El nuevo voluntariado de las empresas
Cada vez m¨¢s compa?¨ªas desprecian los motivos publicitarios para promover proyectos altruistas entre sus empleados
La Uni¨®n Europea est¨¢ en campa?a para promover la responsabilidad social de las empresas. Sin embargo, la realidad va m¨¢s r¨¢pido que las normas y cada vez m¨¢s compa?¨ªas llegan a la conclusi¨®n de que una estrategia social mucho m¨¢s avanzada de lo que actualmente exige la ley es beneficioso, incluso cuando las acciones sociales no vayan dirigidas a mejorar su imagen externa.
La tendencia es a ir m¨¢s all¨¢ del 'marketing con causa' con acciones altruistas que tengan en cuenta las inquietudes de los empleados
El pasado viernes se cerr¨® en Madrid la primera Conferencia Internacional sobre Acci¨®n Social en la empresa del futuro, auspiciada por la Fundaci¨®n Empresa y Sociedad y en el marco de la campa?a de la UE. Este concepto tiene su apoyo en el Libro Verde que la Comisi¨®n Europea public¨® el pasado verano para reflejar la creciente preocupaci¨®n de los europeos por el comportamiento ¨¦tico de las compa?¨ªas. Ya no se trata s¨®lo del llamado marketing con causa, sino de promover la participaci¨®n de las personas en actividades altruistas que respondan a sus inquietudes sociales.
J. Cabrera es el presidente de una gran empresa de tecnolog¨ªa y nada sospechoso de caer en la ilusi¨®n ingenua. Sin embargo, hace poco grab¨® junto con su equipo directivo y casi 100 empleados un disco ben¨¦fico con el que han logrado financiar las actividades anuales de Auxilia, una peque?a ONG dedicada a personas con par¨¢lisis cerebral grave. 'El objetivo es m¨²ltiple. De un lado, grabar este disco es una de las actividades m¨¢s divertidas que hayamos podido organizar. De otro, nos queda un muy buen sabor de boca al saber que los voluntarios de esta asociaci¨®n podr¨¢n trabajar un a?o m¨¢s gracias a nuestro esfuerzo. Se trata, en definitiva, de tomar la iniciativa interna de devolver a la sociedad parte del ¨¦xito que nos ha proporcionado y contribuir de esta forma a mejorar la vida de los que nos rodean en la medida de nuestras posibilidades'.
El disco podr¨ªa haber sido objeto de una campa?a de publicidad que aumentar¨ªa la popularidad de la empresa. Sin embargo, no s¨®lo no se ha dado a conocer sino que la ¨²nica condici¨®n que Cabrera puso para publicar sus declaraciones fue que no se desvelara el nombre de la compa?¨ªa.
Hace un par de a?os la misma empresa organiz¨® una campa?a de ayuda al pueblo saharahui. Algunos empleados reunieron material escolar y un grupo de 25 personas viaj¨® hasta Tinduf (Argelia) para entregarlo. 'No tiene comparaci¨®n con ninguna actividad de motivaci¨®n. Un sencillo v¨ªdeo grabado durante la visita fue suficiente para que todos comparti¨¦ramos la sensaci¨®n incomparable de estar haciendo algo realmente importante. Lo mejor de todo es que nuestra empresa no era la primera ni la ¨²ltima que visitar¨ªa los campamentos. Una empresa papelera, otra de calzado y varios ayuntamientos compartieron el avi¨®n con nosotros. Por supuesto, nada de esto sali¨® publicado', explica Cabrera, en cuya empresa han montado ahora un aula de inform¨¢tica para mujeres en colaboraci¨®n con la Asociaci¨®n de Mujeres Progresistas de Madrid.
La responsabilidad social de la empresa es un concepto novedoso para muchas empresas espa?olas. 'De los tres principios originarios de la revoluci¨®n francesa, la libertad, la igualdad y la fraternidad, s¨®lo dos han tenido un desarrollo pol¨ªtico posterior. La libertad ha sido la bandera del capitalismo como la igualdad fue la bandera del comunismo. Ambos sistemas han olvidado el tercer principio: la fraternidad', asegura Federico Mayor Zaragoza, ex ministro de Educaci¨®n, ex diputado y ex director general de la UNESCO, entre otros cargos y, sobre todo, humanista convencido.
'Hacer que la gente vea que es necesaria y que su trabajo voluntario es ¨²til para otros, es una de las mejores formas de contribuir a su felicidad. Este tipo de iniciativas constituyen una verdadera esperanza porque no se trata de otra declaraci¨®n de intenciones vac¨ªa sino de algo real', concluye.
Hasta el momento, no hay ninguna norma, ni siquiera una referencia concreta a este tipo de pr¨¢cticas en los textos oficiales. Quienes las promueven lo hacen traspasando con creces los l¨ªmites de lo obligatorio. La raz¨®n: los beneficios que el altruismo produce en las personas y, como consecuencia, en el trabajo que realizan.
Manuel Campos es asesor de cooperaci¨®n y participaci¨®n social del Ayuntamiento de Legan¨¦s. Para ¨¦l, 'la verdadera cooperaci¨®n empieza cuando el objetivo deja de ser externo y se centra ¨²nicamente en la misi¨®n de mejorar la vida de nuestros semejantes'.
Los ¨²ltimos acontecimientos mundiales, la sensaci¨®n de vulnerabilidad que vive el mundo occidental desde el 11 de septiembre, ha tra¨ªdo a primer t¨¦rmino los aspectos m¨¢s espirituales del ser humano, entre ellos la solidaridad. Como asegura I. Jaureguizar, empleado en una consultora francesa de altas tecnolog¨ªas, 'lo que recibes cuando participas en un proyecto de cooperaci¨®n es siempre mucho m¨¢s de lo que das. Por eso propuse esta iniciativa en la empresa donde trabajo. Los beneficios son claros: una enorme satisfacci¨®n personal, el incremento de la motivaci¨®n, de la integraci¨®n de las personas en la compa?¨ªa, incluso la posibilidad de desarrollar capacidades que habitualmente est¨¢n ocultas'.
'La gente valora que esto exista por ellos y no como otro m¨¦todo para vender m¨¢s, explica Cabrera.
En el ¨²ltimo congreso de Emprendedores con valor Antonio Garrigues Walker afirmaba que la asignatura pendiente del ejecutivo espa?ol era precisamente la solidaridad. Este nuevo modelo puede ser la forma de aprobar esa asignatura pendiente.
Un movimiento internacional
La mayor tradici¨®n y la creciente presi¨®n social de los consumidores en los pa¨ªses anglosajones han impulsado iniciativas mundiales sobre responsabilidad social de las empresas de alcance mundial. La Global Compact de la ONU, de la que hablaba Kofi Annan en la reciente cumbre sobre el envejecimiento de Madrid, o la Global Reporting Initiative son un ejemplo de ello. Pero, adem¨¢s, a ¨¦stas se a?aden las certificaciones de calidad relacionadas con derechos humanos o medioambientales dirigidas a las empresas o incluso algunos ¨ªndices econ¨®micos que premian a las compa?¨ªas socialmente m¨¢s responsables. Es el caso del Dow Jones for sustainability. Unas y otras demuestran una clara tendencia a que la econom¨ªa tenga m¨¢s en cuenta a la gente y al medio en el que vive y del que vive. No son ya los gobiernos ni las leyes quienes est¨¢n exigiendo este tipo de actitudes a las empresas y a las instituciones, son los consumidores y por tanto los inversores quienes castigar¨¢n cada vez m¨¢s a quienes sean socialmente irresponsables.
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