La prueba del algod¨®n
Paraguay servir¨¢ para comprobar si Camacho sigue apostando por el ataque o toma m¨¢s precauciones
Roces y algunas palabras gruesas han precedido las v¨ªsperas del Espa?a-Paraguay. Hoy s¨®lo se dirimir¨¢n cuestiones futbol¨ªsticas en un partido que puede significar el paso de la selecci¨®n a la segunda ronda. Si gana, el acceso estar¨¢ asegurado, con todo lo que eso significa de tranquilidad en una competici¨®n extenuante en el aspecto f¨ªsico y mental. No ser¨¢ sencillo porque los equipos suramericanos son, por tradici¨®n, muy complicados para Espa?a, que s¨®lo ha ganado a Bolivia desde el Mundial del 94. Y Bolivia es lo m¨¢s parecido a una an¨¦cdota en el f¨²tbol de Suram¨¦rica. Paraguay tampoco es una de sus potencias, pero nadie olvida que elimin¨® a la selecci¨®n espa?ola en el ¨²ltimo Mundial. De aquel equipo permanecen la mayor¨ªa de sus mejores jugadores, con el a?adido del joven Santa Cruz, un delantero temible en el juego a¨¦reo y con bastantes condiciones t¨¦cnicas.
Por su trascendencia, el encuentro permitir¨¢ observar el punto de vista de Camacho ante un adversario superior a Eslovenia. Si en el primer partido aline¨® un equipo extremadamente ofensivo, no es tan clara que esa apuesta se repita en Jeonju, donde Espa?a sale en una situaci¨®n inmejorable. Es Paraguay -con un punto tras su empate con Sud¨¢frica- el equipo necesitado, el que puede sentirse consumido por la ansiedad. Nunca se ha sentido c¨®modo en situaciones que le demandan atacar. Defensiva por naturaleza, la selecci¨®n paraguaya ha acentuado este rasgo con Cesare Maldini, representante por excelencia de la vieja escuela italiana.
La cuesti¨®n es si Espa?a debe lanzar a toda su caballer¨ªa y favorecer la naturaleza del juego paraguayo: esperar y buscar el contragolpe con pelotazos inmediatos a Santa Cruz. Si Camacho mantiene esa idea ser¨¢ la confirmaci¨®n de que tiene muy claro su equipo titular en este Mundial, el que gan¨® a Eslovenia con una mayor¨ªa de jugadores poco dotados para defender. El posible cambio de Morientes por Trist¨¢n no afectar¨ªa a la estructura. Son dos futbolistas de diferentes caracter¨ªsticas, pero delanteros centro al fin. De medio campo hacia delante quedar¨ªan Baraja, Luis Enrique, De Pedro, Valer¨®n y Ra¨²l.
Otra mirada supondr¨ªa el ingreso de alg¨²n especialista defensivo en el medio campo. En principio el nombre que est¨¢ en boca de todos es Helguera, que ayudar¨ªa a Baraja en la contenci¨®n. Su elecci¨®n repercutir¨ªa bien en Luis Enrique o bien Valer¨®n. Uno de los dos quedar¨ªa fuera, decisi¨®n francamente dif¨ªcil para el t¨¦cnico, puesto que Valer¨®n parece intocable en estos momentos y Luis Enrique es uno de los jugadores m¨¢s competitivos y expertos del equipo.
Con estos antecedentes, Camacho tendr¨¢ que elegir entre atacar a un equipo que quiere que le ataquen o animar a Paraguay a correr los riesgos que no quiere. De alguna forma, la soluci¨®n a esta disyuntiva dir¨¢ mucho de lo que har¨¢ el seleccionador en la segunda ronda, si los resultados de la primera fase son los esperados. Por eso el partido frente a los paraguayos no s¨®lo es importante por los puntos, tambi¨¦n lo es por las pistas que dar¨¢ sobre el equipo que afrontar¨¢ la parte m¨¢s gruesa de la competici¨®n.
Fuera de las bravatas de Chilavert, Paraguay es casi la misma selecci¨®n del Mundial de Francia, con la particularidad de que sus mejores jugadores han descendido un pelda?o o dos en su rendimiento. S¨®lo Santa Cruz ha aparecido como una novedad relevante. En la Copa de Europa se sinti¨® intimidado por Hierro, que volver¨¢ a ocuparse de ¨¦l en un duelo que se promete interesante porque no hay en la delantera paraguaya otra amenaza que la representada por el prometedor futbolista del Bayern.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.