Arena con denominaci¨®n de origen

Hoy, d¨ªa 1 de junio, comienza la temporada oficial de playas en C¨¢diz. Los chiringuitos ya est¨¢n instalados. La tra¨ªlla acaba de planchar los 2,5 kil¨®metros de arena fina que tapizan la playa Victoria, casi recuperada de los formidables temporales que la castigaron el a?o pasado. Ya se aprestan, gracias a un presupuesto que alcanza 2,1 millones de euros, 150 personas de mantenimiento, 500 papeleras, dos m¨¢quinas recogecolillas modelo Victoria, un novedoso tractor-compactador de residuos, cerca de 10.000 ceniceros ecol¨®gicos... Lo que no es sino elocuente testimonio de una playa andaluza que se ha erigido en modelo de cuidado y embellecimiento. De sociabilidad.

A la bandera azul que ondea junto al Atl¨¢ntico desde que empezaron a concederse los galardones, en 1987, se a?ade el primer certificado ISO 14.001 concedido a una playa por su gesti¨®n medioambiental, al que se sum¨® en 2000 el Premio Nacional de Medio Ambiente en la categor¨ªa de Ciudades Sostenibles. Este denso microcosmos abrasado por un sol cegador se ha revelado como un equipamiento m¨¢s de la capital gaditana en su parque de ocio. No en vano este municipio se ve constre?ido, casi en su totalidad, a una isla. En la franja occidental del istmo de la c¨¦lebre Tacita de Plata se ha formado este playal rectil¨ªneo ungido por una solera tres veces milenaria.

La Victoria, bautizada en homenaje a la esposa de Alfonso XIII, y no conmemorando batalla alguna como algunos creen, pertenece a esa estirpe selecta de playas que invitan a compartir sus encantos con muchos sin necesidad de sentirse globalizado. Y eso que es muy frecuentada durante la ¨¦poca estival, cuando convergen en ella autocares venidos de toda Andaluc¨ªa.

Una caminata a lo largo del paseo mar¨ªtimo a partir del hotel Playa Victoria proporciona el placer de acercarse, con parsimonia y sin sem¨¢foros de por medio, al casco hist¨®rico, contemplando murallas, roquedos, baluartes: la catedral, con sus torreones neocl¨¢sicos dibuj¨¢ndose entre la bruma. Al estar las distancias marcadas en paneles, los amantes del footing disfrutan a placer. La ciudad succionada por la arena. El escaparate total.

Banderas azules

'Magn¨ªfica', adjetiva Jos¨¦ Ram¨®n S¨¢nchez Moro. Para el responsable de la campa?a de banderas azules en Espa?a, destaca 'la buena se?alizaci¨®n, su airoso paseo mar¨ªtimo, no agobiado por los negocios colindantes'.

Pero no todo son ditirambos, ni es oro viejo todo lo que refulge. Daniel L¨®pez, en nombre de Ecologistas en Acci¨®n, razona la inclusi¨®n de la playa Victoria en las listas de banderas negras por 'el despilfarro que supone la instalaci¨®n de 200 focos de luz, con 2.000 vatios de potencia cada uno, lo que impide ver las estrellas y priva de intimidad'. Pone de relieve, igualmente, la falta de depuraci¨®n de las aguas residuales, hasta tanto no funcione plenamente la estaci¨®n depuradora (actualmente depura entre el 70% y el 80% de las aguas residuales de C¨¢diz).

Con levante moderado, asciende notablemente la temperatura del agua; pero cuando el terrible levante se?orea la costa, mejor refugiarse y degustar el pesca¨ªto que sirven los bares adyacentes hasta tanto llega el crep¨²sculo, momento m¨¢gico que sirve de nueva convocatoria cerca del mar. En el otro extremo de la playa, en Cortadura, pueden contemplarse los surfistas cabalgando las olas, cerca de las dunas regeneradas por los escolares con plantas aut¨®ctonas.

Pero la playa Victoria es tambi¨¦n Ram¨®n L¨®pez, responsable de las playas gaditanas desde hace 29 a?os, que tiene por despacho su todoterreno. Jos¨¦ Fern¨¢ndez Ferrari, el Purri, tambi¨¦n es playa Victoria. Se trata de un hombre de la calle que participa a veces en las operaciones de limpieza, y al que los locales cuidan e invitan a comer. Entre las instalaciones llaman la atenci¨®n tanto las pa¨ªlas (rampas de madera) como los m¨®dulos (vestuarios), con taquillas donde adem¨¢s es posible ducharse y dejar a buen recaudo los bienes personales.