Un acto de contrici¨®n
Poco antes de comenzar la ronda del s¨¢bado, Sergio Garc¨ªa entr¨® en los vestuarios, fue a la taquilla de Tiger Woods y all¨ª le dej¨® una nota de disculpa. Fue su pen¨²ltimo acto de contrici¨®n, un arrepentimiento por la ligereza de su lengua y por la velocidad de su dedo coraz¨®n.
La lengua la dej¨® disparar el viernes por la noche, el d¨ªa del diluvio que inund¨® el campo negro de Bethpage, cuando dijo que si Tiger Woods hubiera estado jugando en esos momentos los jueces habr¨ªan suspendido el juego. El comentario le vali¨® duras cr¨ªticas de la prensa estadounidense, que subray¨® la pertinencia de seguirle apodando El Ni?o, porque se hab¨ªa comportado como uno, y tambi¨¦n le llamaron quejica y llor¨®n.
Tiger Woods dio por buena la disculpa, y cuando se cruz¨® con el espa?ol en la sala de prensa le dio la mano. Luego dijo: 'Ha sido un gran gesto por su parte dejar esa nota', dijo Woods. 'Es un detalle que me dice mucho sobre Sergio'.
El dedo lo hab¨ªa soltado un par de horas antes, para responder a unos aficionados que se hab¨ªan mofado de su costumbre de mover y remover manos, dedos y palo durante 40 segundos antes de soltar los golpes, y que tambi¨¦n hab¨ªan hablado en vano de su novia, la tenista Martina Hingis, que cojeando, recuper¨¢ndose de su operaci¨®n de ligamentos, sigue todas sus partidas desde detr¨¢s de las cuerdas. 'Hay cosas que no me gusta que me digan', dijo Garc¨ªa. 'pero sobre todo me fastidia que abran la boca cuando estoy a punto de golpear la pelota'.
Uno de los activos de Sergio Garc¨ªa, hasta ahora, era el apoyo incondicional del p¨²blico norteamericano, un favor que tem¨ªa echar a perder por los sucesos del viernes. Sabe que lo que haga ahora, en los momentos de crisis, marcar¨¢ el tono futuro de las relaciones. As¨ª que, en la conferencia de prensa, Garc¨ªa habl¨®. 'A veces digo cosas que quiz¨¢s no deber¨ªa decir', se disculp¨®. 'Pero es dif¨ªcil decir las cosas justas siempre. Hay que recordar que estoy en mitad de un grande y estoy intentando ganar y veo que no tengo una buena ronda. Pero tengo 22 a?os y el acaloramiento puede ser mi peor enemigo. De todas maneras, la verdad es que estoy contento de todo lo que ha pasado. Me ha hecho madurar un mont¨®n'.
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