Viajera por tierras del islam
Un d¨ªa de la primavera de 2001, Ana M. Briongos se fue de compras con su amiga Mariam a las tiendas de ropa del bulevar Chahar Bagh, en Isfahan. Llevaba varios d¨ªas en la ciudad de las c¨²pulas azul turquesa y se hab¨ªa dado cuenta de que la bata negra con la que se cubr¨ªa desde el cuello hasta las mu?ecas y los tobillos era demasiado pobre y austera. Al calor de la apertura impulsada por el presidente Jatam¨ª hab¨ªa surgido en Ir¨¢n toda una moda de abrigos, gabardinas, guardapolvos, levitas, batas, chadores, pa?uelos, fulares y tocas. Los hab¨ªa de todos los tama?os, colores y formas, y m¨¢s o menos decorados con detalles de fantas¨ªa.
Para las iran¨ªes, romper de este modo con la pieza ¨²nica y luctuosa que tanto le gustaba a Jomeini, el chador negro, es 'una forma de reafirmar su feminidad y su libertad', dice Briongos, que termin¨® por adquirir un abrigo negro, algo entallado y con un ribete plateado en los bordes. La prenda le quedaba un pel¨ªn corta, pero, en un acto de solidaridad con la rebeld¨ªa de sus cong¨¦neres iran¨ªes, Briongos se sum¨® a la corriente transgresora de ense?ar los tobillos, aunque sea tapados por calcetines o medias. Y para cubrir el cabello se puso un pa?uelo de color marfil con encajes.
'Los j¨®venes de los pa¨ªses de la abundancia tendr¨ªan que dedicar un a?o de su vida, antes de que las obli-gaciones familiares o profesionales les aten, a viajar por los caminos del mundo'
Nacida en Barcelona en 1946, hija de un inspector de polic¨ªa burgal¨¦s y una maestra catalana, licenciada en Ciencias F¨ªsicas y viajera desde hace m¨¢s de treinta a?os por tierras del islam, Briongos acaba de publicar La cueva de Al¨ª Bab¨¢, el relato de su primavera de 2001 en la que estuvo trabajando en una tienda de alfombras del bazar de Isfah¨¢n. Es el segundo libro sobre Ir¨¢n de esta escritora, de la que se cit¨® mucho el pasado oto?o su Invierno en Kandahar, el testimonio del periodo que pas¨® en Afganist¨¢n.
A Afganist¨¢n se fue en 1969, cuando era estudiante universitaria. 'Los Beatles', dice, 'ten¨ªan un guru indio y yo decid¨ª que, como ellos, quer¨ªa irme hacia Oriente, pero en autob¨²s de l¨ªnea y con muy poco dinero; y de autob¨²s en autob¨²s me plant¨¦ en Afganist¨¢n y se me abri¨® un nuevo mundo. De Afganist¨¢n me cautiv¨® la extraordinaria dignidad de sus gentes, que como hormigas laboriosas organizaban su vida en un pa¨ªs tan pobre, y su respeto hacia mi persona, mujer joven que viajaba sola'. Tras su primer viaje, Briongos hizo otros muchos al pa¨ªs ahora identificado con los talibanes y Bin Laden, y siempre regres¨® 'sin ropa interior, porque es el objeto material que m¨¢s desean las mujeres de all¨ª'. Tambi¨¦n recuerda que una vez le propusieron seriamente que se casara con un se?or de una gran familia que planeaba adquirir una segunda esposa. 'Al tipo iba a costarle una fortuna la broma de la segunda esposa, y cuando se enter¨® de que en Aspanist¨¢n, o sea Espa?a, un hombre no tendr¨ªa que pagar nada para casarse conmigo, me hizo toda una proposici¨®n, a ver si colaba'.
Con la mochila a la espalda
Briongos es una excelente viajera por tierras del islam. No va dando lecciones desde una supuesta o real superioridad occidental, sino que procura empaparse de lo mucho bueno que hay en la diferencia de pa¨ªses como Afganist¨¢n o Ir¨¢n. 'Viajar', dice, 'es una escuela donde se abren las puertas del esp¨ªritu y se afianzan la tolerancia y la solidaridad. Se aprende a dar y a recibir, a compartir, a disfrutar de lo poco, a valorar lo que se tiene, a ser feliz en la austeridad y a festejar la abundancia. Se aprende a escuchar, a mirar y a querer. Los j¨®venes de los pa¨ªses de la abundancia tendr¨ªan que dedicar un a?o de su vida, antes de que las obligaciones familiares o profesionales los dejen atados para siempre, a viajar por los caminos del mundo, con la mochila a la espalda'.
'Los viajeros son en general bienvenidos en los pa¨ªses musulmanes, porque aportan informaci¨®n y distracci¨®n a la comunidad', observa Briongos con acierto. Pero ella es bien consciente de que el hecho de ser mujer puede complicar la aventura por esos pagos. 'Siempre he sido una persona respetuosa y prudente, y ello me ha facilitado el viaje en solitario sin problemas. Creo que una mujer debe guardar siempre la dignidad y el decoro para llegar a ser objeto de respeto desde el primer golpe de vista, y si eso implica vestirse discretamente, ponerse incluso un pa?uelo o un chador, pues lo hago'. A esa recomendaci¨®n general le a?ade una pr¨¢ctica: 'Es mejor llevar faldas anchas y largas que oculten las partes cuando se debe ir al ba?o en plena estepa y no hay ning¨²n arbusto ni ninguna piedra detr¨¢s de la cual esconderse'.
Casada y con hijos, Briongos debe responder en los pa¨ªses isl¨¢micos a muchas preguntas sobre su situaci¨®n familiar. 'Siempre llevo las fotos de mis hijos en la cartera, y las saco en cuanto se tercia', dice. 'Y como ya soy mayor, mis anfitriones entienden mejor que vaya por ah¨ª sin marido, aunque yo lo nombro en todas mis conversaciones y todo el mundo se queda tan contento'. El pasado a?o, la viajera tuvo la mejor acogida posible en Isfahan, lo que reafirm¨® su amor por Ir¨¢n, un pa¨ªs donde ya hab¨ªa estudiado de joven. 'Ir¨¢n', dice, 'tiene injustamente muy mala prensa desde el triunfo de la revoluci¨®n isl¨¢mica de Jomeini, pero a m¨ª me fascina el que su cultura milenaria se palpe en cada uno de sus habitantes, por humildes que sean. Con su cortes¨ªa y su elegancia, los iran¨ªes logran esconder tensiones tremendas'. En cambio detesta Pakist¨¢n. 'Me pareci¨® un pa¨ªs horrible, con multitudes malcaradas, socarronas, burlonas; fue un desamor a primera vista, y, seg¨²n me cuentan, hoy est¨¢ peor'.
Briongos se define como 'una persona pesimista a la que salva la curiosidad. Todo me atrae y sobre todo la gente, las vidas de los otros, c¨®mo se lo montan, sus truquillos para sobrevivir, la picaresca de las sociedades. Cada persona me parece un h¨¦roe, y su vida, la mejor de las novelas'. La suya, desde luego, es, como m¨ªnimo, muy distinta de la que hab¨ªa imaginado para su hija un inspector de polic¨ªa burgal¨¦s desembarcado en Barcelona con la cruzada franquista.
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