Manuel Barbadillo demuestra que sus pinturas con ordenador de 1968 est¨¢n en plena vigencia
El padre espa?ol de la cibern¨¦tica re¨²ne en Sevilla 35 obras modulares de su etapa inicial
Utilizar el ordenador como una herramienta de trabajo, con la misma soltura que un pintor sostiene el pincel, es el ¨²ltimo sue?o de muchos artistas, especialmente de los m¨¢s j¨®venes. Lo que para algunos a¨²n es ciencia ficci¨®n, para Manuel Barbadillo (Cazalla de la Sierra, Sevilla, 1929) es un gesto cotidiano desde hace casi 35 a?os. El padre espa?ol de la cibern¨¦tica, el primero en utilizar el ordenador para pintar en 1968, se gan¨® entonces el desprecio de sus colegas. 'Me trataban como si fuese un apestado', recuerda. Barbadillo inaugur¨® el jueves una muestra con las obras modulares de aquellos primeros a?os en la sala Fundici¨®n Real de la Casa de la Moneda de Sevilla.
Lo que artistas y aficionados al arte consideraban una frivolidad a finales de los a?os sesenta, el uso del ordenador para crear variaciones que luego plasmaba en el lienzo, es ahora una de las t¨¦cnicas m¨¢s utilizadas por la vanguardia. Manuel Barbadillo comenz¨® a trabajar con ordenador en 1968, tan s¨®lo tres a?os despu¨¦s de que el primer ordenador personal saliera al mercado, justo despu¨¦s de realizar el primer curso que imparti¨® el Centro de C¨¢lculo de la Universidad de Madrid.
Las obras de aquella primera ¨¦poca, fechadas entre 1968 y 1979, son las que integran la exposici¨®n que inaugur¨® el pasado jueves en la sala Fundici¨®n Real de la Casa de la Moneda, organizada por el ?rea de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla.
Barbadillo, que reside en M¨¢laga desde 1962, se confiesa un 'adicto al ordenador' y, desde que opt¨® por sus creaciones modulares, ha limitado su paleta al blanco y negro o al crema y marr¨®n.
'La elecci¨®n de estos dos colores, que algunas veces he sustitu¨ªdo por el crema y el marr¨®n, lleg¨® sola. Ahora, despu¨¦s de tanto tiempo, siento deseos de salir una ma?ana al campo y pintar un paisaje pero, la verdad, es que no lo hago nunca', reflexiona Barbadillo ante sus cuadros que cuelgan en los muros de un edificio del siglo XVI, el lugar en el que se acu?aba la moneda. Quizas el artista, de 73 ¨¢?os, ha sentido la nostalgia de los paisajes del sevillano Jos¨¦ Arpa, con quien aprendi¨® a dibujar, y recuerde sus lienzos plenairistas con campos llenos de color.
'S¨¦ que muchas personas no encuentran diferencias entre mis obras, pero para m¨ª si existen. ?sto es como una droga que no puedo dejar pero, afortunadamente, es in¨®cua', bromea.Barbadillo, rompedor en lo est¨¦tico, es una persona afable, tranquila y sin artificio. El t¨ªtulo de 'padre espa?ol de la cibern¨¦tica' no le sirve para ponerse medallas, ni le hacen falta, ni le han interesado nunca.
'La verdad es que la responsabilidad de haber sido el primero en esta aplicaci¨®n del ordenador no me supone ninguna carga. Primero porque no tiene efectos nocivos y, en segundo lugar porque a m¨ª no me ha ido tan mal', explica el artista que ha cambiado de modelo solamente en cuatro ocasiones. El equipo con el que trabaja actualmente tiene siete a?os y su due?o no tienen ninguna intenci¨®n de cambiarlo.
'La t¨¦cnica evoluciona tan r¨¢pidamente que he dejado de estar al d¨ªa. No pienso cambiar cada vez que salga un modelo mejor porque los programas que manejo los he creado yo y no necesito m¨¢s potencia', afirma el artista que expuso por primera vez en 1954 en Sevilla, para iniciar despu¨¦s un viaje por Europa y el norte de ?frica hasta 1959, a?o en el que se instal¨® en Nueva York, donde vivi¨® hasta 1962. Durante esa ¨¦poca su pintura pas¨® del realismo incial al informalismo
'Mis primeros a?os fueron muy duros. Tuve que soportar una incompresi¨®n total. Los pintores me despreciaban y el resto de la sociedad estaba temerosa, cre¨ªan que los ordenadores desplazar¨ªan al hombre', comenta. La muestra, que incluye 35 obras entre lienzos, bocetos y dibujos, estar¨¢ abierta hasta el 30 de junio. 'Contemplar estas obras no es viajar al pasado, sino al futuro', coment¨® absorto un espectador.
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