Suavidad y temple de unos derechazos

La novillada de ayer empez¨® mal, porque el presidente de la plaza le regal¨® una oreja al rejoneador Kinttela. Un joven guipuzcoano que monta bien, pero que lleva a demasiada distancia el caballo del toro. No para de dar vueltas ininterrumpidamente a mucha distancia del toro. Una de las banderillas cay¨® en el brazuelo del animal. Estuvo mejor en banderillas cortas. Sin duda no era merecedor de la oreja que le concedi¨® el presidente. Mal empezamos la temporada.

Por culpa del ganado, que no serv¨ªa, la tarde fue un tost¨®n may¨²sculo. Sin embargo, en el cuarto novillo el barakald¨¦s Ra¨²l Cano instrument¨® tres tandas de derechazos que atesoraban una suavidad y un temple de muchos quilates. Tambi¨¦n ofreci¨® una serie de naturales largos, aunque tropezados. Remat¨® con unas manoletinas muy ce?idas, m¨¢s un pase circular y un pase de pecho lento. Se tir¨® a matar como si fuera a dejarse coger, y efectivamente sali¨® trompicado, teniendo que volver a tomar la espada y soltar un espadazo delantero con el a?adido de utilizar el verduguillo en seis ocasiones. Lo que dej¨® el recuerdo fueron esos derechazos lentos y muy templados. Sin duda fue lo m¨¢s s¨®lido y hermoso que tuvo esa tarde tan aburrida y sin salsa.

Sin suerte

El joven franc¨¦s Julien Lescarret no tiene suerte en el Pa¨ªs Vasco. Ni en San Sebasti¨¢n hace meses ni en Bilbao ayer pudo demostrar lo que lleva dentro. Estuvo voluntarioso en sus dos novillos. Mejor en su primero y muy flojo en su segundo. No tuvo suerte con su lote.

Iker Javier Lara, por si no se sabe -su padre es primo carnal del lehendakari Juan Jos¨¦ Ibarretxe- ha ganado bastante desde la ¨²ltima vez que le vimos, hace un a?o aproximadamente. Trata de hacer un toreo bueno con el capote, echando las manos abajo. Sabe doblarse con los toros, procura hacer un toreo largo, aunque a veces le salen los pases tropezados y sin templar. Est¨¢ m¨¢s puesto, como decimos, que hace un a?o, porque hace muy poco ha venido de torear en Colombia y en M¨¦xico, de todas formas, tuvo que pechar con dos bichos sin clase y adem¨¢s uno de ellos muy mansote.

Eso tienen los toros: que toda la tarde puede ser un calvario de aburrimiento, y sin embargo cuando el temple llega a una mu?eca, tal el caso de Ra¨²l Cano en el cuarto de la tarde, que sabe llevarla con la cadencia necesaria, de pronto unas palomas imaginarias de placer quedan en la retina del espectador m¨¢s exigente. De esa suerte conseguimos olvidarnos del papel¨®n que hizo el presidente de la plaza otorgando una oreja a todas luces innecesaria de otorg¨¢rsela. La condescendencia es sin¨®nimo de pleites¨ªa a no se sabe qu¨¦.