Pista libre para Espa?a
La selecci¨®n deja dudas de funcionamiento, pero enfila hacia los octavos de final con su victoria sobre Eslovenia
Tantas veces apremiada por los malos resultados, la selecci¨®n espa?ola arranc¨® en el Mundial con una victoria que le abre pista hacia la siguiente ronda de la Copa del Mundo. Gan¨® dos veces porque tambi¨¦n se beneficia del empate entre Paraguay y Sur¨¢frica, de manera que el equipo parece que tendr¨¢ tiempo para hacer ajustes. Los necesita, pero esta vez no habr¨¢ urgencias, ni dramatismos, s¨®lo el efecto expansivo de un espl¨¦ndido resultado. Est¨¢n puestas todas las condiciones para medir la verdadera talla de la selecci¨®n, que hizo un partido mediocre, aliviado por dos goles espl¨¦ndidos de Ra¨²l y Valer¨®n.
Quiz¨¢ signifique algo que precisamente fueran ellos los protagonistas de las dos acciones. A nadie se le escapa que Ra¨²l y Valer¨®n ser¨¢n decisivos en el destino del equipo espa?ol. Uno por su incomparable instinto en el ¨¢rea, el otro porque tiene la clase de los jugadores diferentes, esa especie de magia que en Valer¨®n resulta m¨¢s misteriosa. Cuando se le ve expuesto a los rigores de la gran competici¨®n, inspira la solidaridad que merecen los d¨¦biles. Flaco, de apariencia fr¨¢gil, sin otro equipaje que una indescifrable habilidad, Valer¨®n se defiende en el campo con su f¨²tbol relajado, su instant¨¢neo conocimiento del juego y su hipn¨®tica facilidad para desarmar a los rivales. Es tan escasa la gente de sus caracter¨ªsticas que Valer¨®n parece un glorioso error gen¨¦tico en el f¨²tbol actual. A la selecci¨®n le corresponde aprovecharse de su talento, como ha hecho habitualmente con Ra¨²l, otro futbolista singular que hizo lo de costumbre: socorrer al equipo con un gol crucial. Y qu¨¦ gol.
Quiz¨¢ signifique algo que fueran Valer¨®n y Ra¨²l los protagonistas de los primeros goles
Camacho cerr¨® las especulaciones sobre el dibujo con un retorno a las fuentes, si es que las hab¨ªa abandonado. Era obligado alinear a Valer¨®n y Ra¨²l, pero hab¨ªa que decidir en qu¨¦ puestos. Se decidi¨® por retrasar a Valer¨®n a una posici¨®n que, desde luego, no le resulta desconocida. Otra cosa es que se trate de la m¨¢s conveniente. Demasiado pendiente de atender a Baraja, se abruma cuando se le carga de responsabilidades t¨¢cticas. Cuando se le descarg¨®, y eso ocurri¨® tras la sustituci¨®n de Luis Enrique por Helguera, la respuesta fue impecable: marc¨® un gran gol. Sin embargo, se observaron dificultades en el equipo, derivadas de un cierto rechazo de algunos jugadores a sus cometidos. Ocurri¨® principalmente con Valer¨®n, Luis Enrique y Baraja, los tres fuera de sus posiciones naturales.
Baraja ofici¨® de puro medio centro, cuando probablemente se trata de un excelente acompa?ante del pivote. No jug¨® ni bien ni mal, pero se le vio demasiado contenido y sin la soltura que le caracteriza. Acostumbrado como est¨¢ a invadir la media punta, esta vez no lo hizo jam¨¢s. No pod¨ªa hacerlo. La estructura del equipo depend¨ªa demasiado de ¨¦l, as¨ª que era improcedente cualquier aventura. Y como distribuidor es correcto en el mejor de los casos, pero no es un especialista puro.
El mismo problema representado por las funciones de Valer¨®n y Baraja se observ¨® en Luis Enrique, cuya actuaci¨®n fue parad¨®jica y capital para la victoria. Necesit¨® salirse del carril derecho y desordenarse para ofrecer su mejor versi¨®n, la del jugador dif¨ªcil de detectar por los defensas cuando se da a la guerrilla por todo el frente de ataque. Amarrado a la banda fue un hombre sufriente, sin capacidad para hacer da?o en la defensa eslovena.
Hubo durante el primer tiempo el sonido de las cosas poco engrasadas. De los eslovenos no hab¨ªa nada interesante. Acaso la decisi¨®n de colocar a Rudonja en la punta izquierda, donde jug¨® un mano a mano con Puyol durante todo el encuentro. El lateral espa?ol estuvo tan ocupado en este asunto que nunca se incorpor¨® al ataque. Tampoco lo hizo Juanfran, y eso fue un error sustancial porque all¨ª s¨®lo operaba Novak, que bastante ten¨ªa con De Pedro, uno de los m¨¢s activos y de los mejores en la selecci¨®n espa?ola.
De Pedro se sinti¨® c¨®modo en el partido, algo que no hab¨ªa sucedido casi nunca en sus anteriores actuaciones. Comenz¨® con dos excelentes lanzamientos de falta y luego se anim¨® a jugar. De un maravilloso pase suyo, porque aquello fue mucho m¨¢s que un centro, surgi¨® el segundo gol, anotado con serenidad y clase por Valer¨®n.
Pero el partido se hab¨ªa desatascado antes, en una intr¨¦pida incursi¨®n de Luis Enrique, muy en su papel de asaltante. A ¨²ltima hora, la pelota sali¨® rechazada y all¨ª apareci¨® Ra¨²l para amagar frente a Novak, que se comi¨® el enga?o, y marcar con un remate habilidoso.
Liberada por el gol, Espa?a no acab¨® de dar un trazo firme a su juego. Tambi¨¦n se vio bloqueada por la decepcionante actuaci¨®n de Trist¨¢n, sorprendentemente torpe, como si le hubiera ca¨ªdo el Mundial encima. Camacho le cambi¨® por Morientes, y a nadie extra?¨® la decisi¨®n.
Tambi¨¦n fueron evidentes las malas vibraciones que transmiti¨® Nadal, demasiado r¨ªgido en el ¨²ltimo asalto del partido. Si la cosa no pas¨® a mayores fue porque el gol de Eslovenia lleg¨® tarde y porque el penalti a Morientes evit¨® cualquier sorpresa. No era un d¨ªa para desaprovechar la oportunidad de romper con 52 a?os de frustraciones. Era un d¨ªa para ganar y afrontar el futuro con cierta tranquilidad. Porque trabajo queda por hacer. Y mucho. Al equipo le falta definici¨®n y le sobra gente fuera de su sitio.
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