El Cabez¨®n, un gran innovador
El f¨²tbol espa?ol conoci¨® gracias a la llegada de Kubala suertes del juego que le eran extra?as
K. De Kalina, de Karnisovas y de Kucharski. La K de Kappa tambi¨¦n. De Kocsis y de Kluivert, y de Kodro y de Korneiev, claro. De Krankl, naturalmente. Y, c¨®mo no, de Koeman. Pero, por encima de todos, en el Bar?a la K es de Kubala. Si Di St¨¦fano fue el futbolista total, Ladislao Kubala fue un jugador ¨²nico. Ya lo dijo Pepe Samitier: 'Con Kubala el f¨²tbol pas¨® de la opereta a la ¨®pera'. El Cabez¨®n, como le conoc¨ªan sus compa?eros del decenio de los cincuenta, fue un innovador que pint¨® una, si no la mejor, de las p¨¢ginas m¨¢s luminosas de la historia del Barcelona y, por extensi¨®n, del f¨²tbol espa?ol y mundial.
- Tres en uno. Perfeccionista y virtuoso. Practic¨® con el bal¨®n toda su vida hasta dominarlo: desde ni?o, cuando con una pelota de trapo chutaba contra la raya que con una tiza hab¨ªa marcado en el chafl¨¢n de las calles de Ludevigeum y Oromlov, de Budapest, hasta cuando jugaba con los veteranos azulgrana en campos de tierra. Eran tres en uno: ten¨ªa fuerza, velocidad y una t¨¦cnica exquisita que le permit¨ªa cualquier malabarismo. Desde que un entrenador checo le puso de delantero centro -'como eres nuestro mejor futbolista, te corresponde jugar donde m¨¢s veces bota la pelota'- marc¨® goles 'bellos, serenos, exactos, una obra de arte', como los defini¨® el periodista Manuel Ib¨¢?ez Escofet.
- Buen conductor. Fue uno de los primeros futbolistas a los que se vio avanzar con la cabeza levantada, sin mirar la pelota. Eliminaba a su primer marcador moviendo la pierna alrededor del bal¨®n, amagando, mientras la hinchada de Les Corts clamaba: 'Hala, hala, Kubala'. Ten¨ªa, adem¨¢s, una gran visi¨®n del juego; sab¨ªa generar espacios y sus cambios de orientaci¨®n desestructuraban a los rivales. La cabeza la utilizaba s¨®lo para jugar, no para rematar.
- Protector. Nadie proteg¨ªa mejor la pelota que ¨¦l, un pionero en esta suerte del juego. Ten¨ªa la carrocer¨ªa de boxeador -deporte que practic¨® en su infancia-, que le permit¨ªa inutilizar a su marcador: abr¨ªa los codos, pon¨ªa el culo y reten¨ªa el cuero el tiempo que le daba la gana en cualquier zona del campo.
- Golpes francos. El mejor a bal¨®n parado. Ejecutaba las jugadas de estrategia con precisi¨®n, habilidad y potencia. Hasta entonces no se hab¨ªa visto un futbolista capaz de levantar la pelota por encima de la barrera y darle el efecto necesario para que se colara por la escuadra. Equivocaba por igual a los defensas y al portero, congelados ante la par¨¢bola que describ¨ªa el bal¨®n. El cuero parec¨ªa ir fuera y acababa besando la red. Certero en las faltas, era infalible desde el punto de penalti. ?nicamente se le recuerdan dos fallos: un remate al palo y un lanzamiento que le par¨® Carmelo, del Athletic, en un partido pasado por agua en Les Corts. Apenas tomaba carrerilla, se pon¨ªa cerca del bal¨®n y, antes de pegarle de manera seca, colocada, rasa, a un palmo del poste, se paraba y venc¨ªa al portero con un juego de caderas, una pausa, a la que se llama com¨²nmente paradinha.
- Un ense?ador. Dom¨¨nec Balmanya, fallecido recientemente, resumi¨® el legado de Kubala diciendo: 'Nos ense?¨® muchas cosas: c¨®mo utilizar la parte lateral, tanto el interior como el exterior, del empeine, que nosotros s¨®lo emple¨¢bamos frontalmente; nos explic¨® c¨®mo se cubre y bloquea el bal¨®n con el cuerpo; qu¨¦ es un amago, un efecto, un contrapi¨¦ y un cambio de orientaci¨®n. Ten¨ªa un gran sentido del juego'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.