El gran desaf¨ªo del siglo
El temor a la avalancha migratoria se abre paso en Europa. La UE, que afrontar¨¢ este problema en su cumbre de los pr¨®ximos d¨ªas 21 y 22 en Sevilla, tiene ahora 18 millones de inmigrantes establecidos, y la ONU ha advertido a los europeos de que necesitar¨¢n otros 44 millones antes de 2050 para mantener un crecimiento estable y asegurar las pensiones. Pero en la Uni¨®n hay tambi¨¦n al menos tres millones m¨¢s de inmigrantes clandestinos y cada a?o la cifra aumenta en otros 500.000 cuando la mitad de los europeos, seg¨²n un eurobar¨®metro del a?o pasado, sostiene que las minor¨ªas extranjeras en su entorno son 'una causa de inseguridad'. Por eso, la guerra contra los ilegales y el f¨¦rreo control de las fronteras europeas, inspirados por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Tony Blair, entre otros, auguran un regreso a la impracticable tesis de la Europa fortaleza y distorsionan el debate sobre la imparable y necesaria llegada de extranjeros a Europa.
Al rebufo de los ataques del 11 de septiembre y del recelo al extranjero, especialmente musulm¨¢n, la UE parece hoy enfrascada en preparar una batalla contra los clandestinos. Lo que hasta el mes pasado era un problema s¨®lo aireado por la ultraderecha es 'en estos momentos la cuesti¨®n m¨¢s relevante de Europa' frente a la que 'no caben demagogias, frivolidades ni actitudes hip¨®critas', en boca de Aznar, presidente de turno de la UE.
Combate contra los 'sin papeles'
Han sido Aznar y Blair los que anunciaron el pasado 20 de mayo en Londres que el combate contra la inmigraci¨®n ilegal ser¨¢ lo m¨¢s importante que analicen los l¨ªderes de los Quince en Sevilla los pr¨®ximos d¨ªas 21 y 22. Durante su encuentro en Londres, cuenta la agencia Reuters, un asesor de Blair dijo: '?No nos hemos puesto de acuerdo para luchar contra el terrorismo? ?Por qu¨¦ no tambi¨¦n contra la inmigraci¨®n ilegal?'. Probablemente ha sido el comentario pol¨ªtico que con m¨¢s obviedad ha relacionado el 11-S con esta aparente guerra contra el sin papeles. Desde la ¨®ptica opuesta, tambi¨¦n lo hace el comisario europeo de Justicia e Interior, Ant¨®nio Vitorino, cuando asegura que 'el refuerzo de la lucha contra el terrorismo no puede afectar al desarrollo de nuestras pol¨ªticas de integraci¨®n'.
Desde aquel 20 de mayo, han sido ya siete los Gobiernos europeos, incluido el espa?ol, los que han anunciado cambios para endurecer sus leyes de inmigraci¨®n. Alemania (el 9% de sus habitantes son inmigrantes legales) incrementar¨¢ los controles sobre ciudadanos de 22 pa¨ªses, Italia (2,2%) y Portugal (1,8%) expulsar¨¢n a todo inmigrante sin contrato, el Reino Unido (3,8%) facilitar¨¢ las expulsiones, Dinamarca (4,8%) recortar¨¢ el acceso a las ayudas sociales, Holanda (4,1%) reducir¨¢ sus cupos anuales y Espa?a (3%) prohibir¨¢ la regularizaci¨®n de ilegales.
Durante su gira por las capitales europeas previa a la cumbre de Sevilla, Aznar asegur¨® que cuenta con el respaldo mayoritario para poner en marcha en Sevilla un plan integral con decisiones concretas sobre el derecho de asilo y el estatuto del refugiado, un programa com¨²n contra la inmigraci¨®n ilegal y un proyecto para reforzar las fronteras de la UE.
