Mar de ignorancia
Las ¨²ltimas nuevas sobre el presupuesto son incluso peores de lo que hasta los m¨¢s pesimistas habr¨ªan cre¨ªdo posible. Pero el desastre fiscal que se avecina no ha penetrado todav¨ªa en la conciencia de la opini¨®n p¨²blica, y el Gobierno trata de aprovecharse de ese mar de ignorancia.
En el a?o fiscal 2000, el presupuesto federal registraba un super¨¢vit de 236.000 millones de d¨®lares. El d¨¦ficit este a?o superar¨¢ los 100.000 millones, y puede que los 150.000. El Departamento del Tesoro es el ¨²nico que sabe exactamente cu¨¢nto dinero va a entrar, pero el relanzamiento de la campa?a para elevar el l¨ªmite de la deuda, que permitir¨¢ al Gobierno pedir prestado m¨¢s dinero, da a entender que las nuevas no ser¨¢n muy prometedoras. Hace un a?o, las autoridades de Hacienda dec¨ªan que pod¨ªan mantenerse dentro del actual l¨ªmite hasta 2008; en abril, dijeron que pod¨ªan durar hasta junio; ahora dicen que tocar¨¢n fondo en un par de semanas.
'Los verdaderos beneficiarios de la rebaja fiscal son los tremendamente ricos, para los que lo mejor est¨¢ a¨²n por llegar'
Y no es un d¨¦ficit temporal. Un experto me dijo que me fijara en los planes para la siguiente subasta de bonos del Estado: 'Si el Tesoro subasta bonos a cinco a?os en vez de a uno, se revelar¨¢ el secreto de que tenemos problema para largo, cr¨®nico'. Y, efectivamente, la mayor¨ªa de los bonos que se subastaron fueron emitidos a cinco a?os.
?C¨®mo ha podido transformarse un super¨¢vit tan enorme en un d¨¦ficit tan enorme? La recesi¨®n, la rebaja fiscal y el terrorismo -en este orden- han tenido algo que ver. Adem¨¢s, ahora parece claro que el gran super¨¢vit del a?o 2000 -que casi duplic¨® el super¨¢vit del a?o anterior- era una aberraci¨®n, que la recaudaci¨®n impositiva estaba inflada por la burbuja de las tecnol¨®gicas. Mir¨¢ndolo retrospectivamente, resulta dif¨ªcil creer que retuvi¨¦ramos grandes descuentos fiscales a largo plazo basados precisamente en un a?o en el que el presupuesto de la Seguridad no Social registraba un super¨¢vit considerable (gracias, se?or Greenspan).
Pero, en cualquier caso, '?qui¨¦n perdi¨® el super¨¢vit?' es la pregunta equivocada. La pregunta correcta es si el Gobierno estadounidense tiene intenci¨®n de reequilibrar el presupuesto, por no hablar ya de honrar la promesa de George W. Bush de emplear el super¨¢vit de la Seguridad Social para amortizar la deuda. Y la respuesta es no.
?Y no ayudar¨¢ el repunte de la econom¨ªa? S¨ª, pero ni mucho menos lo suficiente. Ni siquiera una recuperaci¨®n espectacular nos har¨ªa salir de los n¨²meros rojos. Y lo que es m¨¢s, aunque el gasto relacionado con el terrorismo es s¨®lo un factor secundario en el presupuesto de este a?o, el Gobierno planea un rearme masivo que se tragar¨¢ gran parte de los beneficios que traiga la recuperaci¨®n econ¨®mica. Por tanto, siendo realistas, este d¨¦ficit presupuestario no va a desaparecer por s¨ª solo.
Debe de ser hora de nuevos descuentos fiscales. De hecho, seguir¨¢ habiendo descuentos fiscales aunque no se promulguen nuevas leyes, debido a la forma deliberadamente enga?osa en que se elabor¨® la liquidaci¨®n del a?o pasado. La mayor¨ªa de la gente obtuvo la mayor parte de sus descuentos fiscales en el primer a?o; seg¨²n el grupo Ciudadanos por la Justicia Fiscal, las familias de renta media pueden esperar unos descuentos fiscales futuros de unos 200 d¨®lares como media. Pero eso no era m¨¢s que un art¨ªculo de reclamo pol¨ªtico. Los verdaderos beneficiarios de la rebaja fiscal son los tremendamente ricos, para los que lo mejor est¨¢ a¨²n por llegar: las familias en el 1% m¨¢s alto de la distribuci¨®n de la renta obtendr¨¢n como media otros 45.000 d¨®lares al a?o adicionales en subvenciones fiscales. Y puesto que los ricos se quedar¨¢n con una parte tan grande del total final, eso significa que el 60% de la rebaja fiscal todav¨ªa tiene que hacer su efecto.
Ahora que estamos en apuros fiscales, se podr¨ªa pensar que es hora de reconsiderar las rebajas fiscales que a¨²n no se han llevado a cabo, especialmente cuando m¨¢s de la mitad de esas futuras rebajas s¨®lo afectar¨¢n al 1% de la poblaci¨®n.
Despu¨¦s de todo, la Administraci¨®n est¨¢ reduciendo la financiaci¨®n de muchos programas nacionales, alegando como excusa la guerra contra el terrorismo. ?No se supone que una guerra es un momento en el que todos debemos sacrificarnos? Bueno, olvid¨¦moslo.
La Administraci¨®n y sus aliados en el Congreso no lograron imponer grandes subvenciones fiscales para las sociedades. Pero todav¨ªa conf¨ªan en conservar las subvenciones para los ricos, eliminando la cl¨¢usula sunset (ocaso) incluida en la liquidaci¨®n del impuesto del a?o pasado, la misma cl¨¢usula que se emple¨® para ocultar el verdadero coste de la rebaja fiscal. A falta de eso, intentar¨¢n anular permanentemente el impuesto estatal. La supuesta excusa econ¨®mica para estas medidas -que es, c¨®mo no, que impulsar¨¢n la recuperaci¨®n- es tan pobre que dudo que nadie se la crea. ('Estaba pensando en comprarme un coche nuevo, pero me preocupan mis impuestos en 2011'). De lo que se trata realmente es de aprovecharse de un mar de ignorancia. Bush sigue subido a la ola de popularidad que le ha tra¨ªdo la guerra; la opini¨®n p¨²blica no sabe todav¨ªa lo mala que es la situaci¨®n presupuestaria.
Y si piensan que estoy siendo demasiado c¨ªnico, no han estado prestando atenci¨®n.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Princeton (Nueva Jersey, EE UU).
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