Casas rurales

Para descubrir la verdadera Fuerteventura sin hablar ingl¨¦s o alem¨¢n, el mejor modo es hospedarse en una de las casas de la Asociaci¨®n Fuerteventura Rural, de la que es miembro un peque?o hotel de 10 habitaciones: La Era de la Corte. La Corte, 1; Antigua (928 87 87 05).