Es cierto que alguno le llam¨® la atenci¨®n, como cuando el primer ministro sueco, Goran Persson, coment¨® ante ¨¦l que hay que tener 'mucho cuidado' al relacionar delincuencia e inmigraci¨®n, o cuando desde la Comisi¨®n Europea le precisaron que s¨ª, que hay que luchar contra la inmigraci¨®n ilegal, pero que tambi¨¦n se debe gestionar bien la legal. Pero es tambi¨¦n verdad que la mayor¨ªa se pronunci¨® en p¨²blico a favor del proyecto del presidente espa?ol. Y eso que en Roma, por ejemplo, lleg¨® a tachar de 'hip¨®critas' a quienes creen que 'los pa¨ªses tienen una capacidad de acogida ilimitada', un mensaje que trajo a la memoria otros m¨¢s radicales manejados desde la ultraderecha europea al hablar de la saturaci¨®n de inmigrantes.
La advertencia de Persson no parece encajar con los sentimientos en la calle. No s¨®lo uno de cada dos europeos cree que los n¨²cleos de extranjeros son una fuente de inseguridad, sino que el porcentaje sube hasta el 80% en Grecia, roza o supera el 60% en Francia y B¨¦lgica, y desciende al 37% en Espa?a y al 26% en Suecia.
Ante los discursos de alerta frente al extranjero, primero de la ultraderecha y m¨¢s tarde del centro-derecha, el ciudadano europeo puede creer que la avalancha migratoria se ha disparado ahora. No es cierto. Fue al comienzo de la pasada d¨¦cada cuando se registraron llegadas masivas de trabajadores extranjeros a Europa: hasta 1,3 millones por a?o. Posteriormente, las entradas en la UE se redujeron a menos de la mitad, sin duda por la crisis econ¨®mica que comenz¨® en 1992, y han crecido despu¨¦s en 1999 (el saldo migratorio neto ese a?o fue de 711.000 personas), en 2000 (680.000) y en 2001 (un mill¨®n).
Durante toda la d¨¦cada pasada, el saldo migratorio medio anual en la UE (diferencia entre inmigraci¨®n y emigraci¨®n) ha sido del 2,2% de la poblaci¨®n, una cifra muy alejada del 3% registrado en Estados Unidos o del 6% en Canad¨¢. Gracias al saldo migratorio positivo en 2000 (1,8% en los Quince), Alemania, Italia, Grecia y Suecia no vieron disminuir su poblaci¨®n ese a?o a pesar de la reducida tasa de natalidad que registran. En Alemania y Suecia se repiti¨® el mismo fen¨®meno el a?o pasado, un dato que hay que poner en relaci¨®n con las elevadas tasas de mayores de 65 a?os que registran todos los pa¨ªses de la UE (v¨¦ase cuadro adjunto).
Equilibrar las procedencias
Al comienzo de este nuevo siglo, los extranjeros en la UE s¨®lo suponen alrededor del 5% de una poblaci¨®n total de 378 millones de personas. Los extremos van desde Grecia, con s¨®lo un 1,6% de inmigrantes pese a registrar aparentemente el mayor rechazo a los mismos, y Luxemburgo, con un 33% de extranjeros, si bien muchos de ellos proceden de otros pa¨ªses de la UE, especialmente de Portugal. El problema radica en equilibrar las necesidades laborales de los pa¨ªses europeos y la llegada de inmigrantes. Por eso, Rainer Muenz, dem¨®grafo de la Universidad Humboldt de Berl¨ªn, ha advertido que 'los Gobiernos europeos necesitan definir qu¨¦ clase de inmigrantes quieren', pero que 'intentar cerrar las puertas ser¨¢ un fracaso y los pol¨ªticos comprobar¨¢n que as¨ª no se resuelve el problema'.
Mientras la soluci¨®n no llega, el fantasma de la inmigraci¨®n ha sido manejado con rentabilidad electoral en los ¨²ltimos a?os por dirigentes xen¨®fobos o ultraderechistas en buena parte de Europa, sabedores de que cuentan con un campo de cultivo adecuado. En Austria (9,3% de inmigrantes), el Partido Liberal Austriaco (FP?) de J?rg Haider logr¨® en 1999 el 27% de los votos y entr¨® en el Gobierno al a?o siguiente. En B¨¦lgica (8,3% de extranjeros), el Vlaams Blok de Frank Vanhecke se situ¨® como la tercera fuerza en Flandes en las municipales de 2000. En mayo de ese a?o, en Italia (2,2% de extranjeros), el triunfo de Silvio Berlusconi llev¨® al Gobierno al xen¨®fobo Umberto Bossi. En noviembre de 2000, el Partido Popular de Dinamarca (4,8% de inmigrantes) de Pia Kjaersgaard se convirti¨® en la tercera fuerza del pa¨ªs y entr¨® en el Gobierno que presidir¨¢ la UE el pr¨®ximo semestre. En Francia (5,5% de extranjeros), Jean-Marie Le Pen logr¨® en la primera vuelta de las presidenciales m¨¢s apoyo que el ex primer ministro socialista Lionel Jospin. En Holanda, el partido del asesinado Pym Fortuyn fue el segundo m¨¢s votado en mayo.
