Aquel partido inolvidable
Inglaterra y Brasil vuelven a encontrarse tras el hist¨®rico duelo de 1970
Brasil e Inglaterra dirimen hoy algo m¨¢s que un partido de f¨²tbol que otorgar¨¢ a una de las dos selecciones un lugar en las semifinales. Los enfrentamientos entre ambos dilucidan una cuesti¨®n de jerarqu¨ªa futbol¨ªstica y conducen la mirada hacia el pasado donde se encuentran partidos, jugadas y momentos hist¨®ricos que otorgan a cada duelo un tinte de solemnidad.
Algunas paradas merecen pasar a la historia con la jerarqu¨ªa que a menudo se le otorga a muchos goles decisivos. Y cuando David Seaman, el portero de la selecci¨®n inglesa, salte hoy al c¨¦sped del Ecopa Stadium de Shizuoka para enfrentarse a Brasil seguramente recordar¨¢ una de ellas. Fue hace ya 22 a?os, el siete de junio de 1970, y la protagoniz¨® otro portero de la selecci¨®n inglesa, Gordon Banks, al que apodaban Banks of England los aficionados brit¨¢nicos porque dec¨ªan que guardaba su porter¨ªa con el celo que el Banco de Inglaterra pondr¨ªa en cuidar un cofre lleno de objetos valiosos. Brasil e Inglaterra se hab¨ªan enfrentado en otras dos fases finales de la Copa del Mundo. En el 58 empataron a cero en tierras suecas, y en el 62, en Chile, Garrincha, por dos veces, y Vav¨¢ firmaron los goles de la victoria brasile?a por tres a uno.
El portero ingl¨¦s Banks realiz¨® la mejor parada de la historia al despejar un cabezazo de Pel¨¦
El Mundial de M¨¦xico 70 no hab¨ªa hecho m¨¢s que empezar. Inglaterra defend¨ªa el t¨ªtulo logrado en Wembley cuatro a?os atr¨¢s, pero lo hac¨ªa en un ambiente hostil, ya que en todo el continente americano se consideraba que los brit¨¢nicos hab¨ªan ganado el campeonato con decisivas ayudas arbitrales. As¨ª pues, los 66.000 espectadores que esa tarde se dieron cita en el estadio Jalisco de Guadalajara animaban a Brasil en su camino hacia el t¨ªtulo, y no solo por anglofobia, sino tambi¨¦n porque el equipo de Mario Lobo Zagallo estaba llenando de belleza y creatividad los campos aztecas. Era un Brasil de ensue?o. Como prueba de ello, basta decir que cinco jugadores de su once titular portaban el emblem¨¢tico n¨²mero 10 en sus respectivos equipos: Rivelino en el Corinthians, Jairzinho en el Botafogo, Tost?o en el Cruzeiro, Gerson (que no jug¨® por lesi¨®n contra Inglaterra) en el S?o Paulo, y por supuesto Pel¨¦ en el Santos. Zagallo tuvo que improvisar un dibujo t¨¢ctico en el que tuviera cabida tanto potencial ofensivo. Inglaterra llegaba con muchos veteranos del 66 y con los dos Bobbys, Charlton y Moore, a la cabeza. El partido respondi¨® a las expectativas y fue un magn¨ªfico espect¨¢culo. Charlton todav¨ªa hoy mantiene que el v¨ªdeo del partido deber¨ªa ser materia de obligado estudio en las canteras de todos los clubes ingleses.
Inglaterra comenz¨® dominando el juego, pero a los 9 minutos lleg¨® el lance m¨¢s recordado del partido. Carlos Alberto meti¨® un bal¨®n paralelo a la l¨ªnea de la banda derecha para Jairzinho, que gan¨® la espalda del lateral Cooper y lleg¨® hasta la l¨ªnea de fondo. Banks esperaba en el primer palo, pero Jairzinho envi¨® una precisa y potente rosca al segundo. Por all¨ª llegaba Pel¨¦ como un avi¨®n. La mejor versi¨®n de lo que ocurri¨® entonces es la del guardameta ingl¨¦s: 'Mullery me tapaba la visi¨®n, pero con el rabillo del ojo vi a Pel¨¦ que saltaba para rematar el bal¨®n. Yo no pod¨ªa salir y ten¨ªa que esperar a lo que hiciera Pel¨¦. Fue un dur¨ªsimo cabezazo picado apenas a cinco metros de mi posici¨®n. El bal¨®n sali¨® muy deprisa y no pude lanzarme hacia delante. Retroced¨ª y vi que el bal¨®n botaba en el suelo con fuerza. Instintivamente salt¨¦ hacia mi derecha, y llegu¨¦ a tocar el bal¨®n con el dorso superior de la mano. Sali¨® hacia arriba en trayectoria casi vertical mientras escuchaba n¨ªtidamente a Pel¨¦ gritar 'gol'. Cuando Banks incorpor¨® sus 183 cent¨ªmetros y sus 78 kilos, se encontr¨® a sus compa?eros Mullery, Labone y Bobby Moore mir¨¢ndole como si fuera un marciano. Pel¨¦ cont¨® despu¨¦s que era imposible llegar a ese bal¨®n. La mejor parada de la historia. El partido prosigui¨®, y lo hizo con llegadas constantes a las dos ¨¢reas, muchas ocasiones y un solo gol. Lleg¨® en el minuto 9 de la segunda parte: Carlos Alberto meti¨® un bal¨®n para Pel¨¦ que esperaba el pase en el punto de penalti. Cuando el 10 de Brasil control¨® la pelota ya sab¨ªa que a su espalda estaba llegando Jairzinho, presto para culminar la jugada. Esta vez ni siquiera Banks pudo hacer nada.
As¨ª fue el partido, lleno de un f¨²tbol que ya no parece existir. Un f¨²tbol que seguramente les parecer¨¢ tan simp¨¢tico como prehist¨®rico a entrenadores como Scolari o Eriksson, pero que ayuda a que partidos como el Inglaterra-Brasil de hoy rezumen aromas de vieja rivalidad, tal y como lo ve Pel¨¦: 'Brasil es la selecci¨®n m¨¢s grande en la historia de la Copa del Mundo. Inglaterra es la cuna del f¨²tbol. Y este partido merecer¨ªa ser una final'.
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