El extraterrestre de Torrelavega
Freire muestra una imagen del ciclista desconocida en Espa?a y en Italia
Hay una imagen muy extendida de ?scar Freire en el pelot¨®n, la imagen del genio despistado, la del tipo que siempre est¨¢ en Babia, que pasa a tu lado y ni te ve, la del hombre que vive en su nube. Algo de eso hay. Pero hay algo m¨¢s. No hay imagen que mejor le cuadre que la del extraterrestre al que un OVNI desvariado deposita en la tierra un d¨ªa. Zas. De repente, un sprinter de nivel mundial de Torrelavega, la patria de Vicente Trueba, el diminuto escalador, la pulga. Rotos los esquemas del ciclismo espa?ol. Pero no s¨®lo. Llega Freire, el extraterrestre, un ciclista que en el siglo XXI, el de la ciencia y la tecnolog¨ªa, el de Armstrong dominando el Tour, y habla de cosas de antiguos, de entrenamientos por sensaciones, de puestas a punto artesanales, habla de saber escuchar lo que dice el cuerpo, habla de ciclismo humano, habla de solidaridad y es capaz de quedarse, ¨¦l y cuatro m¨¢s, cumpliendo con la huelga que vot¨® el 20 de junio, y cae en el equipo Mapei, el ep¨ªtome de la estructura y la organizaci¨®n, el de los seis m¨¦dicos y 20 especialistas, cae ah¨ª y la gente se vuelve loca. ?Pero de d¨®nde ha salido Freire?, se preguntan. ?De d¨®nde ha salido uno que es sprinter y gana una etapa del Tour y dice, serio, serio, 'no esperaba ganar'?
No les cuadra a ellos, a Sassi y Parsani y Crespi y Vanderaerden, a todos los directores, acostumbrados a ciclistas de reba?o que s¨®lo hablan de comprarse un Porsche y de su propio ombligo. Y menos ahora, cuando el patr¨®n Squinzi ha decidido cerrar el equipo y todo el staff est¨¢ nervioso, se busca el futuro. Y menos este 2002 en el que Freire s¨®lo ha ganado, antes del Tour, dos etapas de la Vuelta a Mallorca, ha apostado por las cl¨¢sicas pero nada, y no como sus compa?eros Taffi y Bettini, que s¨ª que han ganado cl¨¢sicas. Por eso, porque el equipo se acaba, le dijeron a Freire que ten¨ªa que correr el Tour, y Freire, que tiene coraz¨®n de clasic¨®mano y no entiende esto de las vueltas, dijo que bueno, pero a rega?adientes, que ¨¦l no se sent¨ªa muy bien y que preferir¨ªa preparase a su estilo para las cl¨¢sicas de agosto. Y Freire, que estaba bajo de moral porque no remataba desde febrero, se dej¨® caer por el Tour, aunque piensa retirarse cuando llegue la monta?a.
As¨ª que el s¨¢bado, antes de comenzar el Tour, s¨®lo para saludar, se le puede decir a Parsani que a ver si Freire gana una etapa, y ¨¦ste, como calculando todos los euros que gana y las pocas victorias que rinde, responde: ?s¨®lo una? Y luego se acerca el m¨¦dico, otro de los dirigentes, Claudio Pecci, y se r¨ªe porque Freire no sigue protocolo de calentamiento para el pr¨®logo, y se r¨ªe m¨¢s, y hace re¨ªr a todos, a Parsani, a Crespi y a Sassi, porque cuando le ha preguntado si va a disputar el pr¨®logo, el c¨¢ntabro, que fue campe¨®n del mundo a los 23 a?os, y que ahora tiene 26, le responde que s¨®lo si cuando le toque salir el suelo est¨¢ seco, que no quiere arriesgarse en las curvas con el piso bagnato (mojado). Y para terminar la broma, Pecci acaba diciendo que entonces le dijo que su amigo Horrillo, que sal¨ªa antes, fuera con una toalla sec¨¢ndole el pavimento. Todos se rieron a carcajadas. Es ingenioso el m¨¦dico. Y Horrillo es amigo de Freire.
Freire disput¨® el pr¨®logo y Pedro Horrillo, que cumple su segundo a?o en el Mapei y comparte habitaci¨®n con el campe¨®n del mundo, no le sec¨® el suelo, que ya estaba seco, pero le ayud¨® ayer a ganar la etapa. Estuvo a su lado, abri¨¦ndole hueco, cubri¨¦ndole, evitando que se desgastara; y luego, a 15 kil¨®metros, le ayud¨® a subir a la cabeza; y estuvo ayer, en tareas de lugarteniente, lo que, hablando de sprints y de Tour, significa estar dispuesto a pegarse con quien sea por que a su jefe no le pase nada, por que no sufra. Y eso no es sencillo ante la guardia de corps de Zabel, por ejemplo, ante bichos que intimidan por su mirada y sus gestos, y sus codos, como Hondo y Wesemann. Horrillo es casi todo lo que est¨¢ dispuesto a dejarle el Mapei a Freire para el Tour. 'Bueno', dice el c¨¢ntabro, 'y tambi¨¦n Hunter, que es buena gente. Pero as¨ª es este equipo, que, evidentemente no tiene a Taffi para trabajar para m¨ª. Cada uno tiene lo suyo'. Freire lo dice con una sonrisa, sin enfadarse mucho, con la misma tranquilidad con la que ense?a el veloc¨ªmetro de la bicicleta y dice al periodista de al lado: 'Jop¨¦, ayer, mira que velocidad cog¨ª en la etapa bajando un repecho, 110 kil¨®metros por hora. Iba bajando y lo mir¨¦ y no parec¨ªa tanto'. ?Y no se puso nervioso al verlo? '?Yo? Para nada', dijo, y puso su cara de extraterrestre.
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