El peligro de la p¨¦rdida de identidad cultural o religiosa, junto al miedo a la delincuencia, aderezado con un rechazo a la construcci¨®n europea por temor a una reducci¨®n de la soberan¨ªa nacional, han constituido la columna vertebral de los discursos de esos dirigentes ultraderechistas. 'Holanda est¨¢ llena', lema de Fortuyn, o 'los extranjeros son el gran problema de Dinamarca', de Kjaersgaard, han hecho mella en unas ciudades europeas que ven a?o tras a?o c¨®mo surgen barrios enteros, en ocasiones en los centros hist¨®ricos, bajo control absoluto de los inmigrantes. En las calles de Alemania (9.000 neonazis fichados), B¨¦lgica o Inglaterra, esos discursos se han traducido en demasiadas ocasiones en ataques mortales a inmigrantes o centros de refugiados.
Mientras ese tipo de l¨ªderes ha explotado en los ¨²ltimos a?os los ocultos temores de la ciudadan¨ªa (para el 80% de los europeos, seg¨²n Eurostat, la prioridad m¨¢xima de la UE debe ser la seguridad), los gobernantes y los l¨ªderes de los principales partidos en la oposici¨®n han mantenido un preocupante silencio. De un lado, eran conscientes de que cualquier mensaje sobre tan delicada cuesti¨®n podr¨ªa restarles votos o incluso acarrearles acusaciones de xenofobia o irresponsabilidad. De otro, cada Gobierno ha visto la cuesti¨®n de forma radicalmente diferente, sobre todo entre quienes tienen fronteras migratorias exteriores a la UE (Alemania, Austria o Espa?a) y quienes no las tienen (Holanda, Irlanda o Finlandia). Y entre quienes, como Alemania y Austria, tienen fronteras con pa¨ªses candidatos a incorporarse a la UE, y los que, como Espa?a o Italia, constituyen la puerta de entrada para ciudadanos de pa¨ªses en desarrollo o subdesarrollados (Magreb, ?frica subsahariana, Afganist¨¢n, Irak, Balcanes, China...).
Y es que, pese a que los Quince han reiterado hasta la saciedad que, en una Europa sin fronteras, el problema jam¨¢s podr¨¢ ser abordado con ¨¦xito si no es a trav¨¦s de una pol¨ªtica com¨²n de inmigraci¨®n, lo cierto es que llevan intent¨¢ndolo sin ¨¦xito desde 1999. Ese a?o, la cumbre europea de Tampere consagr¨® la necesidad de contar con normas comunes y la Comisi¨®n Europea se puso manos a la obra, pero sus iniciativas para gestionar en conjunto los flujos migratorios han sido boicoteadas sistem¨¢ticamente por Alemania, Austria, Holanda y Dinamarca, que rechazan que alguien les imponga unas leyes que no encajen con sus intereses nacionales. El pasado d¨ªa 5 se lo record¨® por carta el presidente de la Comisi¨®n, Romano Prodi, a Aznar ante la insistencia de ¨¦ste de convertir ahora la inmigraci¨®n en 'la cuesti¨®n m¨¢s importante de Europa'.
Proyecto e informes
Ya es hora, dec¨ªa Prodi en la carta, de 'impulsar la aprobaci¨®n de medidas legales pr¨¢cticas cuyos proyectos est¨¢n ya sobre la mesa', a la vez que precisaba que no se trata 's¨®lo de enfrentarse a la inmigraci¨®n ilegal, sino de regular a la vez la necesaria llegada de inmigrantes'. El comisario de Justicia e Interior, Ant¨®nio Vitorino, ha presentado en los ¨²ltimos tres a?os al menos cinco proyectos de directivas y dos informes sobre inmigraci¨®n legal e ilegal.
