'?Labbayka!'
La ¨²ltima voz, la ¨²ltima que se oy¨® tras todas las otras ¨²ltimas palabras que se pronunciaron, dice Peter Handke en Lucie en el bosque..., fue la de aquel vecino marroqu¨ª del Alto Atlas -da lo mismo de d¨®nde fuera-, que dijo: '?Labbayka!', que en ¨¢rabe viene a significar algo as¨ª como ?estoy aqu¨ª! (al margen, connotaciones religiosas). Estoy aqu¨ª. Cu¨¢ntas veces lo hemos querido decir sin atrevernos a hacerlo, porque la nuestra no fuera la ¨²ltima voz que se oyera. ?Cobard¨ªa, timidez? ?Al carajo! A?os de no ser nadie en la escena p¨²blica; a?os de haberse sabido ignorados por una dictadura cat¨®lica y todo lo dem¨¢s -aunque lo tengamos olvidado pero no enterrado-. Y, sobre todo, a?os de haberse sentido en democracia pero sin ser nadie, sin contar para nada. ?Es acaso eso la democracia?
No; miento. Hubo un instante, un tiempo, en que fuimos protagonistas de lo que suced¨ªa: entre la muerte del dictador (1975) y, pongamos que la aprobaci¨®n de nuestro Estatuto (1979). Y poco m¨¢s. ?Cuatro o diez a?os? Luego se fue desarrollando lo peor del sistema democr¨¢tico en sus fases de crisis, momentos ?terminales?: la partitocracia, las maneras endog¨¢micas de entender lo notorio, ajenas a la opini¨®n p¨²blica y, especialmente, al sentir de la gente.
Los que se sintieron fuera de todo aquello, fueron tentados por la serpiente, por ETA. Hubo quienes fueron -y son- seducidos por la insidia. Y mordieron -y mascan- la manzana del autoenga?o. Pero ese mundo espurio, de crimen y linchamiento, nada tiene que ver conmigo, con nosotros, con el 'estoy aqu¨ª'. ??Labbayka!? ?Y t¨² qui¨¦n eres para reivindicarte? ?Eres uno de los nuestros?, ?formas un nosotros, eres algo m¨¢s que un personaje perdido en el oc¨¦ano amorfo de la gente? En ese mundo se entienden conceptos como 'pueblo', 'naci¨®n', 'nosotros', 'ellos' (a los que asesinar, por cierto), pero nada sobre el individuo. ?Qui¨¦n es el que se atreve a decir en ese mundo '?estoy aqu¨ª!'?
Poco importa. Su mundo, aut¨®crata, para ellos. Nos interesa el nuestro. Garaikoetxea, Ardanza, Ibarretxe. ?C¨®mo es que mi voz ha ido menguando lehendakari tras lehendakari? Con Garaikoetxea, contaba algo. LTH, etc¨¦tera. Me/nos miraban y actuaban en consonancia (un simulacro convincente). No coincid¨ªamos. Pero all¨ª estaban ellos, la abigarrada y resuelta oposici¨®n, para hablar por m¨ª/nosotros. Ardanza hizo su Plan por seducirme/nos. La cosa mermaba, pero a¨²n cont¨¢bamos (estaba all¨ª, aunque ya sin voz). Ahora, ya con Ibarretxe, no: ?ya no estoy aqu¨ª! Ahora s¨®lo me van a 'consultar' (?Dios m¨ªo!)
Hab¨ªamos quedado en que 'los refer¨¦ndum eran para las dictaduras'. Pero no. Ahora me quieren 'consultar' sobre no s¨¦ qu¨¦ sujeto pol¨ªtico, un nosotros que no se sabe si debe ser Pa¨ªs Vasco, ?lava, Vasconia, Navarra o Euskal Herria. Incluso en estas p¨¢ginas se debate sobre ello. Horror.
Claro que uno -sin voz apenas- est¨¢ en el paro y le viene encima el decretazo, es padre de familia con ni?os a los que se les mueve los objetivos educativos como nunca antes se los movieron al sargento York (?recuerdan a Gary Cooper -1941-, y su buena punter¨ªa?), es chipriota y extracomunitario, homosexual, tiene una hija casadera con musulm¨¢n (seg¨²n afirma el tarot), o familia en quimioterapia en Cruces o Txagorritxu. Paga religiosamente los impuestos con hijo sin subsidio mientras se subvenciona a los 'reci¨¦n llegados' (eso se siente). O, simplemente, es del Alto Atlas llegado en los setenta y no soporta la competencia laboral de los subsaharianos. ?se es el mundo real que est¨¢ aqu¨ª. Frente a ¨¦l, se afirma la izquierda cl¨¢sica (real) o la derecha real (?cl¨¢sica?). Conmigo y con ellos, o, por el contrario, conmigo y contra ellos. Los de la plusval¨ªa (origen de desgracias mil) van quedando fuera del drama.
El mundo de los pol¨ªticos se aleja del real (?consulta?, ?sobre qu¨¦?). Surgen, as¨ª, lepenes o gente como Josep Anglada y su Plataforma per Catalunya ('Coincido con Le Pen, Haider y Fortuyn... aunque cuando me enfrento con los medios de comunicaci¨®n tengo que ser el primer dem¨®crata') que hablan como 'habla la calle' (aunque sean puros demagogos). Bajo los duendes del suelo del bosque, hay luz de d¨ªa, dice Lucie. Busquen ah¨ª los pol¨ªticos (en las cosas concretas) y d¨¦jense de consultarnos o auscultar sobre nuestra condici¨®n angelical y otras dislates sin m¨¢cula.
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