Como un torrente
Que el ¨¦xito, en cualquier industria cultural, suele acarrear copias m¨¢s o menos desembozadas o incluso secuelas, es algo que sabemos de antiguo, y que el cine ha elevado a categor¨ªa. M¨¢s cuando una industria se debate entre su propia debilidad y los retos de un futuro no ya incierto, sino negr¨ªsimo. De ah¨ª que a Torrente, el impagable expendedor de caspa hisp¨¢nica, le haya salido una suerte de ap¨®sito, un clon -justo es decirlo, nacido con anterioridad, en un programa de TV3; pero que su trasvase a la gran pantalla se debe al ¨¦xito de Santiago Segura, parece fuera de toda duda- con lo justo para que no lo parezca: Vivancos. Comparte con Torrente el nuevo, y m¨¢s que dudoso, h¨¦roe su patosidad alarmante, su dedicaci¨®n policial y sus m¨¦todos expeditivos. Y no comparte virtualmente nada m¨¢s.
VIVANCOS 3
Director: Albert Saguer. Int¨¦rpretes: El Gran Wyoming, Anna Galiena, Juan Luis Galiardo, Javier Gurruchaga, Sim¨®n Andreu, Santi Mill¨¢n. G¨¦nero: comedia, Espa?a, 2002 Duraci¨®n: 90 minutos.
El problema de Vivancos es su propia existencia: porque si Torrente hincaba su ¨²ltimo sentido en una fecunda tradici¨®n convenientemente actualizada, la del p¨ªcaro hispano del Siglo de Oro,el tal Vivancos, nace con manifiesta voluntad de copia; del m¨¢s puro sinsentido, de la parodia de brocha gorda; parodia de parodia.
Carente de ritmo, mortalmente abandonada a la inspiraci¨®n de un buen actor c¨®mico, Wyoming, que poco puede hacer por insuflarle siquiera un t¨ªmido soplo de vida, la historia se retuerce entre chistes f¨¢ciles, situaciones imposibles y personajes est¨²pidos.
Babelia
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