Respecto a la inmigraci¨®n legal, la Comisi¨®n ha presentado iniciativas sobre reagrupaci¨®n familiar de inmigrantes (diciembre de 1999), concesi¨®n de estatuto de residente de larga duraci¨®n a quienes lleven m¨¢s de cinco a?os en situaci¨®n legal (marzo de 2001) y gesti¨®n conjunta de flujos de inmigrantes, que incluir¨ªa permisos ¨²nicos de residencia y trabajo para inmigrantes temporales (julio de 2001).
En cuanto a la inmigraci¨®n irregular, los ministros de Justicia e Interior pactaron el pasado 25 de abril castigar, por ejemplo al firmar o revisar acuerdos de cooperaci¨®n econ¨®mica, a los pa¨ªses de origen que no colaboran en evitar la salida de su territorio de inmigrantes sin papeles. Vitorino tambi¨¦n ha propuesto este a?o crear una polic¨ªa europea de fronteras exteriores para controlar la inmigraci¨®n ilegal o la aplicaci¨®n de normas comunes para expulsar a todos los extranjeros en situaci¨®n ilegal.
Puesto por Aznar en primera l¨ªnea del debate europeo el tema de la inmigraci¨®n, en la sesi¨®n de la Convenci¨®n sobre el Futuro de Europa del pasado d¨ªa 6 la mayor¨ªa de las decenas de oradores se refirieron a la cuesti¨®n. Y ¨¦se fue el escenario en el que quedaron patentes las diferentes Europas en este campo. El alem¨¢n Erwin Teufel exigi¨® que cada Estado pueda actuar en funci¨®n de su mercado de trabajo y su capacidad de integraci¨®n. El ingl¨¦s Timothy Kirkhope dijo s¨ª a la cooperaci¨®n, pero no a unificar todo, como qu¨¦ es o no delito. El luxemburgu¨¦s Jacques Santer reneg¨® del cierre de fronteras y reclam¨® a Europa como 'tierra de acogida', mientras la sueca Lena Hjelm-Wallen rechaz¨® dar 'un paso atr¨¢s en las pol¨ªticas generosas sobre el estatuto de refugiado'. El franc¨¦s Alain Lamassoure denunci¨® que 'no se puede soportar la hipocres¨ªa de un sistema' seg¨²n el cual 'Francia ve pasar los clandestinos mientras Alemania y el Reino Unido est¨¢n bajo presi¨®n'.
El 25 de septiembre de 2000, polic¨ªas belgas se deshicieron de noche de 48 inmigrantes kosovares y kurdos pas¨¢ndoles en coches oficiales a Francia por viejos caminos de contrabandistas. El Gobierno brit¨¢nico ha protestado en varias ocasiones ante el franc¨¦s porque el centro de acogida de Sangatte se ha convertido en un foco de atracci¨®n para decenas de miles de clandestinos que intentan pasar al Reino Unido a trav¨¦s del t¨²nel del Canal de la Mancha. Creado en oto?o de 1999, en Sangatte hay a diario unos 1.500 extranjeros.
Falta de voluntad pol¨ªtica
Por esas diferencias y esas pr¨¢cticas, ni una sola de las citadas medidas impulsadas por la Comisi¨®n ha sido aprobada a¨²n. 'Constato una falta de voluntad pol¨ªtica por parte de los Estados', comenta Vitorino, 'pero los inmigrantes siguen llamando a nuestras puertas porque ellos no esperan a que hagamos las leyes'. Su proyecto b¨¢sico consiste en que cada Estado comunique a Bruselas cada a?o qu¨¦ n¨²mero de inmigrantes necesitar¨¢ para el siguiente ejercicio y para qu¨¦ sectores, de modo que la UE pueda prever c¨®mo gestionar esos flujos entre los Quince y pactar una distribuci¨®n sensata.
