'Robinson Crusoe' vive en la Cuesta de las Perdices
Una familia con cinco hijos se opone a que su finca, con 196 ¨¢rboles, aves y viajes de agua, sea integrada en una urbanizaci¨®n
En la Cuesta de las Perdices vive un Robinson Crusoe de nuestro tiempo. Lo es porque habita en un islote verde, rodeado de ¨¢rboles y p¨¢jaros, circundado por un erial en trance de ser urbanizado a un suspiro del fragor de tr¨¢fico de la carretera de A Coru?a. Pero ¨¦l y su familia se niegan a abandonar este vergel. 'Ni por mil millones de pesetas abandonar¨ªa esta casa, que adoro. No quiero especular con ella y s¨®lo saldr¨¦ de aqu¨ª si la ley as¨ª lo dispone o bien con los pies por delante', dice.
Hombre alto, de ojos verdes y mirada distra¨ªda, se llama Miguel San Rom¨¢n. Es arquitecto y tiene 42 a?os. Suele vestir vaqueros y camisas de cuadros, como de le?ador canadiense. Esposo de Hel¨¨ne, una elegante dama francesa que comparte su ideario ecologista, ambos son padres de cinco hijos de entre cinco y diecis¨¦is a?os. Viven en una bella casa de ladrillo y piedra, en una finca que perteneci¨® al doctor y com¨¦di¨®grafo madrile?ista Vital Aza (1851-1911). Casamarilla, que as¨ª se llama, posee un interior decorado con bru?ida madera y un exterior donde destaca la proa de un prominente ventanal, bow window. Su imagen, intensamente campestre, hace olvidar que la finca se encuentra apenas a 9,2 kil¨®metros de la Puerta del Sol, sobre la carretera de A Coru?a. La adquirieron en 1996 al propietario de un vivero. Tiene 6.600 metros cuadrados de terreno con casi medio metro de humus vegetal que la convierten en un aut¨¦ntico vergel: sobre su lar crecen 196 ¨¢rboles de 25 especies distintas de grandes di¨¢metros troncales, seg¨²n el inventario hecho por la organizaci¨®n Ecologistas en Acci¨®n, a la que Miguel San Rom¨¢n ha solicitado consejo y ayuda para impedir una expropiaci¨®n que amenaza con integrar su finca en una urbanizaci¨®n planteada por propietarios de parcelas colindantes que s¨ª desean venderlas.
Veinticinco especies de ¨¢rboles, otras tantas de arbustos, praderas y laderas de hip¨¦ricos circundan el casal
Por un pasillo con m¨¢s de cuarenta ¨¢rboles que en su d¨ªa fueron simples arbustos de ariz¨®nica, se accede a un jard¨ªn cuyas praderas de c¨¦sped suman 2.019 metros cuadrados; dos laderas de hiedra, de 170 metros cada una, y tres laderas m¨¢s de hip¨¦ricos, car¨ªsima planta de gran belleza, alfombran el per¨ªmetro de la casa. Un hondo estanque da cobijo a centenares de peces rojos y anaranjados que hacen las delicias de numerosas aves, de hasta veinte especies distintas, que frecuentan los ¨¢rboles del casal: cipreses, moreras, olmos, higueras y nogales, am¨¦n de cedros del Atlas y del Himalaya, chopos de lomo blanco, magnolios, prunos de talle de seda... Sobre sus ramas frondosas paran ¨¢guilas, garzas reales, currucas, chochines, agateadores, petirrojos y picogordos, entre otras aves, a un suspiro del contiguo monte de El Pardo.
?Por qu¨¦ raz¨®n la familia de Miguel San Rom¨¢n habr¨ªa de irse de un paraje as¨ª, a 9,2 kil¨®metros del centro de la ciudad, en la cuenca del Manzanares?
