Bals¨¢mico Greenspan
Tras las decepcionantes comparecencias p¨²blicas del presidente Bush, destinadas a restaurar la muy mermada confianza de los inversores en los mercados de acciones de aquel pa¨ªs, se esperaba que la del presidente de la Reserva Federal (Fed, el banco central estadounidense), Alan Greenspan, en el Comit¨¦ Bancario del Senado fuera, cuando menos, m¨¢s clarificadora del escenario en el que puede desenvolverse aquella econom¨ªa. Lo ha intentado, aunque Wall Street no le haya dispensado una reacci¨®n similar a las de otras ocasiones en las que el mensaje era incluso menos optimista que el actual.
La econom¨ªa estadounidense, seg¨²n la Fed, se encuentra en el camino hacia su completa recuperaci¨®n: crecer¨¢ este a?o entre un 3,5% y un 3,75%, significativamente por encima de lo que anticipan la mayor¨ªa de los analistas, y lo que el propio Greenspan transmiti¨® hace poco m¨¢s de cuatro meses ante el mismo comit¨¦. No habr¨¢ tensiones inflacionistas y, en consecuencia, queda diferida la decisi¨®n de elevaci¨®n en los tipos de inter¨¦s sobre los fondos federales.
En ese marcado contraste con el creciente coro de pesimistas subyace no tanto la minimizaci¨®n de los esc¨¢ndalos empresariales que han mermado la confianza en aquel sistema como la capacidad de esa econom¨ªa para sobreponerse a crisis de esa naturaleza. O lo que es lo mismo, la p¨¦rdida de riqueza financiera derivada de la pronunciada ca¨ªda en los mercados de acciones no provocar¨¢ mermas adicionales, suficientemente significativas, en la confianza de las familias y de las empresas, para que se hunda la demanda de consumo y de inversi¨®n.
Una hip¨®tesis arriesgada, no s¨®lo porque implique que ya hemos conocido las peores noticias sobre los resultados empresariales, incluidas las derivadas de la violaci¨®n de las reglas de juego, sino porque asume igualmente la reducci¨®n m¨¢s o menos gradual de otros factores de riesgo, de naturaleza geopol¨ªtica -atentados terroristas, conflicto de Oriente Pr¨®ximo...- o directamente pol¨ªtica, como los asociados a las evidencias adicionales de actuaciones irregulares por algunos miembros de la actual Administraci¨®n, incluido el presidente Bush. Todos esos factores de riesgo son los que ayudan a explicar esa marcada asimetr¨ªa entre los fundamentos econ¨®micos y las perspectivas de recuperaci¨®n del crecimiento econ¨®mico, por un lado, y el comportamiento de los mercados financieros, por otro.
Los mercados de acciones, en primer lugar, pero tambi¨¦n los de bonos p¨²blicos y los de divisas, cuyas cotizaciones reflejan esa huida a los refugios de los inversores en todo el mundo. Los primeros, que en el pasado reciente fueron el principal foco de atracci¨®n de ahorro externo (en gran medida procedente del ¨¢rea euro y de Jap¨®n), asisten ahora a esa oleada de ventas y al retorno a destinos m¨¢s seguros: los mercados de bonos p¨²blicos; no son frecuentes periodos tan prolongados en los que coexista un horizonte de recuperaci¨®n en la pr¨¢ctica totalidad de las econom¨ªas avanzadas con ascensos en el precio de sus bonos p¨²blicos (con descensos significativos en sus tipos de inter¨¦s), consecuentes con esa preferencia por los activos de menor riesgo. Ello explica igualmente la paralela depreciaci¨®n del d¨®lar frente a las principales divisas, hasta niveles desconocidos en los dos ¨²ltimos a?os, y el correspondiente encarecimiento de la onza de oro.
De la continuidad de esa asimetr¨ªa, es decir, de la persistencia de amenazas en gran medida ajenas a los fundamentos econ¨®micos, depende la definitiva concreci¨®n de esas favorables previsiones con que Greenspan ha tratado de balsamizar las profundas heridas abiertas por algunas de las m¨¢s emblem¨¢ticas empresas americanas. La incertidumbre seguir¨¢ pesando.
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