Pese a las promesas de Vitorino de que siempre se respetar¨¢ la soberan¨ªa de los Estados a la hora de establecer los cupos anuales, Alemania y Austria no quieren abrir la puerta a la posibilidad de que sus socios puedan imponerles el n¨²mero o el origen de sus inmigrantes. Los dos pa¨ªses, por ejemplo, han obligado a los dem¨¢s a una moratoria de siete a?os para que los trabajadores de los 12 pa¨ªses candidatos puedan establecerse con libertad en la UE. Y Berl¨ªn ya ha advertido que no tolerar¨¢ decisiones por mayor¨ªa en este terreno (hoy impera el recurso al veto en la pol¨ªtica de inmigraci¨®n) hasta que no haya reglas comunes pactadas.
Entretanto, cada cual intenta poner puertas al mar como puede, siempre demostrando una incapacidad para gestionar esos flujos, tanto legales como ilegales. La prueba m¨¢s obvia es el peri¨®dico proceso de regularizaci¨®n de ilegales que practican los pa¨ªses de la Uni¨®n. Cada a?o, seg¨²n los datos que maneja la Comisi¨®n Europea, entra en Europa medio mill¨®n de inmigrantes de forma clandestina, y la mayor¨ªa, tarde o temprano, acaban siendo legalizados.
Los siete puntos 'calientes'
Los siete puntos calientes, los pasos donde los inmigrantes se juegan a diario la vida, son el Estrecho de Gibraltar (cada a?o fallecen ahogados decenas de personas), el t¨²nel del Canal de la Mancha (58 chinos murieron asfixiados en un cami¨®n en junio de 2000 y en 2001 fueron interceptadas m¨¢s de 30.000 personas), Lituania (ruta usada por trabajadores del Este), Bosnia-Herzegovina (m¨¢s de 50.000 orientales llegan al a?o como turistas para pasar a la UE), costa sur de Italia o Sicilia (zona de llegada de barcos atestados que cruzan el Mediterr¨¢neo o proceden de Albania), la costa griega (800 kurdos fueron abandonados en un barco en noviembre del a?o pasado) y la frontera greco-turca (unos 250.000 clandestinos de Oriente Pr¨®ximo, Asia y ?frica la utilizan cada a?o).
Algunos pa¨ªses, como Espa?a, han utilizado ayudas europeas para blindar sus pasos mediante vallas en Ceuta y Melilla o avanzados sistemas electr¨®nicos para detectar las pateras, pero el n¨²mero de personas que logran penetrar en el espacio europeo sigue en aumento, con el consiguiente beneficio para las organizaciones criminales dedicadas al tr¨¢fico de inmigrantes. Endurecer las condiciones para el inmigrante legal supondr¨¢ m¨¢s demanda para los traficantes de clandestinos. S¨®lo en febrero pasado, la polic¨ªa impidi¨® la entrada en territorio espa?ol a 93.000 personas.
Dado el escaso ¨¦xito policial a la hora de frenar la avalancha, los dirigentes europeos apuestan ahora por dos iniciativas. La primera consiste en crear esa polic¨ªa europea de fronteras, para la que se prev¨¦ incluso una academia ¨²nica de formaci¨®n y el empleo de aviones o la futura red de sat¨¦lites Galileo. Agentes de la polic¨ªa asesorar¨¢n a sus hom¨®logos de pa¨ªses fronterizos a la UE para taponar esos 'coladeros' de los que habla Aznar.
La segunda iniciativa, para presionar m¨¢s a quienes no controlan esos 'coladeros', consiste en castigar a los pa¨ªses fronterizos a la hora de suscribir o concretar los acuerdos de colaboraci¨®n con la UE. Hay consenso entre los Quince para apoyar la idea del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, de incluir la de inmigraci¨®n dentro de la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n. Berl¨ªn, por ejemplo, tiene suscritos acuerdos con todos sus pa¨ªses lim¨ªtrofes para devolverles a los ilegales que han entrado en Alemania. Espa?a tambi¨¦n ha firmado textos similares con Marruecos, entre otros. Pero si los ilegales son sorprendidos dentro del territorio nacional y su nacionalidad es de un tercer pa¨ªs o simplemente se desconoce, el problema resulta irresoluble.