'Todo el contorno, salvo dos casas cercanas con arquitectura de principios del siglo XX, compone ahora un erial', explica. 'Los propietarios de estos terrenos, que han formado legalmente una Junta de Compensaci¨®n, quieren urbanizar toda la superficie desde la calle de Tapia de Casariego hasta la misma carretera de A Coru?a, incluyendo nuestra propiedad; pero nosotros', a?ade San Rom¨¢n, 'no queremos integrarnos en esa urbanizaci¨®n. Respetamos su decisi¨®n, pero nos parece que hay que preservar esta riqueza de arbolado, de plantas y de animales', afirma mientras muestra una jaula de f¨¢brica donde viven decenas de p¨¢jaros ex¨®ticos, desde cotorras argentinas, hasta loros de plumaje amarillo y azul¨®n, o un ejemplar de viuda negra, un jilguero del tama?o de un gorri¨®n y vistosa cola de 30 cent¨ªmetros. Toda una delicia para sus hijos. La vivienda cuenta con gallinero, una huerta con plantaci¨®n de menta y un manantial con galer¨ªas abovedadas que procura tres metros c¨²bicos de agua cada d¨ªa. Se cree que pudiera ser el ramal de un sistema de viajes consignado en mapas del siglo XVIII. El pleito de expropiaci¨®n forzosa sigue en estudio en el departamento de Iniciativa Privada II de la Gerencia Municipal de Urbanismo. Un familiar de Andr¨¦s Mart¨ªnez-Bordi¨², conde de Morata de Jal¨®n, el presidente de la Junta de Compensaci¨®n, hoy postrado por enfermedad, remite al departamento municipal cuando se le pide la opini¨®n del colectivo de propietarios. La junta ofreci¨® en su d¨ªa a San Rom¨¢n 200 mi1lones de pesetas (dos millones de euros) por Casamarilla. 'No los quiero', les dijo. 'Prefiero mi casa, mis ¨¢rboles y los p¨¢jaros'.
Manantiales subterr¨¢neos
Ante la anunciada urbanizaci¨®n del ¨¢rea, Miguel San Rom¨¢n recurri¨® a la Direcci¨®n General de Patrimonio Hist¨®rico de la Comunidad de Madrid. Quiso informarle de que su finca Casamarilla albergaba galer¨ªas de viajes de agua conocidos como La Mina del Franc¨¦s, cuyo manantial discurre entre canalizaciones abovedadas de cuidada f¨¢brica. As¨ª cabe comprobarlo al descender tres metros por una trampilla situada en el v¨¦rtice suroeste del jard¨ªn. La legislaci¨®n patrimonial hist¨®rica de la Comunidad de Madrid protege canalizaciones de esta hechura con m¨¢s de 100 a?os de antig¨¹edad. Un arque¨®logo que inspeccion¨® ayer estas galer¨ªas dat¨® su construcci¨®n entre 1830 y 1860. Del mismo modo, San Rom¨¢n inform¨® al Ayuntamiento y a la Comunidad de la riqueza de la fauna y de la vegetaci¨®n que su finca cobija, y ello para conseguir su salvaguarda mediante una declaraci¨®n protectora que est¨¢ siendo estudiada desde el 30 de mayo. 'En cinco a?os, en nuestro contorno se han producido diez incendios. En uno de ellos mis hijos corrieron grav¨ªsimo peligro. La Junta de Moncloa-Aravaca est¨¢ informada de ello', asegura con un poso de pesadumbre.La finca donde se alza Casamarilla qued¨® incluida en la delimitaci¨®n del ?rea de Planeamiento Espec¨ªfico en suelo urbano, dentro del ¨¢mbito Valdemar¨ªn-Aravaca. Est¨¢ inserta en la revisi¨®n del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana de Madrid de 1997 en torno a la cual surgi¨® una ardua fricci¨®n entre Ayuntamiento y Comunidad de Madrid. ?sta inst¨® al Consistorio a rebajar su edificabilidad, instancia que, al parecer, no le compet¨ªa invocar.
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