Sida sin fondo

La Conferencia Internacional sobre el Sida, que hoy concluye en Barcelona, ha sobrepasado a las precedentes en el rigor de la denuncia contra las pol¨ªticas oficiales sobre prevenci¨®n y tratamiento de la enfermedad. Pero, como en las trece celebradas anteriormente, apenas han salido de ella propuestas concretas y conclusiones claras sobre la forma de combatirla y contener su propagaci¨®n en el mundo.

Cient¨ªficos, pol¨ªticos y organizaciones de afectados han debatido ampliamente sobre los variados frentes de la pandemia, aportando experiencias e ideas interesantes. Lo m¨¢s preocupante es el temor a una nueva y formidable acometida del sida en el mundo, en especial en los pa¨ªses pobres e indefensos del ?frica subsahariana, que s¨®lo podr¨ªa evitarse con una inmediata pero improbable intervenci¨®n a escala mundial en el terreno de la prevenci¨®n y el tratamiento, rebajando el precio de las patentes de los tratamientos para el Tercer Mundo. O lo hacen las empresas farmac¨¦uticas, con apoyo de los gobiernos, o se habr¨¢ de generalizar el modelo de Brasil para producir gen¨¦ricos a bajo precio.

?D¨®nde est¨¢n los 10.000 millones de d¨®lares anuales comprometidos con el Fondo Global de la ONU contra el sida? La conferencia no ha dado una respuesta clara. Los gobiernos de los pa¨ªses ricos siguen mostr¨¢ndose cicateros a la hora de librar los fondos necesarios, a pesar de sus proclamas ret¨®ricas sobre el riesgo que representa la enfermedad y de que EE UU llegara a catalogarla en tiempos de Clinton como una amenaza a la seguridad. No es extra?o que algunos representantes gubernamentales -el secretario de Sanidad estadounidense y la hasta hace poco ministra de Sanidad espa?ola, Celia Villalobos, entre otros- hayan tenido que soportar las cr¨ªticas e incluso los abucheos de los activistas m¨¢s comprometidos en la lucha contra el sida. Su falta de credibilidad aumenta de conferencia en conferencia.

La previsiones sobre el avance del sida en el mundo son cada vez m¨¢s pavorosas: 70 millones de personas morir¨¢n de aqu¨ª al a?o 2020, es decir, m¨¢s del triple de los fallecidos desde la aparici¨®n de la enfermedad en 1981, seg¨²n los informes de la ONU. Esta tragedia se cumplir¨¢ irremisiblemente si, por falta de recursos, no se distribuyen preservativos entre las poblaciones m¨¢s afectadas, no se hacen pruebas de detecci¨®n del virus ni se previene la transmisi¨®n madre-hijo, o dejan de hacerse las campa?as informativas y sanitarias pertinentes entre prostitutas, homosexuales y toxic¨®manos que utilizan drogas inyectables. Y la mortandad por causa del sida -tres millones de fallecidos cada a?o en el mundo- seguir¨¢ imparable si s¨®lo el 2% de los afectados puede medicarse con los costosos f¨¢rmacos antirretrovirales de tratamiento de la enfermedad. Si por motivos econ¨®micos, comerciales o de otro tipo, esos f¨¢rmacos siguen sin llegar a la universalidad de los afectados -30 millones de africanos, 6 millones de asi¨¢ticos, dos de latinoamericanos y otros tantos en EE UU y Europa-, es probable que la cifra de muertos se haya duplicado en dos a?os, cuando se celebre la pr¨®xima conferencia internacional en Bangkok.