No mucha m¨¢s capacidad tienen los Gobiernos a la hora de aplicar medidas para acoger e integrar a los inmigrantes. Los guetos que florecen en todas las grandes ciudades europeas dan lugar a incontables conflictos. En uno de esos guetos, en el barrio bruselense de Molenbeek, dominado por los musulmanes, se instal¨® con 25 a?os el tunecino Abdessattar Dahmane en 1987. Vest¨ªa vaqueros, llevaba el pelo corto y disfrutaba del reggae y la cerveza. Catorce a?os despu¨¦s, luc¨ªa una larga barba y viajaba a Afganist¨¢n para entrenarse. El 9 de septiembre de 2001, haci¨¦ndose pasar por periodista, mat¨® al l¨ªder guerrillero opositor al r¨¦gimen talib¨¢n Ahmed Masud.
Un informe de la Seguridad del Estado belga elaborado a finales del a?o pasado alerta al Gobierno sobre la 'amenaza del proyecto pol¨ªtico del islamismo radical' en pleno coraz¨®n de Europa. 'Un plan que se opone a toda forma de integraci¨®n de esas personas en nuestro sistema pol¨ªtico y social'. El documento destaca que son los j¨®venes de la segunda y tercera generaci¨®n de inmigrantes los que fomentan esas tesis, dirigidos por movimientos como los Hermanos Musulmanes o los Milli G?r¨¹s, la variante turca del primero, que han creado el llamado Gobierno de los Musulmanes de B¨¦lgica. El 10% de las 300 mezquitas de B¨¦lgica son consideradas en ese informe como 'radicales'.
Vanhecke, el l¨ªder del flamenco Vlaams Blok, tambi¨¦n deja claro cu¨¢l es su punto de vista sobre c¨®mo debe integrarse un inmigrante: 'No estamos contra los inmigrantes, sino contra la inmigraci¨®n ilegal. Y creemos que los extranjeros deben adaptarse a nuestras costumbres, leyes y lengua'. La referencia de Berlusconi a la 'supremac¨ªa' de la cultura occidental tambi¨¦n mostr¨® qu¨¦ pol¨ªtica de integraci¨®n puede aplicar el actual Gobierno italiano.
El uso del velo, la ense?anza religiosa, el acceso a la sanidad o la convivencia cultural global son asuntos no resueltos. El comisario Vitorino apuesta por 'un contrato de valores' entre las sociedades europeas y las comunidades ¨¦tnicas instaladas en el continente. 'Debemos acoger a los inmigrantes y respetar la diversidad de sus culturas, sus religiones y sus tradiciones'. 'Por el contrario', dice de los inmigrantes, 'deben respetar nuestros valores fundamentales: respeto a la democracia, la libertad, los derechos del hombre, la igualdad entre hombres y mujeres o la libertad religiosa'.
Mafias y mano de obra barata
Pero si la integraci¨®n fuera la adecuada, se gestionaran los flujos correctamente y no hubiera inmigraci¨®n ilegal, algunos saldr¨ªan perdiendo mucho. No ya, obviamente, las mafias que trafican con personas, sino tambi¨¦n muchos empresarios y agricultores que hoy disponen de una mano de obra muy barata que no reclama derechos. Es en este terreno donde las acusaciones de hipocres¨ªa cobran su total significado.
El verano anterior, pasaron pr¨¢cticamente inadvertidas unas escandalosas cifras sobre la econom¨ªa sumergida en la UE que difundieron la Comisi¨®n Europea y la OCDE , un fen¨®meno relacionado directamente con la inmigraci¨®n ilegal. Que el 22% del PIB espa?ol est¨¦ oculto y que en Italia o Grecia el porcentaje supere el 27% s¨®lo es comprensible por la abusiva utilizaci¨®n del sin papeles. La construcci¨®n y la agricultura son los sectores donde m¨¢s se registra esa pr¨¢ctica, seg¨²n denunci¨® Bruselas.
As¨ª lo reconoce el comisario Vitorino: 'La inmigraci¨®n es un hecho. La ilegal no ser¨¢ eliminada por el solo hecho de abrir canales para la legal, aunque la legal contribuir¨¢ de forma positiva al desarrollo de nuestra sociedad'.
O sea, que la batalla s¨®lo acaba de comenzar.
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