Musharraf repiensa su pol¨ªtica en Cachemira
Tanto altos funcionarios paquistan¨ªes como diplom¨¢ticos occidentales admiten por primera vez que Estados Unidos est¨¢ presionando intensamente a Islamabad para que deje de apoyar a los militantes antiindios de Cachemira y que el presidente Pervez Musharraf est¨¢ sondeando las opiniones de los miembros de su Gobierno mientras prepara un cambio de pol¨ªtica respecto a esa disputada regi¨®n que podr¨ªa ayudar a rebajar la creciente tensi¨®n entre India y Pakist¨¢n.
Es el primer rayo de luz en la tormenta que se avecina a medida que los dos pa¨ªses se movilizan para la guerra. Tambi¨¦n constituye la primera indicaci¨®n de que Pakist¨¢n quiere evitar el conflicto armado incluso al precio de tener que redefinir su pol¨ªtica hacia Cachemira. Sin embargo, ese cambio ser¨¢ mucho m¨¢s problem¨¢tico para el pa¨ªs y para el r¨¦gimen militar que el giro de 180 grados que dio tras los acontecimientos del 11 de septiembre, cuando dej¨® de apoyar a los talibanes y ayud¨® a Estados Unidos a derribar a ese r¨¦gimen.
A los grupos m¨¢s extremistas les encantar¨ªa provocar una guerra entre India y Pakist¨¢n
'No podemos subestimar la intensa presi¨®n de Estados Unidos para frenar lo que India llama terrorismo transfronterizo', asegura un alto funcionario paquistan¨ª. Islamabad contin¨²a negando que entrene y equipe a los militantes isl¨¢micos que pasan la frontera desde la Cachemira paquistan¨ª a la Cachemira administrada por India para llevar a cabo ataques terroristas. El duro mensaje de Estados Unidos a Pakist¨¢n para que desista en ese apoyo fue entregado la semana pasada por Christina Rocca, la secretaria de Estado adjunta. Rocca advirti¨® a Musharraf que EE UU sab¨ªa que Pakist¨¢n a¨²n estaba enviando militantes a la Cachemira india.
'Estados Unidos ha declarado de forma indisputable que Pakist¨¢n sigue apoyando a la militancia en Cachemira', apuntan fuentes diplomaticas occidentales. 'Todav¨ªa hay campamentos en Cachemira que entrenan militantes y los env¨ªan al otro lado de la frontera'. Las mismas fuentes aseguran que el anunciado viaje a la zona del vicesecretario de Estado, Richard Armitage, no se producir¨¢ hasta que Musharraf tome las medidas necesarias para frenar el terrorismo transfronterizo. Pakist¨¢n ha buscado con insistencia la presi¨®n de Estados Unidos para evitar que India lance un ataque. Nueva Delhi, por su parte, ha pedido a Estados Unidos que presione a Pakist¨¢n para que ponga fin a las incursiones de militantes. Los diplom¨¢ticos consultados insisten en que Armitage s¨®lo aceptar¨¢ mediar entre los dos pa¨ªses 'si Musharraf tiene algo que ofrecerle, como, por ejemplo, pruebas sobre el terreno de que ha puesto fin a esas actividades transfronterizas'.
Una vez que eso suceda, Estados Unidos estar¨¢ en una posici¨®n mucho m¨¢s fuerte para exigir a India que retire sus tropas de la frontera y reduzca la tensi¨®n como primer paso hacia el di¨¢logo entre los dos pa¨ªses. El martes pasado, Musharraf mantuvo reuniones separadas con sus jefes militares, su Gobierno, el Consejo de Seguridad Nacional y varios pol¨ªticos. En esos encuentros a puerta cerrada se discuti¨® c¨®mo y de qu¨¦ manera podr¨ªa Pakist¨¢n cumplir con las exigencias estadounidenses y cesar en su respaldo a los militantes cachemiros. Sin embargo, Pakist¨¢n tendr¨¢ que encontrar tambi¨¦n una f¨®rmula pol¨ªtica que no desmoralice a la poblaci¨®n de la Cachemira india, que ha perdido a m¨¢s de 40.000 personas en una insurgencia desde hace 13 a?os y que ha terminado por depender del apoyo paquistan¨ª. Islamabad insistir¨¢ en que India haga importantes concesiones a los cachemiros. Cualquier cambio de pol¨ªtica ser¨¢ resistido por muchos habitantes de esa regi¨®n del Himalaya a ambos lados de la l¨ªnea que la divide. Incluso si Musharraf se muestra de acuerdo en retirar discretamente el apoyo a los militantes, lo que permitir¨ªa la mediaci¨®n de Armitage, no hay garant¨ªas de que ¨¦stos respeten la decisi¨®n y escuchen a Pakist¨¢n.
Muchos de los grupos que luchan en Cachemira tienen sus propias agendas isl¨¢micas y a los m¨¢s extremistas les encantar¨ªa provocar una guerra entre India y Pakist¨¢n. Adem¨¢s existe una enorme simpat¨ªa hacia la lucha cachemira entre amplios sectores del Ej¨¦rcito paquistan¨ª y de sus servicios secretos. No obstante, un cambio de pol¨ªtica tambi¨¦n ser¨ªa bien recibido por millones de paquistan¨ªes que est¨¢n hartos del conflicto con India, desean que se gaste m¨¢s dinero en desarrollo y educaci¨®n y culpan al conflicto con India de las continuas crisis pol¨ªticas y peri¨®dicas etapas de abandono de la comunidad internacional y los inversores extranjeros.
Con toda probabilidad, los partidos islamistas van a tachar el cambio de pol¨ªtica de concesi¨®n. Cuando Musharraf abandon¨® a los talibanes para unirse en la guerra contra Al Qaeda, Pakist¨¢n sufri¨® durante varias semanas manifestaciones de protesta de los islamistas, que apoyaban a los talibanes.
Pero Cachemira es una cuesti¨®n mucho m¨¢s cercana al coraz¨®n de los paquistan¨ªes que los talibanes. India y Pakist¨¢n han librado tres guerras, dos de ellas por Cachemira. Los partidos islamistas han utilizado la causa cachemira durante dos d¨¦cadas para inculcar una cultura de la yihad (guerra santa) entre los j¨®venes militantes. Si Musharraf es lo bastante valiente para hacer el cambio de pol¨ªtica, ser¨¢ festejado y denostado, pero con certeza ayudar¨¢ a estabilizar Pakist¨¢n y el sur de Asia.
Ahmed Rashid es periodista paquistan¨ª, experto en Asia Central. Su ¨²ltimo libro es Yihad (Pen¨ªnsula)
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