La 'Pasionaria' birmana, en libertad
Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, promete seguir luchando
Miles de birmanos acudieron ayer a la sede en Rang¨²n de la Liga Nacional para la Democracia (LND) con el fin de ver y escuchar, tras m¨¢s de 19 meses de arresto domiciliario, a su Pasionaria. Aung San Suu Kyi, uno de los mayores s¨ªmbolos mundiales de la lucha por la democracia y la libertad, apareci¨® con sus tradicionales flores en el pelo, su amplia sonrisa y su voluntad a¨²n m¨¢s firme, seg¨²n confes¨® la premio Nobel de la Paz, de conseguir que su pueblo viva en paz y libertad. 'Mi liberaci¨®n no debe considerarse un gran paso hacia la democratizaci¨®n. Ser¨¢ un gran paso el que todos los habitantes de Birmania disfruten de sus libertades basicas'.
Aung San Suu Kyi afirm¨® que su liberaci¨®n fue incondicional y reconoci¨® que desde octubre de 2000 mantuvo negociaciones secretas sobre su liberaci¨®n con la junta militar que dirige el pa¨ªs. El enviado de Naciones Unidas, Razali Ismail, que ha participado en las negociaciones, declar¨® su satisfacci¨®n y su confianza en que se celebren elecciones en un plazo de dos a tres a?os.
Llevaba 19 meses confinada en su domicilio de Rang¨²n por orden de la junta militar
El Gobierno militar celebr¨® tambi¨¦n la liberaci¨®n pidiendo que se vaya 'paso a paso para evitar el caos' y afirmando que Birmania inicia 'un nuevo amanecer'. A lo que Aung San Suu Kyi a?adi¨®, delante de todos sus seguidores, que 's¨®lo esperamos que el amanecer deje pronto paso a la ma?ana'.
Hija del general Aung San, considerado el padre de la independencia de Birmania, que muri¨® asesinado en julio de 1947 justo seis meses antes de que se cumpliese su objetivo, el destino de esta mujer de apariencia d¨¦bil parece trazado a sangre y fuego. Aung San Suu Kyi, que estudio Filosof¨ªa, Pol¨ªticas y Econ¨®micas en Oxford y se qued¨® a vivir en el Reino Unido, volvi¨® a Birmania en 1988 para atender a su madre moribunda, pero se encontr¨® con un pa¨ªs en pie de guerra contra el entonces dictador, Ne Win. Miles de manifestantes protestaban a diario contra el aislamiento y el subdesarrollo impuesto por la dictadura, y en agosto de ese a?o, cientos de manifestantes murieron por disparos de las tropas.
'Como hija de mi padre, no pod¨ªa permanecer indiferente ante lo que estaba pasando', dijo la fundadora de la LND, que no dud¨® en ponerse al frente de las esperanzas de su pueblo. Inspirada en la pol¨ªtica de la no-violencia del Mahatma Gandhi -Suu Kyi creci¨® en India, donde su madre era embajadora-, organiz¨® m¨ªtines por todo el pa¨ªs para pedir elecciones libres.
Tras el golpe de Estado de septiembre de 1988, las relaciones con el poder se hicieron m¨¢s tensas, y en menos de un a?o, el Gobierno militar orden¨® el arresto domiciliario de la l¨ªder opositora. A pesar de ello, la LND barri¨® en las elecciones de 1990 y se hizo con 392 de los 485 esca?os del Parlamento. Los militares no reconocieron su victoria.
A partir de ese momento, la junta militar tuvo que soportar una enorme presi¨®n internacional -incluidas sanciones econ¨®micas-, que exig¨ªa la puesta en libertad de quien, como Nelson Mandela, se convirti¨® en el s¨ªmbolo de la resistencia pac¨ªfica frente a la opresi¨®n. En 1991, Aung San Suu Kyi obtuvo el Nobel de la Paz, pero tuvieron que recogerlo sus dos hijos, a los que no vio durante a?os. S¨®lo en 1995 se levant¨® el arresto domiciliario, pero la l¨ªder de la LND no ten¨ªa libertad de movimientos y el Gobierno no tard¨® en prohibir las manifestaciones que se sucedieron en Rang¨²n en apoyo de su Pasionaria. El temor a que no la dejaran volver a Birmania llev¨® a Aung San Suu Kyi a rechazar en 1999 el permiso para visitar a su marido, que se mor¨ªa de c¨¢ncer en el Reino Unido. Los forcejeos con la junta militar por su liberdad de movimientos se sucedieron hasta que, tras intentar tomar un tren hacia la norte?a ciudad de Mandalay, fue de nuevo confinada tras la tapia de su casa hace 19 meses.
A sus 56 a?os, Aung San Suu Kyi se encuentra un pa¨ªs postrado por la crisis econ¨®mica, la corrupci¨®n, el aislamiento y la falta de libertades, pero con una fe ciega en que ella ser¨¢ capaz de conducirlo hacia la senda de la democracia y la justicia social.
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